Entrena tu nervio vago, el gran puente que conecta tu cuerpo con tu cerebro con Antonio Valenzuela
Episodio 384
¿Alguna vez has sentido que tu cuerpo intenta hablarte, pero has perdido esa habilidad de escuchar su lenguaje más profundo?
Ese es el tema principal del programa de esta semana, donde aprenderás cómo regular tu sistema nervioso desde su raíz más poderosa, el nervio vago.
Y lo haremos de la mano de Antonio Valenzuela, fisioterapeuta y máster en psiconeuroinmunología clínica con más de 20 años de experiencia, autor de best sellers, y hoy nos presenta «Estimula tu nervio vago».
En esta conversación vas a descubrir cómo ese nervio que conecta tu cerebro con cada rincón de tu cuerpo regula desde tu digestión hasta tu capacidad de gestionar el estrés, y vas a ver técnicas sencillas y potentes para poder entrenarlo.
¿Te atreves a descubrir el puente invisible que une tu mente con tu bienestar físico?
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Índice de la entrevista
(02:03) El nervio vago: el puente cuerpo-mente
(05:29) Por qué nos cuesta tanto cambiar
(10:25) Beneficios de estimular el nervio vago
(18:20) La sociedad moderna contra nuestro nervio vago
(23:54) Minihábitos para activar el nervio vago
(34:37) Medición del tono vagal y dispositivos útiles
(41:09) Líderes vagales: vitalidad y resiliencia
(45:36) Dispositivos para estimular el nervio vago: ¿realidad o bluff?
(52:41) Técnicas personales: hipoxia intermitente y consciencia
(57:20) Cuestionario KENSO
(1:07:20) Despedidas y resumen
Recursos mencionados
Estimula tu nervio vago de Antonio Valenzuela | Amazon
Hijos de la adversidad de Antonio Valenzuela | Amazon
Activa tus mitocondrias de Antonio Valenzuela | Amazon
Episodio 252: Fortalece tu salud con hábitos ancestrales con Antonio Valenzuela | KENSO
Elite HRV | App para medir variabilidad de frecuencia cardíaca
Whoop | Pulsera inteligente
Nurosym | Dispositivo de estimulación vagal
Método Wim Hof | Técnica de respiración y exposición al frío
Episodio 383: Un viaje a la alegría: del silencio a la luz con Pablo d'Ors | KENSO
Formación para empresas | KENSO
Cursos online | KENSO
Coaching personal | KENSO
Y la música de KENSO gratis para Podcasts y YouTube | Uppbeat
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Aviso: el transcriptor a veces no nos entiende, pero vosotros seguro que sí.
Disculpa, si lees algún error en la transcripción.
Quique Gonzalo:
¿Alguna vez has sentido que tu cuerpo intenta hablarte, pero has perdido esa habilidad de escuchar su lenguaje más profundo? Ese es el tema principal del programa de esta semana, donde aprenderás cómo regular tu sistema nervioso desde su raíz más poderosa, el nervio vago. Y lo haremos de la mano de Antonio Valenzuela, fisioterapeuta y máster en psiconeuroinmunología clínica con más de 20 años de experiencia, autor de best sellers, y hoy nos presenta «Estimula tu nervio vago». Y en esta conversación vas a descubrir cómo ese nervio que conecta tu cerebro con cada rincón de tu cuerpo regula desde tu digestión hasta tu capacidad de gestionar el estrés, y vas a ver técnicas sencillas y potentes para poder entrenarlo. ¿Te atreves a descubrir el puente invisible que une tu mente con tu bienestar físico? Bienvenidos a un nuevo episodio de KENSO, el pódcast donde descubrirás cómo vivir la efectividad para ser más feliz. Soy Quique Gonzalo, aprendiz en el arte de escuchar lo que el cuerpo susurra cuando la mente no sabe cómo traducirlo.
Quique Gonzalo:
Bienvenido, Antonio, amigo, es un placer tenerte aquí con nosotros otra vez en el podcast de KENSO.
Antonio Valenzuela:
Placer es mío, encantadísimo de que me hayas abierto las puertas de tu casa y de ponerte ya cuerpo.
Quique Gonzalo:
Cuerpo y alma, que eso es algo que es muy importante, porque hoy venimos a hablar de una conexión entre cuerpo, emociones, que es el nervio vago. Tu último libro después de haber escrito «Hijos de la adversidad», donde ya estuvimos hablando en este pódcast con anterioridad, después sacaste «Activa tus mitocondrias», y ahora estimula tu nervio vago, que yo tengo que decir que lo he puesto en práctica, luego hablaremos de ello así para compartirlo. Cuéntame de dónde nace ese interés genuino por investigar y ayudarnos a entrenar nuestro nervio vago.
Antonio Valenzuela:
Pues mira, verdaderamente el nervio vago es ese libro que que me reconcilia un poco con mi primera formación. Yo soy fisioterapeuta, y tanto en «Hijos de la adversidad» como en Activa tus mitocondrias», hablaba más en mi perfil de divulgador, de psiconeuroinmunólogo, aunque tampoco me gusta mucho ese término, pero bueno, esa medicina más integrativa. Y aunque en el nervio vago, por supuesto, que hablo también mucho de estilo de vida, pero me apetecía en un libro plasmar técnicas que fuesen sencillas para que las personas pudiesen regular su sistema nervioso autónomo, que tiene una importancia capital en la salud, y que era algo que yo sé, ya uno va cumpliendo años, yo llevo siendo fisioterapeuta durante desde hace 22 años, y sabía, sé que el sistema nervioso autónomo es el futuro de la salud. Entonces, dije, esto que yo sé que en consulta es muy útil, que a las personas les ayuda a cambiar rápidamente su fisiología y su funcionamiento hacia mejor, digo, pues es hora de plasmarlo en un libro.
Quique Gonzalo:
Y es impresionante, porque yo te admito mi desconocimiento, aunque me he quedado tremendamente sorprendido, primero saber que es uno de los nervios más grandes, más largos del cuerpo humano, y sobre todo, porque el 80 % de las fibras va del cuerpo hacia la parte más del cerebro, de las emociones. Cuéntanos en profundidad eso, porque yo creo que dice mucho de todo lo que luego nos vas a contar acerca de la importancia de este nervio, vamos.
Antonio Valenzuela:
Mira, me gusta, eso es una pregunta, la persona que la hace muy inteligente, porque tienes toda la razón, es algo que llama mucho la atención, porque cuando nosotros hablamos del nervio vago, siempre tendemos a pensar que es el nervio que cuando se estimula, cuando ejerce su función, lleva a nuestro cuerpo a la calma parasimpática. Baja LA inflamación, nos relaja, mejora el sueño, etcétera. Que eso es cierto, por supuesto, pero eso es el 20 % del potencial del nervio vago, porque verdaderamente el nervio vago donde tiene mucho más peso en cuanto a su funcionamiento es el ser ese gran espía que recolecta, que recaba información de cada esquinita de nuestro cuerpo y se la brinda al cerebro, para que el cerebro, en base a esa información recabada en el cuerpo, pueda operar y decir cómo comportarnos de la forma más óptima en cada momento, tanto a nivel de conducta externa, de estar más relajado, menos relajado, más a la defensiva, menos a la defensiva, como también interna, controlar los niveles de inflamación, presión arterial, cómo late nuestro corazón, etc., etc. Es decir, nuestro cerebro va cambiando continuamente el funcionamiento de nuestro cuerpo para adaptarlo al medio, adaptarlo al medio. Eso es lo que se conoce como ese equilibrio, es lo que se conoce como homeostasis y todos esos cambios que el cerebro tiene que mandar al cuerpo es la alostasis.
Quique Gonzalo:
Eso es una auténtica maravilla, porque todos esos cambios hacen que los seres humanos seamos de verdad permutables. Estamos viendo que en nuestra propia fisiología está incluido el cambio. ¿Por qué a veces nos cuesta tanto cambiar, Antonio?
