Así piensan las personas exitosas (y cómo tú puedes hacerlo desde ahora)

Cultiva tu mente, cosecha tu vida.

Episodio 358

¿Alguna vez has notado que tus pensamientos parecen sabotear tus mejores intenciones?

Aquí va algo contraintuitivo: el mayor obstáculo para tu éxito no radica en lo que haces, sino en lo que piensas mientras lo haces.

 

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Índice del programa

  • (1:40) Patrones de pensamiento que nos sabotean

  • (6:25) Los patrones mentales de la gente exitosa

  • (11:16) Cómo cambiar tu forma de pensar

  • (14:57) ¡Nos escucharemos muy pronto!

 
Cultiva tu mente, cosecha tu vida.
 
 
  • Aviso: el transcriptor a veces no nos entiende, pero vosotros seguro que sí.
    Disculpa, si lees algún error en la transcripción.

    ¿Alguna vez has notado que tus pensamientos parecen sabotear tus mejores intenciones? Aquí va algo contraintuitivo: el mayor obstáculo para tu éxito no radica en lo que haces, sino en lo que piensas mientras lo haces.

    Bienvenidos a un nuevo episodio de KENSO, el podcast donde descubrirás cómo vivir con efectividad para ser más feliz. Yo soy Quique Gonzalo, aprendiz en el arte de domar mis pensamientos.

    Y hoy exploraremos algo que transforma por completo los resultados que cosechamos en nuestra vida.

    Muchas veces nos obsesionamos con las técnicas, los sistemas y las rutinas para incrementar nuestra productividad que olvidamos el motor principal: nuestra mente. En este episodio desentrañaremos cómo piensan las personas exitosas y, lo más importante, qué cambio mental puedes incorporar hoy mismo —sí, literal, hoy— para revolucionar tu enfoque y tus resultados.

    Y ya te anticipo, no nos quedaremos flotando en la teoría abstracta. Aterrizaremos todo esto en herramientas prácticas que podrás aplicar desde el momento en que termines de escuchar este episodio. Así que prepárate para un viaje por los laberintos de tu mente, porque descubrirás que el cambio que anhelas se encuentra mucho más cerca de lo que imaginas.

    Antes de adentrarnos en cómo deberíamos pensar, vamos a identificar esos patrones mentales que nos están saboteando. Y estos patrones emergen como universales, me acorralan a mí, te acechan a ti, nos asedian a todos.

    El primer patrón tóxico lo configuran los arrepentimientos y errores del pasado. Aquí me gustaría plantearte una pregunta: ¿Cuántas veces has reproducido en tu mente ese error que cometiste hace semanas, meses o incluso años?

    Imagina que te encuentras frente a tu escritorio, intentando avanzar en un proyecto importante, pero tu mente insiste en regresar a aquella presentación donde te bloqueaste, o a esa oportunidad que dejaste escapar. Es como soportar una grabación en bucle que no logras detener.

    La verdad incómoda brilla con claridad: no puedes reescribir el pasado, por mucho que lo repases en tu cabeza. Los arrepentimientos funcionan como anclas que te mantienen encadenado a versiones anteriores de ti mismo.

    «Pero Quique, ¿no resulta fundamental aprender de los errores?» Por supuesto que sí, pero existe una diferencia crucial entre extraer aprendizajes de un error y quedarte atrapado en él. El aprendizaje te catapulta hacia adelante. El arrepentimiento te paraliza en el fango de lo que fue.

    No se trata de eludir el sentimiento de arrepentimiento, sino de transformarlo en combustible para el cambio.

    El segundo patrón destructivo cristaliza en la culpa hacia otros. Cuando nuestros pensamientos gravitan de forma constante en torno a quién ostenta la culpa de nuestros problemas, nos metamorfoseamos en víctimas de las circunstancias.

    «Vale, pero es que realmente existen personas que me han perjudicado». Puede que atesores toda la razón, y ese dolor palpita como algo real. Sin embargo, la culpa representa una trampa perfecta: te regala la ilusión de tener razón mientras te arrebata el poder de transformar tu situación.

    Las personas exitosas reflexionan sobre sus problemas solo lo justo para apropiarse de ellos y, acto seguido, asumir la responsabilidad de la solución. Capta este matiz: puedes no cargar con la responsabilidad del problema, pero siempre detentas la responsabilidad de tu respuesta a él.

    El tercer patrón limitante abarca los miedos y preocupaciones sobre el futuro. Este constituye en lo personal mi mayor desafío. Me descubro con frecuencia fabricando escenarios catastróficos que jamás se materializarán.

