El arte de mantenerse vivo con Pedro Ruiz

Pedro Ruiz

Episodio 377

¿Alguna vez has sentido que la vida te pide algo que trascienda las ambiciones de bolsillo y conecte con los verdaderos planes del alma?

Ese es el tema principal del programa de esta semana, donde aprenderás cómo encontrar la belleza en lo sencillo y construir una existencia ética con Pedro Ruiz.

Pedro es mucho más que una leyenda del espectáculo: es un auténtico filósofo de la experiencia humana que, a los 77 años, sigue escribiendo poesía cada día, lanzándose a su piscina y teniendo en el aire cien proyectos esperando a que florezcan. Creador de formatos como «La noche abierta», «Estudio estadio», es pionero absoluto de la libertad de expresión en España. Pedro, más que un periodista, es un artista que conversa. Autor de grandes libros, composiciones de canciones conocidas por todos, incluso actor nominado, Pedro rechaza repetir éxitos, prefiriendo siempre la expectativa de nuevos proyectos antes que la fotocopia de triunfos pasados.

¿Te animas a descubrir cómo transformar tu relación con el tiempo y la autenticidad para vivir siempre expectante de lo que de verdad importa?

 

Suscríbete al podcast:

 
 
 

Índice de la entrevista

  • (03:23) Conversar, escuchar y la importancia de compartir sin imponer

  • (07:24) Hábitos, pilares vitales y la elección de los «planes del alma»

  • (14:31) El proceso de desnudar a grandes mentes y la soledad compartida

  • (17:25) Libertad de expresión y enfrentarse al poder: historia e impacto

  • (20:25) Creatividad sin límites: proyectos, canciones y cine

  • (22:32) Genuinidad, sabiduría y bondad: claves de vida auténtica

  • (28:11) El arte de escuchar frente al ruido y los filtros sociales

  • (34:20) Planes personales, capacidad de decir no y ética vital

  • (1:00:27) Cuestionario KENSO

  • (1:02:00) Despedidas y resumen

 
Vive en la víspera de lo que te apetece, porque la vida es ahora y no hay otra oportunidad.
 

Recursos mencionados

 
  • Aviso: el transcriptor a veces no nos entiende, pero vosotros seguro que sí.
    Disculpa, si lees algún error en la transcripción.

    Quique Gonzalo:

    ¿Alguna vez has sentido que la vida te pide algo que trascienda las ambiciones de bolsillo y conecte con los verdaderos planes del alma? Ese es el tema principal del programa de esta semana, donde aprenderás cómo encontrar la belleza en lo sencillo y construir una existencia ética con Pedro Ruiz. Pedro es mucho más que una leyenda del espectáculo: es un auténtico filósofo de la experiencia humana que, a los 77 años, sigue escribiendo poesía cada día, lanzándose a su piscina y teniendo en el aire cien proyectos esperando a que florezcan. Creador de formatos como «La noche abierta», «Estudio estadio», es pionero absoluto de la libertad de expresión en España. Pedro, más que un periodista, es un artista que conversa. Autor de grandes libros, composiciones de canciones conocidas por todos, incluso actor nominado, Pedro rechaza repetir éxitos, prefiriendo siempre la expectativa de nuevos proyectos antes que la fotocopia de triunfos pasados. ¿Te animas a descubrir cómo transformar tu relación con el tiempo y la autenticidad para vivir siempre expectante de lo que de verdad importa? Bienvenidos a un nuevo episodio de KENSO, el podcast donde descubrirás cómo vivir la efectividad para ser más feliz. Soy Quique Gonzalo, aprendiz en el arte de distinguir entre los planes del alma y los de bolsillo, sabiendo que solo los primeros nos pertenecen de verdad.

    Pedro Ruiz:

    Don Pedro Ruiz. Pedrito. Pedrito. Pedrito, Pedrito, Pedrito. Tengo que decir que después de 370 capítulos, me gustaría hacer un reconocimiento explícito a la persona por la que empezó este pódcast de esta manera, que es quien está sentado hoy aquí enfrente. Porque este pódcast comenzó en honor a intentar retomar, a una humilde medida, un trabajo como el que has desarrollado en «La noche abierta» y en otros muchísimos lugares, así que mil gracias más que nunca por estar aquí hoy con nosotros, Pedro.

    Pedro Ruiz:

    No, gracias a vosotros, por eso ten en cuenta que yo no soy periodista, lo digo siempre, soy un artista que conversa, y cuando hice «La noche abierta», lo hice porque mi madre estaba enferma, tuvo un ictus, y entonces yo no quería tener programas de gran trabajo, de preproducción y tal, y se me ocurrió conversar. O sea, que no soy periodista, sino un artista que conversa. Y eso me valió, te lo digo porque supongo que este tiene ese tono, tiene este encuentro, porque Josep Pla, que era una persona a la que conocí cuando conocí a Dalí, decía en catalán: «Escoltar és posar atenció a lo que diu el altre, fugint del xivarri que cadascun porta dintre». Traduzco: «Escuchar es poner atención a lo que dice el otro huyendo del barullo que cada uno llevamos dentro». Es decir, que el anfitrión no debe hablar de su vida ni poner en en marcha o en presencia sus opiniones, sino escucharlas del otro. El día que eres tú el que te entrevistan, como ahora yo, es otra cosa, pero escuchar es fundamental para para charlar.

    Quique Gonzalo:

    ¿Qué significa para ti la palabra conversar?

    Pedro Ruiz:

    Compartirse, entrar en el mundo del otro sin invadirlo, escuchar con respeto aunque no estés de acuerdo, consolarse, implementarse, enriquecerse y respetar.

    Quique Gonzalo:

    Hablabas que hay algo fundamental en ti que ha sido el cuidar de tu madre, hace poco fue su cumpleaños.

    Pedro Ruiz:

    Sí, el día 27 de mayo.