Antonio Valenzuela:
A ver, al final nos cuesta, una de las cosas por las que nos cuesta tanto cambiar es porque el cerebro continuamente está haciendo un recab, un cálculo entre el coste y el beneficio. Entonces, al final, nuestro cerebro siempre va a instaurar aquella conducta que sea más fácil, no porque sea perezoso, sino porque lo que quiere es ahorrar energía. Entonces, nosotros ya sabes bien que hay una frase que a mí me gusta mucho, que somos hijos de la adversidad. Venimos de un contexto en el cual la energía, la comida era muy escasa y lograrla era muy complicado. Entonces, nuestro cerebro va a economizar siempre. Entonces, cuando el cerebro percata que el cambio que va a hacer no cuesta más trabajo que el beneficio que va a obtener en el aquí y en el ahora, porque al final a nuestro cerebro le cuesta mucho trabajo pensar a largo plazo, porque al final en la sabana, en la cuenca africana era la supervivencia. Entonces, si el cerebro piensa en este momento que eso es lo más fácil, siempre va a ir a eso más fácil. Entonces, claro, tenemos que utilizar esa capa más evolutiva, esa corteza prefrontal que nos lleve un poco más hacia el raciocinio y que nos mire, que nos lleve un poco más hacia adelante. Entonces, yo ahí siempre pongo el ejemplo de IKEA. Yo siempre pongo ese ejemplo, porque a mí, yo me di cuenta, Quique, que cuando iba a IKEA tenía un nivel de cansancio en mi organismo que era increíble, no me podía mover por los pasillos. Yo decía, macho, esto será la luz que es artificial, los químicos que estoy respirando, hasta que un día comprendí, digo, mi cerebro percata que la energía que va a invertir en mover mi cuerpo va a ser mucho menor que el beneficio que va a obtener. Entonces, claro, me tenía paseando como un zombi, apoyándome en cada esquina, probando cada sillón, cada cada sofá, porque claro, mi cuerpo decía no. Entonces, la energía evolutivamente ha sido muy cara y nuestro cerebro sabe que cambiar es muy costoso energéticamente. Entonces, si no está muy seguro de que el cambio va a ser muy beneficioso para él, nunca va a cambiar de ahí, que yo siempre lo he dicho, porque hay muchas personas que te dicen mira Antonio, te tengo que llevar a mi padre a la consulta, porque tal, o hay que ver que mi marido no quiere cambiar, pero yo siempre digo, si la voluntad no nace desde dentro, genuinamente ese impulso no nace desde dentro, el de cambiar, es casi imposible cambiar, porque cuesta tanto, aunque al final los cambios sean fáciles, que el cerebro es tan, como decimos, tan impermeable al cambio, que cambiar es complicado.
Quique Gonzalo:
Me encanta eso que dices, porque cuando leía tu libro me encontré como en tres fases en las que me he reconocido a lo largo de mi vida. La fase del entrenamiento físico, en la cual es muy evidente. Es decir, tú, por ejemplo, vas al gimnasio, empiezas a levantar pesas, empiezas a encontrarte, tus músculos crecen o haces un deporte, sales a correr, sales a andar, ves que tu capacidad pulmonar te permite subir las escaleras hasta casa de manera cómoda. Primera fase, muy evidente físicamente. Segunda fase, la de trabajar estas emociones que decías, oye, hacia dónde quiero dirigirme en mi vida, saber cómo me siento y que muchas veces ese sistema límbico nos lleva a tomar decisiones precipitadas porque nos ahorran energía o son más fáciles de tomar. Ese es el segundo entrenamiento, el entrenamiento de las emociones. Y cuando llegué al tema de tu libro con estimular el nervio vago, dije, esto me gusta. Digo, porque es como un tercer nivel mucho más profundo, menos evidente, cada vez que vamos subiendo un nivel es menos evidente, pero es menos evidente en que yo, por ejemplo, no puedo ver mi nervio vago cómo se ha activado o cómo se ha fortalecido, pero sí las métricas. Para las personas, Antonio, que nos están escuchando ahora y que después de este pódcast les gustaría empezar a estimular su nervio vago, ¿cuáles son los beneficios que pueden encontrarse en el corto, en el medio y en el largo plazo, por favor?
Antonio Valenzuela:
Mira, lo primero, en el corto plazo, la gran ventaja que tiene trabajar con el sistema nervioso autónomo, no ese sistema, las personas que nos están escuchando, solo decirles que ese sistema nervioso autónomo es un sistema nervioso que, como bien decimos, opera de una forma semiautomática. Digo semi porque nosotros podemos variarlo o modularlo con nuestro estilo de vida, que por una parte es el simpático que activa funciones en nuestro cuerpo, y después tenemos el parasimpático, que es el que calma las funciones en nuestro cuerpo. Y la vida es ese continuo yin yang, ese continuo tira y afloja entre el simpático y el parasimpático. El simpático tensa la musculatura para mantenernos de pie, pero el parasimpático frena esa tensión para no contracturarnos. El simpático acelera el pulso del corazón, pero el parasimpático lo calma. Entonces, la vida diaria nos lleva a un impulso simpático por excelencia, porque al final el simpático es el sistema de la lucha o la huida, el sistema del estrés. Entonces, toda esta vida moderna agitada, en la cual todo nos lleva a agitarnos desde emociones, estilo de vida, incluso la comida, toda esa comida cargada en azúcar, el azúcar no da energía, da agitación, nos lleva ahí. Entonces, la gran ventaja que tiene trabajar con el sistema nervioso autónomo es que el cambio es casi instantáneo, porque yo siempre se lo digo a las personas, digo, tú quieres ver, Quique, lo rápido que se modula tu sistema nervioso autónomo, y es en segundos, cuál es la forma más fácil de marearte, hiperventilar. Si yo ahora me pongo aquí, hago 30 o 40 respiraciones potentes y mi cabeza ya empieza a nublarse y empieza a marearme. Y eso es porque en esas hiperventilaciones estamos, digamos, jugando con ese sistema nervioso simpático que lo estamos disparando. Entonces, al igual que ocurre eso, también podemos entrar en relajación muy rápidamente, con alguna técnica de respiración, con algún automasaje, etc. Entonces, lo primero es que puedes acceder a un estado de más paz, de más calma, de una forma fácil que no te requiera años de meditación ni que te haga tenerte que ir a lo alto de una cima y a convertirte en un anacoreta en una cueva, entonces puedes modular rápidamente la respuesta de tu cuerpo tanto para activarlo, si necesitas activarte porque, lo que te digo, si estás muy cansado, muy cansada y tienes que tener un plus de activación, pues oye, a lo mejor respirar de forma vigorosa te puede ayudar a activarte, pero al contrario, si estás más subido, más nervioso, respirar de una forma más acomodada, lenta, nasal, con esa exhalación prolongada te puede cambiar. Eso sería lo primero, el beneficio instantáneo, que puedes modular la química de tu cuerpo, el funcionamiento de ese sistema nervioso autónomo rápido. Después, a medio plazo, podríamos decir que te va a ayudar a tener una vida más... no sé, sí, la respuesta sería centrada, porque cuando yo hablo de un sistema nervioso autónomo equilibrado, que las personas no piensen que es tener que ir todo el día en un estado de medio trance meditativo, en el cual todo te importa muy poco, no en el cual vas amor y paz para todo el mundo. No, es ser. Yo siempre digo lo mismo, que un sistema nervioso autónomo equilibrado es Bruce Lee. Es una persona tranquila, serena, pero oye, que si se tiene que poner a dar leches, las reparte como panes en un segundo. Se carga los malos y después otra vez centrado. Pues así es lo que tenemos que aspirar a estar tranquilos, pero si tenemos que meter un chute de adrenalina porque tenemos que preparar esta presentación o tenemos que aceptar, podemos responder. Y eso es muy importante, te da esa capacidad de adaptarte en el medio plazo a la vida que tienes, genera resiliencia emocional. Y después, en un largo plazo, al final, el sistema nervioso autónomo modula la fisiología de nuestro cuerpo. Sabemos que el nervio vago es indispensable, la salud, por ejemplo, de patologías como fibromialgia y fatiga crónica, todo lo que es la esfera del aparato digestivo, todo lo que son disbiosis, SIBO, colon irritable, etc., etc., etc., todo lo que son enfermedades autoinmunes, pues dícese desde un hipotiroidismo de Hashimoto, esclerosis múltiple, artritis, etcétera, y todo lo que es, digamos, ese sistema inmune desequilibrado y, por supuesto, la inflamación. Al final, no es solo resiliencia emocional, sino resiliencia fisiológica. La inflamación es la respuesta defensiva más antigua que permanece en nuestro organismo y se va a disparar ante cualquier amenaza física o emocional. Entonces, algo muy importante es tener tu sistema nervioso lo suficientemente equilibrado para no percatar algo como amenaza que verdaderamente no lo es. Eso ya lo decía Epícteto, que no es lo que nos afecta, no es lo que nos ocurre, sino la interpretación que nosotros hacemos de lo que nos ocurre. Y cuando el sistema nervioso autónomo está desequilibrado, pues puede pasar algo que... Mira, ayer a mí me hizo mucha gracia, porque dije, mira, esto es señal de un sistema nervioso simpático desequilibrado. Iba paseando por el centro de Madrid, iban dos coches, y el primero de los coches se paró en un segundo porque había una calle que estaba cortada. Y le preguntó, Quique, no fueron ni dos segundos, a la persona, oye, puedo pasar porque vivo aquí. Y el señor le dijo, el operario, no, porque estamos haciendo una obra y ahora mismo no se puede. Ah, vale. Dos segundos, 3. El hombre todavía no había reaccionado para pensar una solución a cómo ir a su casa. Y ya el coche de detrás empezó a pitarle, y ya le dijo, en plan, gilital, ¿no ves que te ha dicho que no se puede pasar por ahí? Pues tira, no te quedes parado tal. Y claro, cuando yo lo vi desde fuera, dije, qué respuesta más desproporcionada No qué respuesta, qué reacción más desproporcionada al estímulo. Pues al final, regular tu sistema nervioso autónomo te da eso, esa pausa de tranquilidad, de serenidad, para en vez de reaccionar, responder.
