Tres preguntas que determinan el 99% de tu felicidad
Episodio 355
¿Alguna vez te has preguntado por qué algunas personas disfrutan de una vida plena mientras otras, con circunstancias similares o incluso mejores, viven atrapadas en la insatisfacción?
La respuesta podría ser más sencilla de lo que imaginas: no se trata de tener más, sino de enfocar tu atención en lo que de verdad importa.
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Índice del programa
(1:53) Cómo cuidas tu cuerpo
(5:31) Con quién pasas tu tiempo
(9:42) En qué estás trabajando
(15:50) Lleva la teoría a la práctica
(17:51) Resumen y cierre del episodio
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Aviso: el transcriptor a veces no nos entiende, pero vosotros seguro que sí.
Disculpa, si lees algún error en la transcripción.Quique Gonzalo:
¿Alguna vez te has preguntado por qué algunas personas disfrutan de una vida plena mientras otras, con circunstancias similares, o incluso mejores, viven atrapadas en la insatisfacción? La respuesta podría ser más sencilla de lo que imaginas, porque no se trata de tener más, sino de enfocar tu atención en lo que de verdad importa. Bienvenidos a un nuevo episodio de KENSO, el podcast donde descubrirás cómo vivir con efectividad para ser más feliz. Soy Quique, un curioso obsesionado con la pregunta que cambia vidas. ¿Y sabes qué descubrí? Que mientras perseguimos fórmulas complejas para la felicidad, 3 simples preguntas pueden transformar todo.
En el mundo actual, donde la felicidad parece depender de algoritmos, likes y validación externa, resulta revolucionario descubrir que nuestra satisfacción vital puede resumirse en solo tres preguntas. No necesitas una app que monitorice tu estado de ánimo ni una lista interminable de hábitos para implementar. Lo que necesitas es un enfoque claro sobre los tres pilares fundamentales que sostienen tu bienestar. Y hoy vamos a explorar juntos estas tres preguntas transformadoras que, según diversos estudios, determina hasta el 99 por 100 de tu felicidad.
Lo fascinante es que estas preguntas no te darán respuestas complejas ni te podrán hacer unos cambios drásticos en tu vida, más bien te van a invitar a que comiences a gestionar de una manera diferente. Pregúntate para una conversación acerca que podría cambiar tu vida, tu visión, sobre qué significa vivir una vida plena, y desde ahí vamos a trabajar.
La primera pregunta que determina gran parte de nuestra felicidad va directa al corazón, y es, ¿cómo estás tratando a tu cuerpo y para qué? Ya lo sé, te veo poniendo los ojos en blanco, en plan, otro sermón sobre ir al gimnasio. Respira con tranquilidad, porque no voy a pedirte que te conviertas en un atleta olímpico ni que persigas un cuerpo de portada, no vale esto. Esto va de algo mucho más profundo, el vínculo innegable entre cómo habitas tu cuerpo y cómo vives tu vida.
Piensa en esto, tienes un único vehículo para toda tu existencia, un solo coche para recorrer el camino entero. ¿Lo llevarías con gasolina adulterada? ¿Estarías tratándole con más revoluciones de las que deberías? ¿Pasarías años sin revisar el motor? Pues tu cuerpo no es distinto a ello, es tu transporte vital, y cómo lo cuidas va a definir cómo vives.
Un estudio, de hecho, me dejó sin palabras, es que 30 minutos diarios de movimiento, sí, solo caminar cerca de tu casa por tu barrio cuenta, porque puede combatir la depresión con la misma eficacia que un medicamento. Y detente aquí, porque ¿cuándo fue la última vez que dedicaste media hora a moverte con propósito?
¿Aquí qué? Entre el trabajo, los niños, las mil obligaciones, ¿de dónde saco tiempo? Lo entiendo. No te pido maratones, no te pido rutinas imposibles. Te hablo de pequeños ajustes, una mejor comida, diez minutos de estiramiento, media hora más de sueño, cambios mínimos con un impacto máximo.
La neurociencia lo confirma, al moverte tu cerebro fabrica serotonina y dopamina, las mismas sustancias que nos dan bienestar y que muchos buscamos a través, a lo mejor, de las pastillas. Con cada paso, con cada estiramiento, con cada respiración consciente, estás produciendo tu propia farmacia interna de felicidad.