    Quique Gonzalo:

    El día 27 de mayo. ¿Cómo conversas con las personas que ya no están?

    Pedro Ruiz:

    Es que tampoco sé si yo estoy, porque no sé si estamos o que nos creemos que estamos o no estamos, o si es un sueño, como decía Calderón de la Barca. Converso con una parte, no diré más elevada de mí, pero una parte una parte mía que no veo, ya sea mi madre, un amigo, una persona a la que no conozco, una película. Tengo conversaciones que no tienen una dirección concreta de persona. Entonces, pues, naturalmente, conversas con tus recuerdos, con tus ideas o con tus planes.

    Quique Gonzalo:

    Y cuando viajamos a ese Pedro Ruiz que con 10, 15 años empieza a saber que se va a morir y escribe ya sobre ello.

    Pedro Ruiz:

    Sí. Pues lo agradezco mucho porque, dentro de que todos tenemos las mismas presiones y una parecida vanidad, el saber que te mueres, en contra de lo que muchos piensan, te quita mucho peso. Es que en el ataúd no va a caber ni el ego. Entonces, estas peleas que tenemos aquí, por vender más discos, por hacer más televisiones, más películas, por ampliar una fábrica, si es un entretenimiento está bien, pero si es una obsesión, ya es una tumba en sí mismo.

    Quique Gonzalo:

    Y al contrario, tú eres una de las personas que conozco que más llenas la vida de vida.

    Pedro Ruiz:

    Procuro, porque como no habrá otra oportunidad que se sepa, aunque ahora hay quien habla de la inmortalidad y el doctor este que está muy de moda, Sans Segarra. Yo estudiaba ese tema por otras razones que no vienen al caso. Creen que puede haber una vida, yo ni lo niego ni nada, pero no la espero. Consecuentemente, procuro llenar mi vida de planes del alma, no de planes del bolsillo, ni de triunfar, ni de llenar un estadio cantando, ni ese tipo de cosas. Me gusta estar siempre en la víspera. La víspera es muchísimo más viva y mucho más interesante que el después. Dicho de un modo, quizá, un poco estricto y pánico, yo prefiero la víspera de un fracaso que la repetición de un éxito. Repetir un éxito es hacer la fotocopia de la función que hiciste ayer o de la película que rodaste o de la canción que cantaste o del programa de televisión, pero estar en la víspera de una cosa que te apetece, aunque luego te salga mal, es mucho más excitante.

    Quique Gonzalo:

    Y da igual la edad que tengas, porque tú vives en la víspera continua.

    Pedro Ruiz:

    Claro, que no hay otra cosa. Es que ayer es nunca más y mañana aún no ha llegado. Yo tengo 77 años y no dejo de hacer nada de lo que he hecho siempre. Juego a fútbol en campo grande cuando puedo, me tiro a la piscina, escribo, voy a muchos sitios, procuro fijarme en cosas que hacen los demás, y sé que lo único que tengo son planes, y si no tienes planes del alma, te vas convirtiendo poco a poco en un liquen que tiene muchas facturas y pocas sensaciones.

    Quique Gonzalo:

    Hay algo que a mí me apasiona de Pedro Ruiz, es que toda esa vitalidad, toda esa ese ingenio, creo que se soporta de verdad en una infraestructura, porque si no sería imposible. ¿Cuáles son tus pilares básicos, tus hábitos básicos que haces todos los días sí o sí?

    Pedro Ruiz:

    Pues tengo una vida muy limpia, en el sentido de que hago deporte, como poco, no fumo, no bebo, no me drogo, no discuto y tengo un sentido muy relativo de mi propia presencia. Estamos aquí de paso, pero por lo menos pasar por la vida con un propósito muy sencillo, que es no ensuciar. Ya los seres humanos ensuciamos bastante, también redimimos, también apoyamos, también ayudamos y tal, pero yo no quiero ensuciar, tampoco quiero tener razón, que es muy pesado. Por lo tanto, mis planes son planes que saltan del alma a un hecho, pero un hecho que nunca pretende imponerse, porque imponerse a otros ensucia, y a mí eso no me interesa demasiado.

    Quique Gonzalo:

    Dentro de tus planes del alma, ¿cuál es del que te sientes más orgulloso en los últimos tiempos?

    Pedro Ruiz:

    Pues, desde pequeño escribo poesía, desde pequeño con 14 años o menos, y ahora escribo poesía todos los días. Cuando digo poesía es que escribo varios poemas al día, buenos, malos o regulares, y eso me limpia el alma en el sentido de que no solamente vale tomarte una vitamina con vitamina C, es que cuando escribes una cosa, aunque sea mala, se te revienta un pequeño trocito de gas que te apretaba aquí, y eso es salud. Te vas quitando de encima cositas, las echas fuera, no se las impones a nadie, y es como si tu espíritu se hubiera metido en una sauna y luego en una ducha fría. Yo lo lo entiendo así y lo siento así.

    Quique Gonzalo:

    ¿Y es compartir?

    Pedro Ruiz:

    También, pero no imponer. Si quieren, uno de los proyectos que tengo es que se conozcan un poco estos poemas sin ningún tipo de ínfulas, ¿no? Esto es de esta Semana Santa pasada, me he escrito un libro en en 13 días. O sea, me he escrito un libro a mano, 220 folios escritos a mano, porque no tengo ordenador, y además no quiero tenerlo. Respeto a quien lo tenga, evidentemente, pero me gusta escribir a mano con la relación que tiene la cabeza, el corazón y el pulso, y esas ocupaciones mías me pertenecen. Las que vienen de fuera me son impuestas.

    Quique Gonzalo:

    Y al final, esa conexión analógica la trabajas también con el número de teléfono de todos los que tienes almacenados en tu cabeza.

    Pedro Ruiz:

    Unos cuantos.

    Quique Gonzalo:

    Unos cuantos, ¿no?

    Pedro Ruiz:

    Unos cuantos.