Quique Gonzalo:
Me encanta lo que dices, porque ayer estaba impartiendo un taller y salía esta pregunta. Cómo el estrés fomenta que trabajemos más en la multitarea, el ir yendo de un lado para otro, porque vivimos una sociedad hiperestimulada. Y un poco la respuesta que yo les compartía era lo que tú decías en cierto modo. Es cuando tú estás en un modo de tranquilidad, de que sabes que estás haciendo lo correcto de la manera correcta, en el momento correcto, todo lo demás se va apartando. Es como que tienes esa capacidad y no tienes la necesidad de utilizar, pues eso, otra serie de recursos, sino porque tú mismo tienes esa capacidad de foco y de concentración. Respecto a eso, me gustaría preguntarte, ¿crees que esta sociedad fomenta o por el contrario, apaga nuestro nervio vago?
Antonio Valenzuela:
Lo apaga al 100 % desde todo. Es decir, sabemos que la sociedad moderna es una sociedad que nos lleva a tener un sistema nervioso autónomo totalmente desequilibrado en favor del simpático, porque yo siempre suelo decir, pues si ponemos al simpático y al parasimpático, el simpático se ocupa de lo urgente, el parasimpático, el vago, se ocupa de lo importante. El simpático se ocupa de sobrevivir, el parasimpático se ocupa de filosofar. Entonces, estamos ahí, la vida nos empuja, casi todas las decisiones que tomamos hoy día son decisiones que nos van a empujar hacia la dominancia del simpático, desde la conducta alimentaria, como ya te digo, porque como bien habías dicho, el 80 % del vago es aferente, es decir, desde el cuerpo hacia el cerebro, Y el nervio vago es quizá donde es más conocido a nivel de la ciencia, es el eje que conecta el intestino y el cerebro. Es decir, ese eje intestino cerebro, la mayor comunicación de eje intestino cerebro es el vago. Entonces, si nosotros, por ejemplo, nos hemos levantado y hemos desayunado un desayuno proinflamatorio, es decir, cargado pues de azúcares refinados, alimentos ultraprocesados, no sin, para que nos entendamos, si te has tomado el vaso de leche con cacao, azúcar y una napolitana de chocolate, pues claro, han pasado dos cosas, has metido un nivel de glucosa hiperalto en sangre, que al final, cuando la glucosa se dispara en sangre, eso es una alteración. El vago lo nota, lo percata, y al percatarlo va a activar al simpático a nivel... el cerebro va a activar al simpático, porque al final, ahora esto puedo explicarlo un poquito más, pero también toda lo que es la inflamación a nivel intestinal va a activar directamente al nervio vago. Sabemos que, por ejemplo, hay una relación bidireccional entre el nivel de estreñimiento y el humor, es decir, el estado de ánimo. Sabemos que las personas que están deprimidas tienden a ir peor al baño, pero también sabemos que una persona cuando está estreñida, su ánimo está peor y eso lo tiene que saber alguien que haya pasado un tiempo estreñido, es decir, y siempre se dice esa famosa... En Andalucía, siempre cuando alguien está así, pues es que está siendo muy impertinente, se dice, anda, vete y cagas. Es decir, porque todo lo que es evacuar, no cuando si tenemos ahí, a veces de hace una semana, estamos metiendo un nivel de inflamación que el vago lo está percatando y el cerebro está poniéndose en conducta de la defensiva. Y cuando hablo del azúcar, es algo muy interesante porque el sistema nervioso autónomo es bidireccional. En la respiración se ve muy fácil. Si tú estás nervioso, vas a empezar a hiperventilar, pero al contrario, si hiperventilas, al final te vas a poner nervioso. Si respiras tranquilo, calmado, tu cerebro va a estar tranquilo o calmado, pero si estás agitado y bajas el ritmo de respiración, también vas a calmarte. Pues con el azúcar pasa exactamente igual. Si nosotros percatamos un peligro, ¿qué necesitamos en sangre para escapar de ese peligro? Azúcar, glucosa, para disparar la respuesta de nuestra musculatura. Pero, por el contrario, exactamente igual, si nosotros elevamos continuamente la glucosa en sangre, estamos también activando al sistema nervioso simpático. Entonces, si te levantas por la mañana con estrés emocional, con un alimento cargado en azúcar, sigues tu día con un sedentarismo alto, en un trabajo de alta exigencia mental, llega la noche y prolongas un montón la noche, además días poco luminosos, noches iluminadas, no duermes bien. Es decir, tienes un cóctel perfecto, pero perfecto para estar estresado, estar ansioso y estar irritado.
Quique Gonzalo:
Me encanta lo que dices, porque en el fondo, si somos honestos y escuchamos ahora mismo este pódcast, probablemente esta mañana nos hemos despertado y cuando ha sonado la alarma le hemos dado al posponer, y eso ya estamos activando el parasimpático y dejando un poco de lado nuestro nervio vago. Nos hemos tomado ese desayuno deprisa y corriendo, hemos cogido el coche, hemos escuchado las noticias, que probablemente sean negativas, de camino al trabajo, nos ha pillado un atasco, más activación del parasimpático, de ir con la tensión, entrar a trabajar cuando ya sabes que tienes bombas esperándote. Entonces, es un continuo en el cual es difícil poder decir, oye, voy a poner en marcha mi nervio vago y que me dé su lado positivo, y sin embargo, yo creo que es mucho más sencillo de lo que parece, porque pequeños cambios yo he notado que me han aportado grandes resultados. ¿Tú qué pequeños hábitos has visto que fomentan enseguida que el nervio vago empiece a darnos esos beneficios? Para que la gente que lo escuche diga, oye, pues voy a ponerlo durante una semana a prueba.