Pero esto va más allá de los beneficios físicos, porque cuando decides cuidar tu cuerpo, envías un mensaje rotundo a tu mente. Yo importo, mi bienestar es prioritario, y este acto de cuidado dispara un círculo virtuoso que contagia cada rincón de tu existencia.
Ya te escucho, te escucho diciendo, todo esto es una ideal, Quique, pero mi agenda se revienta. Te propongo entonces algo radical por su simpleza, y es el principio del mínimo cambio efectivo. No busques transformaciones drásticas, pregúntate, ¿qué pequeña acción podría implementar hoy? ¿Un vaso de agua, abrir los ojos por las mañanas, 10 minutos de pasos tras la comida, apagar las pantallas media hora antes, y hazme un favor, abre tu agenda, ahora mismo sí, y bloquea 15 minutos esta semana para ti, para moverte, para hacer lo que te hace feliz. No busques la perfección, no busques cosas intensas, busca la consistencia.
Y aquí viene la observación que nadie te cuenta, y es que cuando empiezas a tratar mejor tu cuerpo, tus relaciones cambian. Las personas que te aman de verdad celebrarán cada paso, las que se alimentan de tu debilidad se sentirán amenazadas por tu progreso. Y esto nos conecta directamente con la segunda pregunta.
La segunda pregunta es, y cuidado, ¿por qué duele? ¿Con quién pasas tu tiempo y para qué? La calidad de tus relaciones moldea la calidad de tu existencia. Y no, no es una frase para adornar tu perfil de Instagram, lo sé, es la conclusión demoledora del estudio científico más extenso jamás realizado sobre la felicidad humana.
El estudio de Harvard sobre desarrollo adulto ha seguido las vidas de 100 de personas durante más de 80 años. Décadas de datos, miles de análisis, milliones de variables, y toda esta investigación monumental se reduce, ¿a qué? A una sola palabra, amor. Las personas rodeadas de relaciones positivas no solo se sintieron más felices, sino que literalmente transformaron su biología. Vivieron más años, enfermaron menos, mantuvieron sus mentes más ágiles. Ni el éxito laboral, ni las mejores posiciones, ni la fama, ¿no? Fueron estas conexiones humanas lo que definieron la diferencia entre una vida plena y una existencia vacía.
Piensa por un momento, ¿quiénes son las 5 personas con las que pasas más tiempo? ¿Cómo te sientes cuando estás con ellas? ¿Te impulsan a crecer o te mantienen en el mismo lugar? ¿Celebran tus logros o los minimizan? Porque una trampa común es creer que el mundo entero es hostil, cuando en realidad solo tienes una o dos personas tóxicas en nuestro entorno cercano. Cómo estas personas ocupan gran parte de tu atención empieza a generalizar su comportamiento al resto de la humanidad.
Imagina, por ejemplo, que estás en una fiesta donde 49 personas te sonríen y una te ignora. ¿A quién recordarás al día siguiente? Nuestra mente está programada para darle más peso a las experiencias negativas, lo que nos lleva a magnificar el impacto de relaciones tóxicas y minimizar el de las conexiones positivas.
De hecho, hace poco leí un dato interesante cuanto menos, y es que en los años 80 la mayoría de las personas podían nombrar al menos tres amigos en quienes confiarían un secreto importante. Cuando repitieron la encuesta recientemente, la respuesta más común fue 0. Y es que vivimos en una época de conexión tecnológica sin precedentes y, paradójicamente, de una soledad epidémica.
Te escucho, me estás diciendo, Quique, pero no es tan fácil hacer amigos en la edad adulta, y tienes toda la razón. Cuando somos jóvenes, la vida nos pone constantemente en situaciones donde conocer gente nueva es casi inevitable. La escuela, la universidad, tus primeros trabajos. A medida que envejecemos, estas oportunidades disminuyen y requieren un esfuerzo consciente.
Sin embargo, quizá el primer paso no sea buscar nuevas relaciones, sino evaluar las actuales. Pregúntate, si mañana fracasara estrepitosamente en algo importante para mí, ¿quién estaría a mi lado sin juzgarme? Si solo puedes nombrar a pocas personas o a ninguna, es momento de reconsiderar tu círculo social.