    La semana pasada decidí poner números a este asunto. Durante cinco días, cada vez que me invadía una preocupación futura, la anotaba y evaluaba su probabilidad real. De 54 preocupaciones registradas, solo 3 tenían más del 20% de posibilidades de ocurrir. Estaba desperdiciando mi energía mental en fantasmas.

    ¿Cuánta energía mental derrochas cada día preocupándote por situaciones futuras que se escapan de tu control?

    La ironía resplandece en que el futuro no existe más que como una proyección en nuestra mente. Solo existe el ahora, este momento presente. Y si lo inundamos de preocupaciones, despilfarramos el único momento en el que de verdad podemos actuar.

    Y el cuarto patrón perjudicial entrelaza a las personas que nos rodean. Cuando invertimos tiempo con gente atrapada en pensamientos negativos, esos patrones se vuelven contagiosos.

    La neurociencia ha demostrado que nuestras neuronas espejo provocan que adoptemos sin darnos cuenta los patrones de pensamiento de las personas con las que más tiempo convivimos. Nos definimos como seres sociales cuyo cerebro se moldea a cada momento por nuestro entorno.

    Si identificas personas en tu vida que refuerzan con persistencia patrones negativos, ha llegado el momento de adoptar decisiones difíciles pero necesarias sobre con quién compartes tu tiempo.

    Ahora que reconocemos el terreno que queremos evitar, vamos a explorar cómo razonan de verdad las personas exitosas.

    El primer patrón de éxito —y este configura el núcleo de todo el episodio— consiste en pensar de forma constante en lo que anhelas. Esto parece simple, pero encierra un potencial revolucionario.

    La mayoría navegamos más tiempo pensando en lo que queremos esquivar que en lo que ansiamos conseguir. Esta distinción emerge como crucial: la mente no procesa bien las negaciones. Cuando te repites «no quiero estar estresado», tu mente enfoca su atención en el «estar estresado».

    Contempla a un atleta de alto rendimiento. No se visualiza tropezando o fallando; se proyecta cruzando la meta, pulverizando su mejor marca, alcanzando la perfección técnica.

    Las personas exitosas cultivan una claridad cristalina sobre sus objetivos. Logran describirlos con detalles vívidos y específicos. No solo reflexionan sobre ellos de vez en cuando; los transforman en el tema central de sus pensamientos cotidianos.

    El segundo patrón de éxito reside en considerar lo que puedes ejecutar ahora mismo para avanzar hacia tus metas. No mañana, no cuando «las condiciones brillen como perfectas», sino ahora.

    «Pero carezco de todos los recursos que necesito». ¿Estás convencido? La mayoría creemos que requerimos más de lo que en verdad precisamos para comenzar. La gente exitosa se cuestiona: «¿Qué puedo materializar con lo que ya poseo?»

    También cavilan sobre quién puede acompañarles en la consecución de sus objetivos. Admiten que el éxito rara vez florece como un logro individual. Buscan mentores, colaboradores y personas que ya han recorrido la senda que ellos desean transitar.

    Y sí, también contemplan los obstáculos, pero desde una perspectiva estratégica: «¿Qué podría frenar mi avance y cómo puedo eliminarlo o sortearlo?» No se trata de catastrofismo; representa planificación proactiva.

    El tercer patrón de éxito se relaciona con los hábitos y sistemas. Las personas exitosas comprenden que la motivación oscila, pero los sistemas perduran.

    Para mi próximo libro, en lugar de confiar en la inspiración, apliqué un sistema radical: dividí el proyecto en 118 bloques de 25 minutos y los asigné a días específicos de mi calendario. Sin excusas, sin esperar el momento ideal. Esta estrategia me permitió terminar el manuscrito 34 días antes de lo previsto, incluso atravesando una semana de enfermedad y un viaje inesperado.

    ¿Qué hábitos podrías cimentar que tornarían inevitable tu éxito a largo plazo?

    No se trata solo de trabajar duro, sino de trabajar con inteligencia. Forjar entornos donde el éxito se convierta en el camino de menor resistencia. Erradicar distracciones antes de que germinen.

    Hablando de entornos que facilitan el éxito, si buscas llevar estos conceptos a la práctica con apoyo y estructura, permíteme contarte de forma breve sobre KENSO Círculo. En nuestra comunidad no solo compartimos herramientas prácticas como plantillas personalizadas y ejercicios guiados, sino que también organizamos sesiones de seguimiento donde puedes compartir tus avances y recibir retroalimentación directa.