Antonio Valenzuela:
Sí, bueno, hay muchas cosas que podemos hacer que en psiconeuroinmunología solemos decir siempre que el cambio más pequeño puede conseguir la diferencia más grande. Entonces, no se trata de ser un gurú cambiavidas ni una persona de decir que no, que hay que hacer un cambio radical. Yo soy muy consciente, porque a mí también me pasa, de la vida moderna y del ritmo de la vida moderna. Pero sí hay pequeñas acciones que sumadas y hechas a lo largo del día, pueden cambiar. Una de ellas, yo sé que soy muy pesado y muy reiterativo con ello, pero es que es una de las herramientas más rápidas para volver a centrar al cuerpo y para darle esa energía también cuando la mente está nublada, cuando estamos cansados, y es lo siguiente. Si nosotros, el sistema nervioso simpático, se activa y es en respuesta a algo que nosotros percatamos como un peligro para poner en marcha la respuesta de lucha o huida, ¿qué ocurre? Que cuando nosotros percatamos algo como peligro y se activa la respuesta de lucha o huida, eso, inevitablemente, lleva a nuestro cuerpo a prepararlo para el movimiento. Y eso es fisiológico, en el momento en el que te pones nervioso ante algo, tu cuerpo se ha preparado para correr o huir. Entonces, la mejor solución sería que cada vez que se nos activa el simpático, poder rápidamente darle sentido evolutivo a ese estrés, es decir, movernos. Un snack, una ráfaga de ejercicio intenso. Yo sé que no se puede, que ojalá que pudiésemos hacerlo instantáneamente, porque también muchas discusiones se acabarían, porque tú imagínate, Quique, que tú y yo discutimos y que yo ahora me estás gritando y en ese momento me pongo a hacer burpees o flexiones en el suelo. Posiblemente la discusión acabaría porque creo que sería muy difícil que tú nos rompieras a reír. Pero si podemos en nuestro día a día intercalar cuando nos sintamos más estresados, más nerviosos, o ya no solo eso, sino pausas durante el día, las cuales metamos ráfagas de ejercicio intenso, va a ser algo muy interesante. ¿Por qué? Porque toda esa adrenalina y cortisol, que son las hormonas de estrés que se van acumulando en nuestro día a día, le damos esa salida fisiológica. Yo lo pongo de ejemplo algo que me contó hace, no mucho una persona que vino a una conferencia que hicimos abierta en Granada, que cuando dimos el turno para que hicieran preguntas, ella dijo, mira, yo quiero poner de manifiesto no una pregunta, sino mi experiencia personal. Yo soy una persona, mujer, que trabaja en un puesto de alta exigencia ejecutiva, la cual, pues tiene a muchos hombres a su cargo. Entonces, se juntan dos cosas, lo primero, el trabajo per se y después todo eso no tan justo de ese tema de de la visión de género, y parece que una mujer dirija a un equipo de hombres hoy día, tristemente todavía por algún segmento de la población, pues como que no lo tienen bien visto. Claro, pues a esta mujer, obviamente, le generaba triple estrés. ¿Por qué? Por su puesto de trabajo, por el tema de, con toda la razón del mundo, es decir, perder la expresión joder, tal con esta mierda, para que nos entendamos. Y lo tercero, claro, ella tenía que ser, dar el 120 % para que como de estar demostrando continuamente a alguien. Entonces, claro, imagínate el estrés que esto le generaba a ella. Me decía, mira Antonio, desde que en mi día a día estoy implantando los snacks de movimiento, desde que cierro mi despacho y me hago una flexiones en el suelo, salgo y me subo y me bajo un tramo de escalera rápido, o cuando voy al baño, hago una sentadilla antes de sentarme en el baño, pues para hacer pipí o después, dice, desde que estoy metiendo esas pausas de ejercicio intenso, dice, mi vida es diferente, porque claro, le está dando salida a esos nervios, todas las personas tienen que darse cuenta, que prueben, a subir un tramo de escaleras rápido, vigoroso. Obviamente, se van a encontrar cansadas, pero ¿qué les va a pasar? Se van a encontrar mucho más tranquilas. Eso, por ejemplo, sería lo primero. Después, como ya he dicho antes, la química de la respiración. Es decir, si nosotros respirar de forma efectiva es tan fácil que lo difícil es acordarnos de hacerlo cuando estamos estresados. Pero si nosotros simplemente en el momento en el que nos llega ese calor que nos sube y que nos hace, que se nubla la mente por el estrés, parásemos y respirásemos de forma profunda, alargando la exhalación, ya automáticamente nuestro cuerpo bajaría, bajaría automáticamente la activación. Yo también siempre suelo decir que, de aquí, bueno, te doy la mochila lejos para enseñarlo, pero siempre suelo llevar algún aceite esencial conmigo. Soy muy fan del aceite esencial de copaiba, y cuando me noto que estoy más nervioso, pues simplemente puedo coger unas gotas de aceite esencial, respirar profundamente, ponerla en mi boca como si fuera una cuenca y después masajear simplemente los laterales del cuello. Eso automáticamente calma la respuesta simpática. Pero otra cosa también que es supersencilla, superrápida y super hackeable, se puede decir, es el reflejo de inmersión. Es algo que es superfácil porque, sí, podemos decir bueno, reflejo de inmersión, pues ahí lo ha podido ver porque ahora está muy en boga las redes sociales. Se, digamos, ese bol con agua que le pone unos cubitos y mete en la cabeza. Es cierto que en el momento en que nuestro cuerpo percata, porque el nervio vago comunica con el nervio trigémino de la cara. Entonces, cuando el nervio trigémino percata que nuestra cara está inmersa en agua, ¿qué ocurre? Que automáticamente baja las pulsaciones de nuestro corazón y baja todo el funcionamiento de nuestro cuerpo, lo calma. ¿Por qué? Porque cuando estamos buceando, necesitamos gastar el mínimo oxígeno posible. Entonces, ¿qué ocurre? Que sí, que obviamente que, por supuesto, puedes meter el agua, pero algo tan sencillo como cuando veamos que estamos muy nerviosos a lo largo del día, salir al baño y coger agua fresca y ponerla en la cara, lavarnos la cara con ese agua es algo que te relaja en un segundo. Pero no solo te relaja, te va a aclarar la mente, porque todas las personas lo han visto en su vida, te levantas con sueño, llegas, te pones agua fresca en la cara y automáticamente te espabilas, aclaras la mente, entre otras cosas, porque ese agua fría en la cara estimula el riego sanguíneo cerebral. Y como eso, hay mil técnicas que son supersencillas, que las puedes llevar en tu día a día, a algo tan fácil como estirarte. El pandicular, un estiramiento, cuando nosotros nos estiramos, estamos reseteando el sistema nervioso autónomo. Y hay muchas prácticas. Mira, otra que, y no quiero porque si no, al final parece que voy a estar dando recetas, pero hablamos del trigémino en la cara. El trigémino también está muy relacionado con la masticación. Entonces, engullir, comer rápido, con ansia, es simpático, es activar al parasimpático. Pero algo tan sencillo como masticar lentamente la comida es algo que calma a nuestro sistema nervioso autónomo, porque nuestro sistema nervioso autónomo, si percatas que tú, Quique estás comiendo tranquilo, va a decir jolín, no puede haber mucho peligro alrededor porque comer evolutivamente era algo en lo que eras muy vulnerable. Entonces, si estás comiendo tranquilo, si estás comiendo tranquila, el entorno es seguro. Si el entorno es seguro, toda nuestra defensa, toda nuestra alarma simpática va a caer.