    Quique Gonzalo:

    Me gustaría preguntarte, al final, en este mundo tan digital y de tanto ruido, ¿qué es lo que podemos hacer para empezar a encontrar de verdad dónde se encuentra esos lugares de belleza?

    Pedro Ruiz:

    Bueno, yo no tengo el código para decir eso, pero a mí me compensan personalmente las conversaciones agradables, la sencillez, la brisa en la cara, el mar, la naturaleza, los afectos, la lectura, una canción, una sonrisa en la calle de una persona a la que no conoces. De repente, una sonrisa de alguien te da más placer que una fiesta con 45 invitados y dos orquestas. O sea, todo eso está ahí gratis, y si separas la paja del grano, lo encuentras. Yo creo que hay tres cosas por las que vale la pena vivir, aunque yo no volvería a nacer, pero de esto no quiero hablar ahora aquí, que son los afectos, la dignidad y la naturaleza. Y ahí está todo. Lo demás es ambición, y la ambición no tiene nada que ver con la inquietud. Yo creo que la inquietud es del alma y la ambición es del bolsillo, y los bolsillos pudren bastante.

    Quique Gonzalo:

    Al final, tú has hecho un viaje en el que la gente piensa que te conoce, y me pasa algo que es que cuanto más investigo, cuanto más leo tus poemas o revisito tus entrevistas, más me doy cuenta de que menos te conozco.

    Pedro Ruiz:

    Pero esto es natural, porque cuando tienes una pegatina conocida que aparece en un póster con tu cara, seas un cantante de rock o lo que sea, se queda eso para siempre. Tú antes me hablabas de lo de «qué buena estás Carolina», por ejemplo. Eso es una tontería que ocurrió mientras alguien en casa hacía una tortilla de patata, y me llamaron para decir que hiciera una cancioncita para aquel niño que salía en la televisión, y se me ocurrió tal como ahora, así. Duró diez segundos y luego permanece en la mente de la gente durante mucho tiempo. Lo entiendo y tampoco lo lo discuto ni lo quiero anular, pero yo sé a dónde voy. No no sé si llegaré, y a dónde voy es a intentar depurarme, a que no se me conozca solamente por lo que se ve. Pero también eso es mucho pedir, porque los demás no tienen por qué fijarse en mi vida o en tu vida, los demás tienen la suya, y tienen que pagar plazos al fin de mes, y tienen que compensar hipotecas, y tienen que arreglar el tejado de la casa, y tienen que hacer muchas cosas, como para que tú les llenes la vida diciendo que haces 37 cosas. Con que le haga caso a una, ya hay que darle las gracias.

    Quique Gonzalo:

    ¿Te conoces?

    Pedro Ruiz:

    Me sospecho.

    Quique Gonzalo:

    Y dentro de esa sospecha, ¿hay sospechosos habituales en tu vida?

    Pedro Ruiz:

    Sí, las carencias que me pueden movilizar, los miedos, que no tengo muchos porque tengo pocos miedos, o las ambiciones o las confusiones o los deslumbramientos, y de eso si puedes y te apartas, te da una vida mucho más saludable. Porque al final al final, si queda un recuerdo tuyo agradable, ya es una gran herencia, y al cabo de, no digo mil años, al cabo de siete semanas ya no se acuerda nadie de ti. Por lo tanto, hay que estar siempre en disposición higiénica para morirse.

    Quique Gonzalo:

    Me sorprende mucho, Pedro, tu capacidad de enfrentarte a los retos. Y entiendo que por un lado es seguridad en ti mismo y en el otro no sé si es incluso la pasión por probar cosas nuevas. Tú tienes una entrevista que yo recuerdo haber visto casi de cabo a rabo de 12 horas.

    Pedro Ruiz:

    Fíjate tú, menuda vanidad la mía, ¿no? 12 horas contestando a todo el mundo que vino a preguntar. Bueno, pero aquello lo tiene un motivo que no me lo han muchas veces no me lo han preguntado, ¿no? Mi madre estaba malita en ese momento, y entonces se me ocurrió hacer aquello para que se divirtiera 12 horas. Pero no pudo ser porque se murió unos días antes. Y entonces la postergamos un par de meses. Esto lo hice con el grupo de El Mundo en Veo Televisión. No tenía pretensión de ser nada doctoral, sino de divertirnos un rato y que venía lo mismo a preguntar a un paisano, que un exministro, que un cantante, que una amiga, que una modelo, que quién fuere, ¿no? Y eso fue.

    Quique Gonzalo:

    Tu madre, lo has mencionado aquí varias veces, y se nota que hay un poso fuerte. Tu madre era una persona que ayudaba a los demás, gente con problemas y eso.

    Pedro Ruiz:

    Sí, pero no, en mí no hay Edipo, ni hay ni hay ningún tipo de de de estar enmadrado ni nada. Mi madre se puso enferma y la cuidé a ella como ella me hubiera cuidado a mí. No hay más, ¿no? Pero tenía unos principios que eran bastante llamativos, en el sentido de que, por ejemplo, ella no abandonaba de hacer cosas que le parecían positivas porque decía que todo lo que tú abandonas te abandona a ti. Esa es la razón por la que me tiro a la piscina helada, por la que escribo, etcétera, etcétera. Porque no quiero dejar de tener las cosas que realmente me pertenecen. A mí no me pertenece mi casa, ni mi coche, ni nada de nada, me pertenece lo que brota en mí. Cuando alguien se pone un poco chulo por tener muchas cosas, por tener yates y empleados y tal, cosa que respeto, si se pone muy chulo siempre le pregunto, pero tú sin secretarios y desnudo, ¿qué sabes hacer? ¿Qué quieres decir? Digo, sí, sabes hacer el pino, sabes cantar una canción, sabes decir un poema. Desnudo, ¿qué sabes hacer? Sin secretarios. Entonces, se quedan un poco despistados y yo sonrío. No porque le quite importancia, sino porque creo que lo único que tenemos de verdad es lo que llevamos dentro. Un día Dalí llegó aquí al aeropuerto de de Madrid y le preguntaron en aduana algo de valor que declarar, y él se miró de arriba abajo y dijo: «Todo yo». Es una chulería, pero solo tienes lo que va contigo. Lo demás es un trasto en una maleta.