    Muchos de nuestros miembros nos comentan que el verdadero valor brota de la combinación de conocimiento estructurado con el apoyo de una comunidad que comparte los mismos objetivos. Disponer de un espacio seguro donde puedes practicar estos nuevos patrones de pensamiento marca toda la diferencia. Si te interesa explorar esta posibilidad, encontrarás toda la información en kenso.es/circulo.

    Y hoy quiero dedicar un saludo especial para José Diego Hoyas Sánchez, Estela Romeralo y Mercè, nuevos mecenas de KENSO Círculo. ¡Bienvenidos a la comunidad!

    Ahora abordamos la parte más práctica: ¿cómo transformar de raíz tus patrones de pensamiento?

    El primer paso consiste en desarrollar la conciencia para detectar los pensamientos negativos. Se asemeja a la meditación: adviertes el pensamiento limitante y lo liberas, sin juzgarte por albergarlo.

    Estás a punto de iniciar un proyecto importante y tu mente susurra: «Esto rebosa complejidad, no lograré hacerlo bien». En ese instante, observa ese pensamiento. No te identifiques con él. Representa solo un pensamiento, no una verdad.

    El segundo paso, y aquí centellea la clave, consiste en reemplazar sin demora ese pensamiento con uno más positivo, proactivo y productivo. «Este proyecto desborda complejidad, lo que significa que asimilaré mucho durante el proceso».

    Resulta vital comprender que esto no ocurre de la noche a la mañana. Modificar patrones de pensamiento constituye un proceso que exige repetición y paciencia. Se necesitan cerca de 30 repeticiones para que un nuevo pensamiento comience a percibirse como natural.

    Otra estrategia poderosa estriba en buscar fuentes externas de motivación y energía positiva. Puede manifestarse como un podcast, un libro inspirador, una conversación con un amigo que te eleva.

    Durante los últimos tres meses, he puesto en práctica una técnica de interrupción de patrones que ha revolucionado mi vida. Al notar un pensamiento limitante, hago algo físico inesperado: doy tres palmadas fuertes, cambio de postura o incluso salto. Este acto rompe el patrón neural y me da un segundo para insertar un pensamiento nuevo. Mi equipo en KENSO bromea con mis repentinos saltos durante las reuniones, pero no discuten los resultados: mi capacidad para mantener un enfoque positivo durante situaciones de estrés ha mejorado un 74%.

    También puedes plasmar tus afirmaciones y objetivos para tenerlos a mano. Cuando te descubras atrapado en una espiral negativa, extrae esa lista y pronúnciala en voz alta. La repetición se erige como tu mejor aliada en este proceso.

    El ejercicio físico despunta como otra herramienta transformadora. Un buen entrenamiento, en especial al aire libre, genera un torrente de endorfinas que altera tu química cerebral y, por tanto, tus pensamientos.

    Por último, aprovecha tus momentos productivos. Cuando disfrutes de un día con particular energía y efectividad, analiza qué lo hizo posible. ¿Dormiste mejor? ¿Iniciaste el día con ejercicio? ¿Trabajaste en un entorno concreto? Identifica esos factores y reprodúcelos con conciencia.

    Arribamos al final de este viaje por los patrones de pensamiento que pueden revolucionar tu vida. Como hemos descubierto, la diferencia entre estancamiento y progreso, entre frustración y satisfacción, se anida en gran medida en lo que ocupa tu mente día tras día.

    Recuerda: no perseguimos erradicar por completo los pensamientos negativos —eso resultaría imposible y contraproducente—. Buscamos reconocerlos, agradecerles la información que nos brindan y, con plena conciencia, redirigir nuestra atención hacia pensamientos que nos impulsen en la dirección anhelada.

    Para esta semana, te propongo un experimento simple pero potente: cada vez que te sorprendas pensando en lo que no deseas, pregúntate de inmediato: «¿Qué es lo que sí anhelo en esta situación?» y enfócate en eso por al menos 30 segundos. Este pequeño cambio, repetido con consistencia, puede desencadenar una transformación profunda en tu vida.

    Y si deseas profundizar más en cómo implementar estos cambios, te invito a conocer KENSO Círculo, nuestra comunidad donde trabajamos juntos para llevar estos conceptos a la práctica. Puedes encontrar más información en kenso.es/circulo.

    El #KENSODELDÍA es: «Cultiva tu mente, cosecha tu vida».

    La ironía de nuestro cerebro radica en que puede erigirse como nuestro mejor aliado o convertirse en nuestro mayor saboteador —todo depende de cómo lo entrenemos—.

    Nos veremos en el próximo episodio de KENSO.

 

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Jeroen Sangers

Anfitrión del Canasto. Mentor artesano especializado en la Efectividad 2.0 para personas y equipos de trabajo.

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