Quique Gonzalo:
Me encanta lo que comentas, porque cuando leí el libro lo primero que quise es experimentarlo. Las cosas que leo y me parecen de verdad interesantes las pongo en práctica. Y curiosamente, algo que ellos sí que hacía era terminar mis duchas con un minuto de agua fría, agua lo más fría que pueda salir. Al principio tengo que decir que cuesta, lo que pasa es que cuando ya llevas, yo llevo con ello ya cerca de dos años, al contrario, te lo pide el cuerpo porque la hace sentir muy bien. Y las dos cosas que puse en práctica, una era la respiración diafragmática, que también compartes en el libro esos momentos de tranquilidad, y otra era lo de los snacks, los snacks de movimiento. Cada 45 minutos yo paro y automáticamente esté donde esté, incluso si estoy dando un taller, no me pongo a hacer burpees, pero sí que me pongo a andar de manera un poco más intensa y consciente. O si estoy en casa, paro completamente, bajo las escaleras, o me hago unos unas, con la mesa, apoyado en la mesa, me hago unas pequeñas flexiones para conectar. Curiosamente, viendo un documental de Luis Enrique, el exseleccionador y entrenador del, ahora mismo, del Paris Saint-Germain, campeón de Europa, él tiene una alarma puesta en su reloj, más o menos también cada hora, en la que para absolutamente todo lo que esté haciendo, y esto se ve en el documental, y se pone a hacer ejercicio, y pone a su equipo a hacer ejercicio, porque dice, somos unos sedentarios activos, y esto es lo que ayuda, oye, a conectarnos. Y lo ves, ves esa capacidad de cómo enseguida tu cuerpo responde para mejor. A la hora de medir cómo estamos, tú también hablas del tono vagal. ¿Puedes darnos un poco una perspectiva para empezar a medirnos también y saber más o menos cómo estamos para después de hacer estos ejercicios cómo nos vamos a ir encontrando? ¿Qué es lo que nos ayuda a medir más o menos a día de hoy cómo nos encontramos respecto a nuestro nervio vago?
Antonio Valenzuela:
Pues además, eso es una muy buena pregunta y es algo que está supervalidado por la evidencia científica. Y claro, no puedes medir toda la actividad de tu sistema nervioso autónomo en todo tu cuerpo a la vez. Entonces, hay una parte, hay un órgano, que es el paradigma del equilibrio, de la adaptación de la alostasis para alcanzar esa homeostasis, que es el corazón. Entonces, nosotros sabemos que, grosso modo, para no empezar a explicar mucho, la contracción del corazón, cuando el corazón se contrae, eso lo hace el simpático. Para que el corazón se relaje, lo hace el nervio vago, el parasimpático, de forma y manera que el corazón continuamente está bajo el influjo del simpático y el parasimpático, y continuamente se tiene que estar adaptando al medio. Subo las escaleras y mi corazón ahí tiene que contraer mucho más rápido para mandar la sangre a mi cuerpo que me permita moverme. Llego, me siento y mi corazón se calma. Hay un ruido estridente y mi corazón rápidamente se acelera para mandar sangre para huir. Voy a dormir y mi corazón, conforme que me voy relajando, va parando. Es decir, es el paradigma del sistema nervioso autónomo. Entonces, la medición del funcionamiento del sistema nervioso autónomo en el corazón es relativamente sencilla, porque no tiene tanto que ver, por supuesto que tiene que ver cuando tú estás relajado, las pulsaciones bajan, pero la medición de las pulsaciones no es del todo fiable, porque podemos estar los dos en 100 pulsaciones por minuto, de las cuales, esas 100 pulsaciones por minuto, tu corazón esté bajo un influjo más simpático y el mío más parasimpático. ¿Cómo ocurre esto? Pues ocurre de la siguiente forma. Y es que yo siempre pongo el ejemplo, y claro, como cada vez más gente lo sabe, ya no... Me pillan más fácil, pero antes casi todo el mundo caía. Yo le decía a las personas oye, si tú tuvieses la posibilidad de elegir, ¿qué elegirías? Que tu corazón contrajese perfectamente lo mismo en cada contracción, que fuese simétrica, como un reloj suizo, estable, fenomenal. O que fuese al contrario, que fuese un pequeño desastrillo en el cual al final lo terminara sacando, pero cada contracción fuese pequeñamente distinta de la otra, que que sí, que al final estuviese en 70 pulsaciones por minuto, pero que cada una sea un poco de su padre y de su madre. Pues todo el mundo siempre dice, bueno, pues yo la gráfica suiza, perfecto y tal. Entonces, yo sí digo, error. ¿Por qué? Porque algo rígido es algo poco adaptable. Entonces, es al contrario, esa diferencia entre, en milisegundos, entre una contracción del corazón y otra se llama variabilidad de frecuencia cardíaca. La HRV en inglés o VFC en español. ¿Y qué ocurre? Pues que eso, la variabilidad de la frecuencia cardíaca, nos mide la capacidad de adaptabilidad de nuestro corazón al medio. Es decir, no es igual tener 100 pulsaciones por minuto, que esas 100 pulsaciones por minuto puedan variar en un segundo a 120 y después bajar a 60 si lo necesitan. Entonces, la variabilidad de la frecuencia cardíaca es un marcador de salud en general, de longevidad, de buen, de bienestar emocional, etcétera. Y la ventaja que tenemos es que como la tecnología va avanzando, cada vez es más fácil medirlo. Entonces, se puede medir ya sea con una banda, con un pulsímetro, las famosas bandas Polar, que ya creo que estamos en la H12 o H13, esas bandas te lo pueden medir muy bien. Después hay también aplicaciones para volcar esos datos en el smartphone. Hay una, por ejemplo, a mí me gusta mucho, se llama Elite HRV, pero hay varias. Pero también es cierto que si bien eso es de las mediciones más precisas cada día, hoy día los sistemas más, digamos, menos engorroso, pues como los anillos inteligentes, las bandas como la Whoop, como tú tienes, por ejemplo, los smartwatch, etc. cada vez están dando una medición más precisa. Entonces, es muy fácil porque si tienes el aparato eso te puede medir la variabilidad de la frecuencia cardíaca y te dice cómo de simpático y cómo de parasimpático estás, y es algo muy interesante porque eso mide tu tono vagal, cómo está funcionando el nervio vago y la capacidad que tiene tu cuerpo de responder al estrés, de recuperarse ante una lesión, de la capacidad que tiene para dormir de una forma reparadora, porque no es lo mismo dos personas, no tiene nada que ver el sueño de dos personas que duermen siete horas. Si una duerme con el simpático activado un poquito por la noche, no vas a descansar porque tu cuerpo está dormido, pero está a la defensiva que si estás durmiendo bajo el influjo parasimpático, en el cual cuerpo está totalmente relajado y la regeneración puede acontecer.
Quique Gonzalo:
Eso es maravilloso. De hecho, yo lo llevo ahora con esta pulsera Whoop y hemos conseguido que para para audiencia de KENSO lo tendrán luego en los enlaces. Quien quiera probarla durante un mes lo puede tener. No hay beneficio para KENSO, simplemente la oportunidad de probarlo y la verdad es que a mí me está sirviendo mucho para medir la calidad del sueño y sobre todo medir también la frecuencia, la variabilidad de la frecuencia cardíaca y saber la capacidad de entreno o cómo estoy para el día siguiente de energías, para medirme yo también y poder utilizar esa concentración, ese foco. Y es eso sobre lo que te quería preguntar, Antonio. ¿Cómo es una persona que es un líder vagal? Un líder vagal, y no me refiero a lo mejor únicamente en la vida profesional, sino también en la vida personal. ¿Qué características tiene esa persona?