    Quique Gonzalo:

    Tú has conseguido, a base de preguntas, desnudar a mentes brillantes. Seguro que algunas en la intimidad, otras en la televisión. ¿Cómo trabajas ese proceso? Porque no funciona, me imagino, para todo el mundo igual.

    Pedro Ruiz:

    Pues, como decía Pla, ¿no? Con afecto. Llega un momento en que, cuando pasas de tus propios pensamientos y del deseo de establecer un criterio, te empiezas a dar cuenta de que los demás son tan náufragos como tú y de que tú eres un náufrago más. Y creo que llega un momento en la vida que, si maduras, tienes que escuchar a los otros siempre que no sean violentos, no solamente con interés, sino con afecto. Porque el otro está en la misma soledad que tú, tienen las mismas preguntas que tú. Piensa qué va a pasar con su hijo o con su madre, o qué le van a decir mañana en el análisis que tiene que hacerse en la clínica. Y esa soledad es lo que nos une. En vez de separarnos, deberíamos entenderlo más así.

    Quique Gonzalo:

    Si, por suerte, no lo vas a ser, pero tuvieras que tomar esa decisión de ser presidente del gobierno de este país, ¿cuál sería una medida que pondrías en práctica para la educación?

    Pedro Ruiz:

    La primera es dimitir. Sin duda ninguna.

    Quique Gonzalo:

    ¿Con dignidad?

    Pedro Ruiz:

    No con dignidad, no con rapidez. No, no, yo no quiero mandar en nadie. Mandar a los demás es malísimo. La única revolución que existe en este planeta, que existe hace 500004000 de años, etcétera, etcétera, es la educación. Y la educación no solamente es un libro, es comportarse sabiendo que los demás existen, es no querer el mal para los demás, esto no tiene nada que ver con la religión, sino saber estar. Y en la vida también es muy importante saber no estar. Cuando el río baja sucio no hay que bañarse, porque entonces te pones de alquitrán hasta arriba. ¿La educación nos ha hecho libres? La educación te da un sendero para que tú lo intentes.

    Pedro Ruiz:

    No sé si es el adecuado o no, porque, claro, hay muchos tipos de educación. Decía Lao Tse, un filósofo chino, que inteligencia es percibir el germen de las cosas. Tú me puedes contar ahora la teoría de la relatividad y yo no ser capaz de repetirla, pero si me he quedado con el fondo, algo y gano.

    Quique Gonzalo:

    Dentro de los roles de la conversación, o incluso de la entrevista, que puede ser un formato distinto, ¿te sientes más cómodo preguntando o te sientes más cómodo respondiendo?

    Pedro Ruiz:

    Es un papel distinto. Si preguntas, preguntas y te callas, y entonces escuchas y acompañas al otro en su en su comunicación, ¿no? Pero a mí contestar no me produce ningún tipo de alteración, porque tengo bastantes claras mis cosas, incluido que puedo estar equivocado. Pero no tengo miedo a equivocarme, o sea, procuro no faltar a nadie, pero no me importa decir cualquier cosa que a otros les parezca indiscreta, excepto de mi vida privada, que es una cosa de la que nunca hablo.

    Quique Gonzalo:

    Mucha gente quizá no recuerde, pero si hablamos de libertad de expresión, tú has sido una de las personas más vetadas, has sido vetado por el franquismo, has sido vetado por el PSOE, estás, en cierto modo, vetado actualmente, pero contigo se abre en 1974 Sí. Algo tan importante como la libertad de expresión.

    Pedro Ruiz:

    Bueno, yo naturalmente no la abro, la uso. La uso en el momento que vengo a Madrid a hacer un espectáculo, me contratan para dignificar un espíritu de libertad que luego no se produce con Arias Navarro. Actúo en el Club Siglo Veintiuno, hay 600 invitados, la hija de Franco, el presidente del gobierno Arias Navarro, ministros, gentes del Opus, y hago un espectáculo que yo hacía en Barcelona con naturalidad, y aquí se arma un gran escándalo. Un gran escándalo que produce muchísimas contestaciones durante la celebración del mismo, hay que parar, cortar, arrancar otra vez, fuera, fuera, que se calle, en fin, ese tipo de cosas. Y sin darme cuenta, pues yo estaba haciendo uso de una libertad de expresión que en la Barcelona de entonces ya existía, porque había una cercanía mayor con Francia, etcétera, etcétera, ¿no? Aquí todavía no había llegado. Y eso me hizo pensar, porque realmente yo era un paracaidista. Vine al club siglo veintiuno a actuar, pues no digo que pensara que fuera un club de alterne, pero casi. Y aquí estaba, pues, todo el franquismo entero, todo el opus, toda la falange.

    Pedro Ruiz:

    Hice un espectáculo que, si se pudiera considerar desde ahora con el pensamiento de entonces, era súper incorrectísimo. Y, bueno, pues, lo pagué con una experiencia.

    Quique Gonzalo:

    ¿Y cómo lo cerraste? Es decir, después de que el actor sale del escenario, ¿qué sensación te quedó en el cuerpo?