La buena noticia es que la calidad triunfa sobre la cantidad. No busques al final, mucha gente busca tres o cuatro relaciones genuinas y nutritivas que puedas experimentar todos los beneficios que las conexiones humanas tienen para ofrecer.
Si te sientes inspirada, inspirado para fortalecer tus vínculos, te propongo un pequeño reto. Esta semana contacta con alguien importante para ti, alguien con quien no has hablado en tiempo, No por mensaje, sino por teléfono o en persona, porque a veces el simple acto de reconectar puede abrir puertas que creíamos cerradas para siempre.
Ahora, estas dos primeras preguntas, cómo tratamos nuestro cuerpo y con quién pasamos nuestro tiempo, son fundamentales, pero existe una tercera dimensión igualmente crucial para nuestra felicidad. Y esa es nuestra tercera pregunta, y es, ¿en qué estoy trabajando y para qué?
Esta última pregunta determina gran parte de tu felicidad. ¿Por qué? Porque va mucho más allá de tu ocupación profesional. Se refiere a cómo inviertes tu energía creativa en el mundo y cuál es el propósito que guía tus esfuerzos.
Tú ya sabes que existe un mito, mito persistente en nuestra cultura, y es encuentra tu pasión y nunca trabajarás un día en tu vida. Bueno, como alguien que trabaja en lo que ama, puedo decirte que esto es en gran parte falso. Incluso en el trabajo más alineado con tus valores habrá días difíciles, tareas tediosas y momentos de frustración.
En realidad, las investigaciones sugieren que el proceso funciona en dirección opuesta. No es que primero encuentres tu pasión y luego te dediques a ella, sino que te vuelves apasionado por aquello en lo que desarrollas una capacidad de maestría. El autor Carl Newport, en su libro Tan bueno que no podrán ignorarte, lo explica a la perfección, y es que desarrollar competencia en una actividad genera una satisfacción profunda que eventualmente se transforma en pasión. Y esto ocurre porque los seres humanos mantenemos una necesidad innata de sentirnos competentes y valiosos para nosotros y para los demás.
Así que imagina que estás frente a tu ordenador, 27 pestañas abiertas de cursos, carreras diferentes, paralizado por la presión de encontrar tu verdadera vocación? ¿O no? Pues es que esta búsqueda puede convertirse en una fuente de ansiedad que te impide siquiera comenzar. En lugar de perseguir la pasión perfecta, ¿por qué no empezar por preguntarte en qué puedes ser realmente buena, realmente bueno?
Cal Newport habla de dos mentalidades, la del artesano frente a la de la pasión. La mentalidad del artesano pregunta, ¿qué puedo ofrecer al mundo? Mientras que la mentalidad de la pasión pregunta, ¿qué puede ofrecerme el mundo a mí? Y esta distinción es crucial, porque cuando adoptas la mentalidad del artesano, tu foco cambia desde la satisfacción inmediata hacia el desarrollo de habilidades valiosas, y paradójicamente, es este desarrollo de habilidades lo que eventualmente genera la mayor satisfacción.
Además, existe otra verdad que es liberadora. No tienes por qué convertir todas tus pasiones en tu trabajo. De hecho, mantener algunas actividades como hobbies libres de presiones puede preservar la alegría que originalmente te aportaban.
Oye, Quique, pero ya tengo un trabajo que, bueno, es que no me apasiona y no puedo cambiar ahora mismo. Entonces, yo te diría, no subestimes el poder de encontrar significado en lo que ya haces, porque nuestro cerebro tiene una capacidad asombrosa para encontrar propósito cuando nos esforzamos por ser excelentes en algo, independientemente de lo que sea.
De hecho, Cal Newport menciona en su libro el caso de una secretaria de universidad, una persona que había trabajado en la misma institución durante décadas. Cuando le preguntaron si le gustaba su trabajo, respondió con entusiasmo que amaba lo que hacía. Su razón era simple pero profunda. Tras años allí, se había convertido en el pilar de conocimiento institucional. Todos, desde estudiantes hasta el rector, dependían de su conocimiento. Había encontrado significado al convertirse en una maestra dentro de su oficio.