Antonio Valenzuela:
Mira, si tuviese que decir la primera, te diría vitalidad. Yo hace unos días estuve en un retiro en el Monnegre con Josep María Fericgla. Y la verdad que fue una experiencia muy gratificante, enmuchos sentidos. Y tuve la oportunidad el último día de hablar, nada, cinco minutos con Josep María, porque le pedí que me firmara un de sus libros, total, que hablando con él, verdaderamente me cautivó su ikigai, porque él me decía, mira, Antonio, yo mi objetivo en la vida ahora mismo es hacer dinero para comprar hectáreas de selva en Ecuador, para seguir conservando fauna, flora y darle un hábitat para que los indios shuar, los indígenas Shuar, puedan vivir como se merece. Y esa es su ikigai. Y él me hablaba de que algo que no le gustaba nada de la sociedad occidental es que vivíamos en la sociedad del uf. Decía, aquí, en esta sociedad, si las personas están sentadas, estás dando una charla, están sentadas y les pides que se levanten para hacer una práctica, van a hacer, uf, levantar. Si dicen, oye, mira, que hay que bajar a comprar, que se nos hemos quedado sin limones para hacer una limonada, Quique baja y compra. Uf. Oye, mira, que se ha quedado el mando sin pilas, ¿me cambia tú la televisión? Uf. Entonces, claro, una persona con su sistema nervioso autónomo regulado, que el vago funciona, sería una persona con vitalidad. Entonces, eso sería lo primero. Lo segundo sería una persona con resiliencia emocional, es decir, que su nivel de respuesta sería proporcional al estímulo que recibe. Entonces, es muy obvio que tú puedas hiperreaccionar en un paso de peatones si viene un coche y se lo ha saltado y es lo ideal y es signo de salud. Pero lo que no es normal, lo que decimos hiperreaccionar, porque la persona de delante tuya en el súper tarde un segundo más en poner su compra encima de la mesa. Eso sería lo segundo, lo que es la famosa ataraxia, esa ataraxia estoica, epicúrea también, que te lleva a ese nivel de calma. Y también podríamos decir la capacidad de tomar buenas decisiones, porque si tú estás bajo el influjo del simpático, como te decía anteriormente, solo vas a pensar en lo urgente, nunca vas a poder pensar en lo importante. Cuando tu sistema nervioso autónomo está regulado, puedes tener esa capacidad de estar más en flow y producir, crear desde desde un punto de vista más con perspectiva, podríamos decir.
Quique Gonzalo:
Es algo maravilloso porque empiezas a ver que la relación que tienes con otras personas también se modifica y que esas personas notan el cambio. A mí me ha pasado con con mi pareja, me ha pasado con amigos, incluso me ha pasado con familiares que me han dicho, he poblado como, se te nota que estás más tranquilo a la hora de abordar estos temas, que vas al punto y que no tienes tampoco miedo a veces de ser tajante cuando quieres ser tajante. Entonces, es cierto que todas esas sensaciones se terminan transformando a todos los niveles en el cuerpo. Antes nos hablabas de entrenar, yo ya pasé al tercer nivel, como te dije, empecé con los snacks, con la respiración, la ducha fría, después empecé a medir y ya cogí y dije vamos al no va más, que es estos aparatos que están saliendo ahora mismo como el Nurosym u otros que hay que hacen que directamente te los colocas durante media hora, una hora al día y pueden estimular tu nervio vago. ¿Cuál es tu opinión al respecto de los que hayas podido probar, independientemente de la marca? ¿Funcionan o es algo que a lo mejor es un poco más bluff? ¿Cuál es tu opinión?
Antonio Valenzuela:
A ver, mi opinión es que, a ver cómo lo explico, depende mucho de el qué estés haciendo también durante esa hora, es decir, o esa media hora o esos 15 minutos que lo utilices. Al final, las técnicas de estimulación del nervio vago por dispositivos es algo que nosotros en fisioterapia lo conocemos desde hace mucho tiempo. Es decir, nosotros sabemos que ese nervio trigémino que conecta con la cara también tiene proyecciones en la oreja, y que si tú en determinados puntos de acupuntura a nivel de la oreja, al final la acupuntura podría ser la ciencia más antigua de regulación del sistema nervioso autónomo. Entonces, al final, pinchando la oreja en determinados puntos y utilizando un TENS sencillito, que en consulta los fisios lo tenemos y cuesta muy poco, podías modular el sistema nervioso autónomo del paciente que tenías en la camilla, y mientras que tenía esas agujas puestas, pues le pedías que estuviese relajado, relajada, o tú podías estar trabajando a nivel de su diafragma o a nivel de lo que quisieras. Entonces, en ese contexto, la estimulación del vago es muy poderosa. Después, la ciencia ha avanzado y estos dispositivos se han democratizado, se han utilizado y hay otros dispositivos a los cuales no tienes que pinchar la oreja, simplemente hay unas pequeñas pincitas que emiten la corriente, otros que se utilizan porque el vago pasa a ambos lados del cuello, entonces dos electrodos que se colocan en el cuello y eso va a generar una estimulación del nervio vago. Pero si tú te pones ese sistema y estás viendo una película de terror, por ejemplo, pues al final el nervio vago no va a poder hacer su magia. Si te pones el dispositivo y estás trabajando en un trabajo que te dedica, que tienes mucho estrés o estás muy nervioso, tampoco. Si te lo pones y estás con todas, perdón de la expresión, todas tus mierdas mentales, pues tampoco va a generar el efecto. Y si te lo pones y estás en un contexto en el que duermes mal, comes fatal y no haces nada por regular tu sistema nervioso autónomo, eso va a ser una gota de tinte en un océano. Por el contrario, hay personas que han implementado técnicas en su día a día para estimular el vago, que remiten que cuando usan esos sistemas, que notan un plus más de variabilidad de la frecuencia cardíaca o que notan un plus más de efectividad. Entonces, al final, no deberíamos de... el déficit de naturaleza no se debería de subsanar con tecnología. Entonces, si tú utilizas Nurosym o el que quiera, yo no tengo relación comercial con ningún aparato, lo utilizas para respirar, utilizar 10, 15 minutos de respiración diafragmática lenta, profunda, constante, pues oye, fenomenal. Si te lo pones y haces una meditación, un body scan, un escaneo corporal, increíble. Si lo utilizas, por ejemplo, para colocártelo, poner música y bailar de forma espontánea, lo que se conoce como ecstatics dance, bailar simplemente, dejar que la música lleve a tu cuerpo, es algo que regula el sistema nervioso autónomo. Entonces, ahí, sensacional, pero si te lo pones para estar estresada, estresado, trabajando, etcétera, pues oye, mira, si te lo pones a lo mejor y estás haciendo las tareas de tu casa y las estás haciendo desde el flow, desde el disfrutar, desde el hacerlo tal, pues ni tan mal, porque pasa como cuando tú decías de la ducha de agua fría, es muy diferente meterte una ducha de agua fría y estar pensando, vaya mierda, esto es horrible, qué sufrimiento, me duele el cuerpo, yo no sé para qué hago esto, vaya tontería, es que me lo dijo el influencer de turno. Eso es totalmente distinto si tú te metes en el agua y piensas y dices, bueno, esto es un estímulo, una sensación de mi cuerpo, no es un peligro, voy a notar la activación, voy a casi disfrutar, jolín, esa experiencia de ese chute de energía, cómo te activa, te dan ganas de saltar, de gritar. Cuando cambias ese enfoque, pues la química, la fisiología de tu cuerpo cambia. Entonces, con un Nurosym pasa exactamente igual. Y mira, y antes me preguntabas qué distinga a un líder vagal. También la estimulación del nervio vago crea equipo. Es decir, es algo muy interesante porque eso se ve muy mucho en el ámbito de la religión, todas, todas las religiones. Por ejemplo, los sufíes, esa corriente más mística del Islam, ¿qué hacen para entrar en esos estados de expansión de la consciencia, de de comunión con el todo, pero también con la persona que tiene a su lado? Bailan, giran y hacen ejercicios de respiración acelerada, todos en conjunto. Los chiís, por ejemplo, se golpean el pecho y los vas a ver, no todos juntos, golpeando el pecho, estimulando al nervio vago. Desde la Iglesia Católica, ¿qué hacen las personas en comunión? Rezan el rosario. Cuando tú escuchas a varias personas rezando el rosario, es increíble como al final todas acompasan esa oración y se convierte en un mantra, al final todo lo que son sonidos guturales, el famoso om, el humming, la respiración, el exhalar haciendo sonido por la nariz, ese Eso es un potentísimo estimulador del nervio vago. Sabemos que personas que hacen técnicas de estimulación del nervio vago juntas sincronizan su cerebro y generan esa sensación de comunión entre ellas.