    Pedro Ruiz:

    Pues de vacío, porque si eso te pasa en un teatro de Pamplona o de Sevilla o de Santander o de cualquier otro sitio, pues más o menos reaccionas. Ya 10:10 en cuenta que después de ahí los los primeros tours del espectáculo que hice por toda España durante años, 2, 3, 4, 6 años, en cada función se marchaban 50 o 100 personas diciéndome de todo. Era normal, se estaba rompiendo el himen de de las libertades de aquel momento, y nada más. Yo tampoco sabía lo que hacía, pero recuerdo, por ejemplo, que un día actuando en Santander había como 1000 y pico personas en el teatro y no y y nadie aplaudió, ni hubo una evasión, ni ni hubo risas. Si me quedé muy frío, era mucho mejor eso que que se marcharan 200 personas, como a veces me pasaba. Entonces vino un un literato muy importante del momento y me dijo, qué éxito has tenido. Digo, pero si no se han reído nada. Dice, ya, pero no se ha marchado nadie.

    Pedro Ruiz:

    Entonces, la España de aquel momento se medía así.

    Quique Gonzalo:

    Cuando dices que al final quien no te ha visto en el escenario no conoce a Pedro Ruiz, ¿es ahora el mejor momento para verte encima del escenario?

    Pedro Ruiz:

    Bueno, no hay otro. Para el que no me ha visto, no hay otro. Yo creo que he madurado mucho, todavía no hago lo que quiero, tengo muchos proyectos, infinitos proyectos, que naturalmente no podré cumplir, pero creo que estoy más sosegado, mucho más distante de las polémicas, ya no acepto polémicas. Entonces, me sonrío ante lo que es la militancia en en en en severos contenidos y en severas afirmaciones y convicciones. Las respeto, pero no me las creo, empezando por las mías.

    Quique Gonzalo:

    Desde 1974 a este 2025, con la cantidad de ideas que decías ahora mismo que tienes, si solo pudieras llevar una adelante de la mejor manera, y siendo el Pedro Ruiz genuino?

    Pedro Ruiz:

    Pues haría 2. Había un un disco de canciones mías, Música y Letra, que tengo muchas, mucha gente ha cantado canciones mías. Este reloj lo enseño siempre, es un regalo de Rocío Jurado por unas canciones que le hice. Haría un un buen disco de canciones bonitas mezcladas, las irónicas y las ondas, y haría una buena película. Tengo en casa muchos guiones de películas que no he podido rodar, y alguna vez me divertiría a rodarla. Lo sigo intentando.

    Quique Gonzalo:

    Me interesa porque, además, tú has sido nominado al premio Goya también. ¿De qué trataría, si nos puedes dar 3 pinceladas, de ese guion?

    Pedro Ruiz:

    Pues tengo una tengo una comedia de las 8 o 10 películas que hay escritas en casa, una comedia que estoy intentando levantar, que se llama Un día libre, y es una comedia en serio. Es alguien, digamos que muy poderoso, que tiene un quebranto, y entonces en ese día empieza a decir y a hacer lo que no había dicho nunca. Es decir, una evisceración, empieza a contar todo lo que ha visto, vivido, a quién ha corrompido, todo ese tipo de cosas, y luego pasan asuntos que no voy a contar. Pero es un ejercicio de hacer de malo, que a mí hacer de malo me también me divierte, porque cuando estás en el límite de las situaciones, tienes libertad, entre comillas, para decir y hacer cosas que nunca habías hecho.

    Quique Gonzalo:

    Tú has bordeado muchas veces el límite, y entiendo que no, o sí, a lo mejor también por placer, pero por descubrimiento, porque más allá, la curiosidad genuina que tú tienes es donde se encuentra aquello que todavía no hemos tocado.

    Pedro Ruiz:

    Es que las iniciativas sin riesgo no valen mucho la pena. O sea, repetir lo que 1 hace peor que otro que ya lo ha hecho, Entonces, 1 plantea su historia llena de dudas y de detalles y también de algún acierto, y 1 tiene que viajar en su barca. Decía Machado una cosa que a mí me gusta mucho, decía, solo le canto mi copla a quien por mi camino va. Entonces, yo voy con una guitarra, si te gusta mi copla, vienes conmigo, y si no te gusta mi copla, tú te marchas y yo sigo con mi copla. Pero ni yo cambio tu vida ni tú mi copla. Lo bueno sería que además aprendiéramos el

    Quique Gonzalo:

    1 del otro. ¿Puede haber la capacidad de ser genuino sin un quebranto externo de la vida, sin algo traumático que? No es fácil. No es fácil

    Pedro Ruiz:

    porque para no ocasionar ningún tipo de de connotación violenta alrededor de 1, de contestación, hay que ser sabio y bondadoso. Y sabios sabios inteligentes hay muchos, despiertos también, hábiles también, pero sabios hay pocos. Y los sabios, en general, no discuten y, si pueden, se apartan de los focos donde está el fuego crepitando, y ser sabio es muy complicado. ¿Y bondadoso? Yo, para mí la bondad es lo máximo, en el sentido de que, en un mundo tan hostil como este, ser bondadoso me parece una heroicida. Con tantos apremios, con tantas obligaciones, con tanto cambio de opinión, con tantos telediarios llenos de guerras, con tanta incomodidad, a pesar de que tenemos una mejor sanidad y todo ese tipo de cosas, ser bondadoso, a pesar de lo que te puedan esquilmar, me parece extraordinariamente

    Quique Gonzalo:

    heroico. Es algo que se trabaja en el ser humano, ser bondadoso, y nos quitan en el camino por esta sociedad en la que estamos viviendo tan individualista, tan forzada, así

    Pedro Ruiz:

    como Pero la sociedad siempre ha sido así. O sea, hay gente bondadosa, naturalmente, no le cuesta ningún tipo de esfuerzo, y luego hay otro que está sospechando del de enfrente porque cree que le van a quitar lo que a él le ha costado tanto, y luego naturalmente hay personas envidiosas de nacimiento y personas violentas y tal. Pero el común, el común de la gente, yo creo que agradecen la amabilidad, por eso digo que valoro una sonrisa por la calle, una buena palabra, y en eso hemos de movernos. Ese es el caldo de cultivo en el que deberíamos movernos, Darnos cuenta de que nos ayudamos unos a otros para pasar este enigma que es la vida. Y no hay otra cosa, esto es un enigma.