También nos puede valer mucho la pena considerar que a veces el trabajo es solo trabajo. Obtener satisfacción de otras áreas de tu vida mientras mantienes un empleo que simplemente te permita vivir con dignidad es una opción y una opción perfectamente válida.
Si ahora ha llegado el momento en el que quieres reevaluar tu relación con el trabajo, te propongo este ejercicio. Identifica una habilidad específica dentro de tu ocupación actual que podrías desarrollar hasta un nivel de excelencia. Puede ser la comunicación, la organización, puede ser la resolución de problemas o cualquier otra capacidad que tú consideres relevante. Ahora, comprométete a mejorar en ese área durante los próximos tres meses y observa cómo cambia tu experiencia laboral.
De hecho, ayer cronometré mi día. 6 minutos de atención real a mi cuerpo, 23 a mis relaciones clave y 302 a mi trabajo. Lo vi tan claro que instalé una alarma en mi móvil que suena 3 veces al día. Quique, ¿hoy estás viviendo tu propia pregunta o solo la predicas? Así que ya sabes, en qué eso llevamos la teoría a la práctica, y estas 3 preguntas fundamentales ya son poderosas por sí mismas.
Pero quizás te estás preguntando, ¿y cómo puedo implementar estos conceptos de manera sostenible en mi vida diaria. Y es por eso que quiero compartir contigo una oportunidad única para profundizar en estos temas y crear cambios duraderos. En KENSO Círculo, nuestra comunidad de desarrollo personal, exploramos precisamente estas cuestiones en un entorno de apoyo mutuo y crecimiento continuo.
Imagina tener un espacio donde no solo reflexiones sobre estas tres preguntas clave, sino que también recibes herramientas específicas, ejercicios prácticos y el acompañamiento necesario para transformarlas en hábitos correctos. Desde rutinas de bienestar físico adaptadas a tu realidad hasta las técnicas para fortalecer relaciones significativas y pasando por estrategias para encontrar propósito en tu trabajo.
Lo que hace especial a KENSO Círculo es que no se trata de seguir un sistema único y rígido. En línea con nuestra filosofía, te acompañamos para que crees tu propio sistema de efectividad basado en tus valores y circunstancias únicas. A través de encuentros en grupo hay contenido exclusivo y un plan de desarrollo personalizado, y verás cómo estas 3 preguntas en nuestra comunidad se convierten en la brújula que nos guía en nuestras decisiones diarias.
Así que antes de continuar quiero dar un saludo especial a Alberto Guerra, a María, a Charo García, que son nuevos mecenas de KENSO Círculo. Gracias por formar parte de esta comunidad comprometida en el crecimiento y en la efectividad.
Y si sientes que este episodio ha resonado contigo y quieres dar el siguiente paso, te invito a visitar kenso punto es barra circulo y descubrir cómo puede ser ese puente entre la comprensión y la acción, entre lo que sabes y aquello que vas a vivir.
En el capítulo de hoy hemos explorado las 3 preguntas fundamentales que pueden determinar hasta el 99 por 100 de tu felicidad, cómo tratas tu cuerpo, con quién pasas tu tiempo y en qué trabajas, y siempre desde la perspectiva del para qué, del propósito que hay detrás de estas áreas vitales. Lo fascinante de estas preguntas es que no requieren recursos extraordinarios ni circunstancias perfectas, solo necesitan tu atención clara y un rumbo hacia el propósito.
La investigación científica lo ha confirmado, la sabiduría tradicional ha sostenido algo durante siglos, y es que nuestra felicidad no depende de lo que tenemos, sino de cómo cuidamos lo que ya está en nuestras manos. Tu cuerpo, tus relaciones, tu trabajo son los tres pilares sobre los que se construyen tu experiencia diaria.
Así que te invito a que esta semana dediques unos minutos a reflexionar de manera honesta sobre estas tres preguntas. No se trata de buscar respuestas perfectas, sino de identificar pequeños ajustes que puedan generar grandes cambios en tu bienestar.
Y aquí nos despedimos con el KENSO del día, y es que tres preguntas, cero excusas, vida nueva. Gracias por acompañarnos y nos veremos en el próximo episodio.
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