Quique Gonzalo:
Me encanta porque al final Antonio nos trae es la realidad científica, algo que a veces puede hacer o parecernos invisible, nos haces visible aquello invisible, que es ese nervio vago como en cierto modo motor potente de lo que es el día a día. Un poco para ir cerrando la entrevista, nos has compartido diferentes técnicas, yo recomiendo muy mucho que la gente lea el libro para comprenderlo y que haga su propio sistema para ir probando, que se den la oportunidad de algunas de las que tú ya has dicho aquí empezar a ponerlas en práctica y desde el libro poder encontrar más. En tu caso particular, ¿cuál es la que más utilizas? Antonio Valenzuela, ¿cuál es el entrenamiento que más utiliza en su vida?
Antonio Valenzuela:
Mira, quizás a mí el entrenamiento, la técnica que más me gusta es la hipoxia intermitente. Creo, si tuviese que decidirte una técnica que a mí personalmente me centra más rápidamente y me, no solo, bien, lo he dicho perfecto, me centra, es decir, ni me deja por los suelos ni me hiperactiva, es decir, me da claridad mental, me da foco, me da bienestar, es la la técnica de respiración de hipoxia intermitente. La mezcla de esa súper ventilación, con la apnea y después, una vez que haces varios ciclos, después tomarte unos segundos de respiración más calmada. A mí esa técnica me encanta y creo que es la que más Las personas que lo están escuchando después son al método Wynhoff, efectivamente, sería al método Wynhoff. Y después otra que sé que suena muy, quizás, quizás, naíf no es la consciencia, es decir, y lo van a entender, yo siempre se dice desde la física cuántica que la observación de un fenómeno modifica el patrón. Pues es algo que yo estoy seguro que también ocurre en la fisiología del organismo. Es decir, yo hablo mucho, también en el libro, de la relación con el sol, y cómo el sol, en su determinada frecuencia, es medicina para nuestro organismo. Pues yo, Quique, estoy seguro que es muy diferente tomar el sol mientras que vas de aquí a tu trabajo corriendo, que si te paras y sientes, es decir, sales de tu cabeza y entras en tu cuerpo, y pararte, y no necesitas media hora. Mira, yo ahora hace poco he estado grabando un curso online que me ha llevado mucho tiempo, mucha energía. Pues yo paraba, decía, necesito un segundo. Salía fuera, miraba el sol, dejaba que el sol me bañara unos segundos, notaba como el sol, el calor calentaba mi cuerpo, entraba y ya estaba otra vez en un mood mucho más sereno. Entonces, la consciencia, el, por ejemplo, el convertir más rituales y menos rutinas, el tema de cuando te tomas un café, olerlo, paladearlo, disfrutarlo. Eso en mi día a día es algo que me ha cambiado mucho, el escuchar más y oír menos, cuando hay una canción que me gusta, escucharla. Hay veces canciones que me gustan y decía, nunca me había dado cuenta lo que decía esta canción, o lo que tal, o lo que cual, eso para mí me cambió mucho. Entonces, si me preguntas como cosa tal el vivir más conscientemente, pero como técnica, la hipoxia intermitente.
Quique Gonzalo:
Ese aprendizaje de Borges que me comentabas antes, ¿verdad? El ser consciente a veces de lo que está, de la sorpresa que está por venir. Tengo una pregunta que dejó nuestro anterior invitado para ti y fue Pablo d'Ors. Así que Pablo d'Ors te quería preguntar a quién amas y por qué.
Antonio Valenzuela:
Pues mira, me ha venido a la cabeza y voy a serte totalmente sincero, porque aquí podría decir, bueno, a mi sobrinita que acaba de nacer, que estoy loco por ella, a mi mujer, a mi familia, por supuesto que sí. Pero cuando has dicho eso, la primera, el primer ser que me ha venido a la cabeza, y a los tres los adoro, ha sido a mi perro, a Limón. Lo has dicho, a quién amas, y ha aparecido Limón en mi cabeza. Entonces te podría decir que a Limón. ¿Y por qué? Pues yo creo que aquí no voy a no voy a descubrir nada a nadie que haya tenido animales. Al final, yo para mí, mis perros son mis grandes compañeros, te dan un amor incondicional, pero también, y aquí emulando un poquito a mi admirado Ramiro Calle con su gato Emil, para mí mis perros han sido grandes y siguen siendo grandes maestros en mi vida. Es decir, es cómo no se aferran a las emociones, cómo pueden cabrearse en un segundo y ladrar tal, pero después al segundo están centrados, cómo disfrutan de esos pequeños placeres de la vida, cómo son emoción pura, cómo son lealtad pura, entonces te diría a mis perros, no te podría decir otra cosa.
Quique Gonzalo:
Maravilla de Limón, maravilla de Limón. ¿Y qué pregunta te gustaría hacer a nuestro siguiente invitado o invitada?
Antonio Valenzuela:
Esto es que es una movida, hacer una pregunta así que sea... porque claro, en estos momentos son los momentos en los que sabes que la gente no espera que vayas a hacer una pregunta. Dices, madre mía, qué pregunta.
Quique Gonzalo:
Una gran pregunta.
Antonio Valenzuela:
Ahí está, efectivamente. Pero también, qué complicación, Quique, lo tenía que haber Mira que escucho el pódcast y tenía que haberlo pensado, pero no he pensado ninguna pregunta, pero sería que, pues mira, vamos a emular un poco la pregunta que tú me has hecho a mí. Bueno, en su día a día, ¿cuáles serían sus mayores o su mayor ladrón de vitalidad y qué sería aquello que fuese su mayor donador de vitalidad?
Quique Gonzalo:
¿Cuál sería en su día a día su mayor ladrón de vitalidad y cuál sería su mayor donador? Interesantísima pregunta, Antonio, interesantísima. Como tú eres invitado repetidor, porque como te decía antes, tú eres de los que tienes reposo, no solamente poso, hay alguna serie de preguntas que ya son distintas en el cuestionario final, así que vamos a por ellas. ¿Cuál es la regla de Antonio Valenzuela para vivir mejor?
Antonio Valenzuela:
Vivir desde la consciencia.
Quique Gonzalo:
¿Qué pregunta te gustaría que te hicieran más a menudo?
Antonio Valenzuela:
Pues quizás: ¿cómo estás? Pero esperando la sinceridad, es decir... pero muchas veces se hace esa pregunta de oye, ¿cómo te encuentras? Y tú también automáticamente dices, bien, gracias Y es como en plan. Y muchas veces, cuando ves esa pregunta, dices, ¿cómo se podría ayudar? Ya no solo desde mi punto de vista, sino hacia la otra persona, cuando le dices, ¿cómo estás? ¿Qué ventanas se podían abrir de posibilidad ahí cuando se fuesen más sincero? Y claro, y preguntarlo, obviamente, si tienes interés genuino por la otra persona.
Quique Gonzalo:
Si tuvieras la oportunidad de poner un cartel gigante en tu querida Granada, ¿qué diría ese cartel?