    Quique Gonzalo:

    Ese enigma muchas veces se descubre hacia el interior. Tú has hecho un viaje profundo para, posiblemente

    Pedro Ruiz:

    sin darme cuenta. Lo hago porque como hago tantas cosas, unas me salen bien, otras mal, y eso naturalmente genera un eco posterior y una revisión.

    Quique Gonzalo:

    De todo este viaje que has hecho, ¿cuál es aquel punto en el que has encontrado la felicidad genuina, que no significa

    Pedro Ruiz:

    el éxito, sino la felicidad en ti? Pues casi siempre es cuando se me ocurre una idea que me divierte. Sea una película, sea una canción, sea un espectáculo, sea un libro, en ese momento, en la víspera se se es mucho más feliz que que en la repetición de un éxito. Lo he dicho otras veces y antes. Repetir un éxito que tuviste ayer, que el éxito es que la gente se ponga en pie, lo que sea, está bien, estar en la víspera de una cosa que se te ha ocurrido es mejor. ¿Qué vas a

    Quique Gonzalo:

    hacer dentro de 30 años? Bueno, 30 no, 80 años.

    Pedro Ruiz:

    Pues estaré jugando a fútbol y respirando si estoy aquí. No tengo pretensiones. El otro día me preguntaban en un en un periódico si yo creía en el más allá, y se me ocurrió una respuesta que la tengo muy meditada, ¿no? Yo no creo en el más allá, porque si hubiera más allá, Hacienda lo sabría. No tengo la menor duda de que habría una delegación de Hacienda en cada más allá.

    Quique Gonzalo:

    ¿Y a quién te gustaría, cuando lleguen ese más allá o ese más acá o ese momento en el que sea, quién te gustaría volver a ver, tener una conversación con

    Pedro Ruiz:

    esa persona? A las gentes bondadosas con las que me he encontrado, aparte de mi familia, pues he hecho mucho de menos, a personas que me han enseñado cosas. Puedo decir muchos nombres, desde Alfredo Kraus hasta Jesús Hermida, hasta Concha Velasco, y luego gente que no es conocida por el público. Pero todo el que le ha dejado una huella positiva en ti merece un agradecimiento. ¿Cuál es la entrevista que más te caló? O de las que más te caló,

    Quique Gonzalo:

    o un o un momento, a lo mejor, que

    Pedro Ruiz:

    muy pocas, porque, como te he dicho, yo no soy periodista y no no no tengo mitificado el género de la entrevista. Esto que estamos teniendo es una conversación, pero yo no lo tengo mitificado. Soy un buen conversador, ahora me toca contestar a mí, pero si pregunto escucho, y pues por la sinceridad, o sea, yo no he tenido obsesión de decir, me gustaría charlar o entrevistar, ¿no? Yo yo tengo pequeñas en dedicaciones a seguir haciendo teatro, haciendo cine y mis cosas, ¿no? Pero no tengo obsesión de que me conceda una entrevista nadie, o sea, en realidad, prefiero hablar con un señor de la calle, lo digo en serio, porque los que estamos ya muy marcados en popularidad estamos llenos de tics. Entonces, quitar las capas de cebolla de alguien que lleva muchas entrevistas es muy complicado, conmigo también. Por recordar, recuerdo, por ejemplo, que un día Vicente Ferrer, que vino a la noche abierta, pues estaba con la naturalidad de de que estuviera en la calle sentado en el bordillo, porque la televisión no es importante, porque yo no soy importante y porque la conversación era medianamente importante para que él obtuviera una pequeña ayuda, pero pasaba de la vanidad, y eso era impresionante. Recuerdo una charla también con Juan José Ballesta, el protagonista del Bola, que vino con 12 años o así, y no tenía filtros, y al no tener filtros, lo que dice alguien se cree, aunque no estés de acuerdo. Ya cuando empiezan los filtros, tienes que adivinar cuántas estrategias hay detrás de cada palabra.

    Quique Gonzalo:

    Cuando hablas con las personas, ¿ves todos esos filtros? No, no

    Pedro Ruiz:

    lo veo. No lo veo, yo no tengo esa capacidad. Procuro escuchar y si la respuesta me sugiere alguna repregunta que tenga que ver con una manera de completarla, la hago, pero tampoco tengo, o sea, tener una conversación amable ya es mucho, ya es mucho, no se trata. Yo no voy a descubrir cómo eres tú ni tú como soy yo, eso lo descubrirán los hechos. Pero en la conversación, el mero hecho

    Quique Gonzalo:

    de ser agradables es un plus. Hablabas de algo que yo considero que está muy olvidado, que es el aprender a escuchar, quizá porque no es algo que lo hemos trabajado, quizá porque la gente prefiere escuchar su voz y su nombre. ¿Cómo consigues escuchar?

    Pedro Ruiz:

    A mí el ruido siempre me ha me ha echado para atrás. Yo no he sido un hombre de discotecas, a pesar de componer música y tal, donde he visto barullo siempre me he quitado. Yo creo que todos los que hablan alto piensan flojito. Cuando 1 chilla, seguro que no tiene ninguna razón, y aunque la tenga, la pierde. Seguramente he caído yo muchas veces en eso también, ¿no? Pero creo que la las cosas interesantes o bondadosas se dicen a media voz. Levantar la voz, bueno, si estás en los San Fermines y vas a divertirte, ya es otra cosa, pero el que más chilla suele ser el

    Quique Gonzalo:

    que menos razón tiene. ¿Y qué hay en cuanto al volumen de las personas cuya voz no pueden, no saben expresarse? ¿Cómo puedes ayudar a que todo eso vaya fluyendo?