Antonio Valenzuela:
Pues mira, quizás diría que, bueno, y primero lo voy a decir y después, porque ya sé que es muy... como el oráculo de Delfos, conócete a ti mismo, porque yo creo que al final lo más importante es conocerse y aceptarse a uno mismo. Yo te digo que creo que nadie cambia. Es decir, no cambiamos. Al final, lo único que podemos, entiéndeme, lo único que podemos hacer es conocernos a nosotros mismos. Y sabiendo cómo somos, sabes que cuando vas a responder hacia algo, vas a tener, sabiendo cómo eres, esa micronésima parte de segundo para modular tu respuesta. Decía, entonces, creo que es muy, muy, muy importante llegar a conocerse a sí mismo. Yo, por ejemplo, conocerme y admitir que soy un gran introvertido y que necesito momentos en los que necesito estar solo y que me puedo evadir de una conversación fácilmente y no culparme por ello, simplemente comunicarlo, decir oye, mira, si estamos cinco personas aquí, que a lo mejor me voy de la conversación y me voy a ir a un mundo que estoy aquí arriba, voy a estar... No es que no te esté haciendo caso, Perdóname, es que no puedo evitarlo. Entonces, creo que eso es algo muy importante.
Quique Gonzalo:
¿Qué harías si supieras que no vas a fallar al intentarlo?
Antonio Valenzuela:
Buena, buena pregunta, porque verdaderamente, creo que no cambiaría muchas cosas de las que estoy haciendo. Quizás, si a lo... También es difícil, porque claro, nuestra mente para eso no es inconmensurable, le cuesta mucho trabajo pensarlo, pero creo que no distaría mucho de las decisiones que tomo ahora si supiese que iba a acertar, además, obviamente, de invertir en bolsa o tal, que sería algo muy interesante sin fallar, pero creo que no, que el miedo al fracaso no condiciona mucho mi comportamiento, sino quizás más el miedo al éxito. Creo que creo que en mi caso, muchas veces creo que me condiciona más el miedo al éxito, me coarta más en, digamos, a nivel profesional evolucionar, que el miedo al fracaso, porque creo que el éxito te puede llevar a que cambien muchas cosas en tu vida y como buen introvertido, muchas veces tienes un poco de miedo, de recelo a que las cosas cambien mucho en tu día a día.
Quique Gonzalo:
¿Con qué frase definirías tu filosofía de vida?
Antonio Valenzuela:
Pues no sé una frase, o quizás sí te podría decir, porque sería más una filosofía de vida que estoy, como todo en la vida, está cuando la intento instaurar, porque no solo es el programa que te viene dado por defecto, pero sería aquello que decía Epicuro en su jardín cuando se entraba, que era extraño, tu tiempo será agradable aquí. Entonces, creo que al final y yo el primero es el factor de disfrutar, se ha eliminado de la ecuación de la vida moderna y yo soy el primero también muy programado por mi educación desde pequeño, desde los valores desde pequeño, del trabajo, del esfuerzo, de parece que si algo no lo logras sufriendo o que si disfrutas mientras que lo estás haciendo como que no es lo suficientemente bien. Esa ligar lo bueno con lo duro es algo que dices, ¿por qué? Si esto ha salido fácil, ha salido rodado, voy a disfrutarlo. Y también el tema de celebrar los logros, es decir, el decir, parar y decir, jolín, qué guay esto. Es decir, yo, por ejemplo, antes te puedo decir, el resto de los libros era como, en plan me decían, Antonio, me llamaba mi editor y me decía, has conseguido tal. Era como en plan no, no, no, no lo pienses mucho, sigue tú haciendo tus cosas tal, ahora, hace poco el nervio, el libro del vago llegó a las 20.000 copias la semana pasada, y fue el pararme y decir, no, sí, lo voy a celebrar, me vas a tomar unos segundos y voy a decir, jolín, qué guay que haya 20.000 personas que hayan leído el libro y que ¿cuántas personas le habrá podido ayudar? Ojalá que qué guay que pensar por la mañana, decir, ay, esa persona que a lo mejor haya leído algo que yo haya escrito y que haya sentido cariño hacia mí, o al contrario, que le hayan movido y haya dicho, vaya tontería que ha escrito Antonio aquí y que también le haya servido para moverle. Es algo que me paré, Quique, estuve ahí unos minutos reflexionando sobre ello, contemplándolo.
Quique Gonzalo:
Maravilloso. Antonio, ¿cuál ha sido el error más valioso que has cometido?
Antonio Valenzuela:
Pues buena pregunta. ¿Cuál ha sido mi error más valioso? Pues, a ver... Quizás, quizás el error más valioso que he cometido ha sido no estudiar medicina. Porque, cuando yo era... tenía muy claro que me quería dedicar a la salud y quería hacer fisioterapia o medicina, no sabía cuál, y al final opté por fisioterapia. Pero sí es cierto que el mundo de la salud más integrativa, de ver la salud desde una perspectiva mucho más amplia, me llevó a ser siempre un eterno inconformista. Y no sé si quizás si a lo mejor hubiese estudiado medicina, hoy día sería médico y a lo mejor no hubiese abierto mi posibilidad a otros campos de la salud, y creo que ese podríamos decir que fue.
Quique Gonzalo:
¿Algún día te encontraremos en?
Antonio Valenzuela:
Pues mira, no lo sé, pero siempre he pensado que al final esto... En Japón se ve mucho, la cultura japonesa, la vida la distinguen en tres partes. La primera parte, que es la parte en la que siembras, trabajas, estudias, tal, luego después tienes la segunda parte de tu vida, en la que en la que recoges y que tienes tu máximo nivel productivo, y después esa tercera parte en la que no recoges, sino que te recoges. Hay como Montaigne, en su... que se recluyó para escribir su relato, que ahora no me acuerdo cómo se llama, es su libro tan famoso de Montaigne. Pero bueno, entonces, sí creo que cuando pasen unos años, a lo mejor, pues me encuentras perdido en un bosque como Thoreau en su cabaña de Walden, allí, pues pensando, reflexionando y recogiéndome.
Quique Gonzalo:
¿Cómo te gustaría terminar esta entrevista, Antonio?
Antonio Valenzuela:
Pues como sé que la voy a terminar, que va a ser después con un abrazo.
Quique Gonzalo:
Pues amigo, un abrazo, mil gracias por estar con nosotros, Antonio.
Antonio Valenzuela:
Mil gracias a ti, como siempre, y hoy más aún que me has abierto las puertas de tu casa, encantadísimo.
Quique Gonzalo:
Antonio Valenzuela llegó a la salud por un camino inesperado, no estudió medicina, y ese error se convirtió en su mayor acierto. Desde hijos de la adversidad hasta estimula de un nervio vago, nos ha revelado una verdad incómoda, y es que somos prisioneros de un cerebro que, de manera constante, calcula el coste beneficio, que economiza energía como si aún estuviéramos en la sabana africana. Lo que hemos aprendido con Antonio trasciende la fisiología, y es que cuando nos cuenta que el 80 % del nervio vago viaja del cuerpo al cerebro, es ese gran espía que recaba información de cada esquina de nuestro organismo, que comprende que cambiar no es cuestión de voluntad, sino de conocernos de manera profunda. Conócete a ti mismo, nos dice evocando al oráculo de Delfos, porque nadie cambia de verdad. Solo aprendemos quiénes somos, y en esa micro enésima de segundo, modulamos nuestra respuesta. Su mayor confesión ilumina algo revolucionario, no teme al fracaso, teme al éxito. Y como buen introvertido que se evapora en conversaciones de 5 personas, Antonio nos enseña que celebrar los logros, esas 20.000 copias de su libro, esas personas transformadas, es un acto de rebeldía contra una cultura que eliminó el disfrute de la ecuación vital. Gracias, Antonio, por mostrarnos que el nervio vago es mucho más que un nervio, por enseñarnos que nuestro cuerpo habla un idioma que debemos aprender a escuchar, por recordarnos que el cambio empieza desde dentro cuando aceptamos quiénes somos genuinamente, por hablarnos que economizar energía nos parece sino supervivencia ancestral, y por devolvernos el permiso epicúreo de disfrutar mientras construimos. ¿Y tú? ¿Te atreves hoy a conocerte sin juicio y celebrar cada pequeña victoria como si fuera quizá la última? Y como siempre, terminamos con un nuevo hábito KENSO: conócete en profundidad, porque tu cuerpo susurra verdades que tu mente aún no comprende. Nos escuchamos pronto.
 
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