    Pedro Ruiz:

    Yo creo que a eso se dedican los artistas, no me refiero a mí en general. Un artista bueno, de cualquier naturaleza, es el que le el que le pone palabras a la voz callada de otros. Los artistas no somos, y ahí si digo que me siento artista, no somos más que aliviadores de la vida de los otros. Un ratito, tú tienes un mal rato, tú tienes una preocupación, tienes un cansancio, escuchas una canción, escuchas un parlamento, escuchas un podcast, lo que sea, y si alivias a los demás un poquito, ya has cumplido. No entiendo tampoco las militancias estridentes e histéricas de llenar un estadio para ver a Pepita o a Pepito, no lo entiendo. Entiendo también que se necesita un consuelo entre la masa media, que tiene que pagar facturas y que allí se desgrava un rato. Pero ese desgravamiento no me parece fundamental. Digamos que es una sauna barata.

    Pedro Ruiz:

    Esa sauna barata, a

    Quique Gonzalo:

    la que al final hemos accedido todos un poco, es parte de un modelo social al que nos estamos creando. Tengo la sensación que hace 40, 30 años, se trabajó por elevar los niveles, y creo que ahora, simplemente con que veamos y encendamos la televisión, ya no hay espacios donde haya conversaciones.

    Pedro Ruiz:

    Porque en la pequeña vida que tenemos todos, esta es mi explicación para mí, hay 3 fases en todos los procesos, y son 3, son hambre, atracón y diarrea. Hambre, atracón y diarrea. Hambre, no hay libertades, estamos en dictadura, no sé cuánto es, llega la Esto es hambre. Atracones, llega la democracia, muchos partidos, muchas promesas, muchas inversiones, y luego diarrea, revolución. Y vuelve a empezar, y vuelve a Y con la cultura también ocurre así. No sé si en alguna manifestación de la cultura esta barata de este momento se encontrará una forma de hacer marcha atrás, pero creo que se están matando muchos 1000000 de neuronas que podrían estar mejor conectadas. Y si tú tuvieras la potestad de poder compartir con nosotros un poema tuyo, ¿Qué nos dirías? Uf, yo tengo Mira, la primera canción que escribí, Música y letra, la escribí teniendo 18 años, y con el paso del tiempo me pregunto que qué me había pasado a mí para escribir aquello, porque con 18 años no tienes mucha experiencia, 18, 19. Y que yo recuerde la letra de esa canción, dice, vamos pasando en el tiempo como olas en la playa, en un continuo ir muriendo que la vida es una falla.

    Pedro Ruiz:

    Cada momento se va, se va, se escapa y nos deja con menos ganas de andar y un poco más de pereza. Al embustero le dan, al que es sincero le quitan, el pobre no tiene pan y a los ricos los invitan. La vida nos convoca el corazón presente y el viento de las horas va borrando el presente. Nunca he querido mandar, tener poder ni galones, sentirme libre y vibrar, esas son mis ambiciones. Voy de un error a otro error, no me da miedo el fracaso. Yo iré mejor o peor, pero no marcando el paso.

    Quique Gonzalo:

    Con 18 años, tu primera

    Pedro Ruiz:

    No sé, no sé qué había visto, pero escribí eso y luego le puse música, la canturré y pasados muchos años la pude cantar hace 7, 8 años, en el en el Teatro Monumental de Madrid, acompañado por la sinfónica de mi amigo Luis Cobos. Bueno, yo hago cosas y luego otras, ya está. Haces cosas, tienes amigos, y 1 de esos amigos es Serrat. Sí, me llevo muy bien con él. Amigos en en lo profundísimo, o sea, no le frecuento tanto como me gustaría, pero siempre he contado con su afecto y él con el

    Quique Gonzalo:

    mío, y además en momentos puntuales lo hemos demostrado. ¿Con quién escribirías una canción? ¿Con quién escribirías un poema?

    Pedro Ruiz:

    O sea, a

    Quique Gonzalo:

    Serrat irías al cine a ver.

    Pedro Ruiz:

    A Serrat le debo la gratitud de haber venido a cantar una canción mía conmigo en el como Pedro por su casa, siendo un año que él estaba sabático. O sea, fíjate el honor venir a cantar y encima un año que estaba retirado. Recuerdo en el en el espectáculo este que estoy haciendo, mi vida es un anécdota, recuerdo muchas cosas agradables que me ha pasado y que me han enriquecido, agradeciéndolas, La primera persona que conocí, que me dio mucho que pensar, yo tenía, pues eso, unos 20 años quizá, y fue Facundo Cabral, que no sé si tú lo conoces, pero a quien esté viendo esto le recomiendo que lo encuentre. Facundo Cabral, el autor de No soy de aquí ni soy de allá, No tengo edad ni porvenir y ser feliz es mi carnet de identidad, era un tipo coherente. Le conocí con con 19, 20 años, y me impresionó porque pensé, este tipo no habla como los demás. Pasó el tiempo y nos hicimos amigos, ya nos dedicamos al espectáculo, nos conocimos, no amigos íntimos y tal. Y el último espectáculo que hizo en Madrid lo hizo en el teatro Reina Victoria con mi otro amigo Alberto Cortés. El espectáculo se llamaba Lo Cortés no quita lo Facundo.

    Pedro Ruiz:

    Y terminado el espectáculo, le acompañé al sitio donde vivía y me dijo, con su tono argentino, dice, mira, Pedro, yo ya me borré de todas las estadísticas, esto es todo lo que tengo. Y tenía otros vaqueros, otra camisa, otras sandalias y el neceser, punto final. Yo no llegaría a eso, pero él en su en su peregrinaje por aquí había llegado a ese punto.

    Quique Gonzalo:

    ¿Cuál es el viaje que te falta por hacer en tu vida?

    Pedro Ruiz:

    Muchos, todos los que me produzcan placer, o sea, no, una vida no da tiempo a nada, como decía Chaplin, la vida solo da tiempo para ser amateur. Yo me, cuando me muera, pues, me quedaré con 1000 proyectos por hacer, que no los hago por la vanidad, aunque también está ahí presente, evidentemente. Lo hago porque hay que estar en vísperas de cosas que te apetecen. Si no estás en vísperas de cosas que te apetecen, eres un muérdago.

    Quique Gonzalo:

    Teniendo 1000 de proyectos en la cabeza, seguro que desde el enfoque personal a cada 1 de ellos le encontrarías un prisma único. ¿Cómo eres capaz de decir sí y saber decir no? Porque decir no es algo

    Pedro Ruiz:

    complicado en esta vida también. Pero no no me cuesta, ¿sabes? Porque porque no no me gusta dejarme manejar por intereses que no son los míos. Cuando digo intereses, digo intereses monetarios, intereses. Evidentemente, en algún momento de mi vida he estado deslumbrado por el ego, cuando tienes menos edad, pero poco a poco me he ido limpiando de eso. Y si alguien me ofrece una cosa muy, muy, muy, muy, muy bien pagada, infinitamente pagada, y no me gusta, no tengo el menor problema en decirlo. Eso me da limpieza, eso es salud. No sé lo que haría si lo necesitara para salvar a un hijo, o para mi madre, o para tu madre, o para quien fuere, ¿no? Pero, desde luego, por el mero hecho de tener más, no. Quiero tenerme a mí.

    Pedro Ruiz:

    ¿A qué has renunciado para tenerte a ti? A no muchas cosas. A no muchas cosas, porque entiendo que esta situación mía es especialmente agradable, en el sentido de que yo soy un privilegiado. Un privilegiado primero por mi salud, que no me ha no me ha pillado un camión, ¿no? Pero además porque me siento capaz de hacer muchas cosas, porque no soy envidioso y porque me divierte mucho la pequeña aventura de mañana.

    Quique Gonzalo:

    Tienes una salud que no la venderías, ¿no? Tienes una cabeza que no la cambiarías.

    Pedro Ruiz:

    Hombre, si la cambiarías, se puede amueblar mucho mejor, A mí me sirve, pero a otros no. Tienes unos amigos impagables. Todo eso que ha confeccionado Pedro Ruiz

    Quique Gonzalo:

    a su alrededor, ¿qué es el germen, el núcleo, ese ADN que hace que seas y tengas esta capacidad tan única? Porque estoy convencido que no es ni ni la vanidad ni ni que ahora me digas algo humilde, sino que hay algo que tú has trabajado de manera muy profunda y que, día

    Pedro Ruiz:

    tras día, aunque no consiga colmar este propósito, yo creo que una de las claves de la salud en la vida es intentar ser ético. Intentar ser ético, nada más. Tener la oportunidad de probar todo lo que te guste si no haces daño a nadie, pero desde la ética. El día que la ética fuera una convicción activa, el mundo no tendría guerras. Pero o no da tiempo a madurar o nos ensuciamos muy pronto o estamos confundidos, no lo sé. A mí lo que me aguanta es tener el tubo de respirar sin colesterol.

    Quique Gonzalo:

    Ese tubo sin respirar, ese tubo centrado en la parte ética, ¿desde dónde lo trabajas? Es decir, a mí me sorprende esta capacidad que tú tienes de ir con la cabeza a 1000 por hora, a 1000 conexiones. Pero ¿desde dónde trabajas la ética? Porque no es fácil en el lugar en el que has estado. Estado. Pues no, no, que que

    Pedro Ruiz:

    he estado y que pienso estar o que no estuve, no lo sé. Pues desde la admiración. Es que lo lo que más te enseña es la admiración, la envidia no. La envidia es cegadora, la admiración es iluminadora. Entonces, cuando ves a alguien que hace muy bien una cosa, debes no solamente admirarle, sino aprovechar su lección. Y la admiración es la es la que incluye la ética, no hay otra cosa.

    Quique Gonzalo:

    Con esa admiración, y dejando de lado cualquier atisbo de de de vanidad, porque no lo pregunto por eso, ¿cómo te gustaría que te recordaran?

    Pedro Ruiz:

    Con amabilidad. Y además poco rato, porque la gente tiene sus vidas y tiene que hacer sus vidas. No tengo mucho sentido de, si es que somos muy pequeños, es que somos muy fugaces, es que somos muy efímeros. Es que estamos aquí un ratito y enredamos mucho porque tenemos un ego lleno de miedo, lleno de propósitos, y porque temblamos, y entonces hay que hacerse notar. Pero es que al final no somos más que una materia que que pasa por aquí y se deconstruye, y no hay más. Tienen mucha suerte los que tienen fe, porque los que tienen fe esperan algo después, y ojalá lo encuentren. Yo no soy creyente en ese sentido, pero procuro ser eso que decía antes, todo lo bondadoso que me permite a mi mal carácter.

    Quique Gonzalo:

    Con tu ética y la bondad, ¿cuántas veces has dejado salir a gente, entre comillas, viva, cuando sabías que a lo mejor no se lo merecían por algo que te habían hecho.

    Pedro Ruiz:

    ¿Te refieres en una conversación o así? En la propia vida. No soy vengativo, no soy, en algún momento determinado puedo tener un pronto, y y dominarme es bastante complicado, no diré que imposible, pero es bastante complicado, pero no no tengo no gasto energía en lo que podíamos llamar la revancha, no la gasto. Porque sé que el otro tendría sus motivos, yo a lo mejor yo no los entiendo, pero es que dedicarle tiempo a eso, ¿no? En algún libro tengo escrito un pensamiento que me gusta mucho, que es el culpable de tu ira no merece tanto éxito. Decirlo es fácil, A decirlo no.

    Quique Gonzalo:

    Es lo que te iba a preguntar, ¿cómo trabajas esa despedida?

    Pedro Ruiz:

    Pues pensando que es lo más confortable, ni siquiera cómodo, sino confortable, porque si dedicas una parte de tu energía a la venganza o a la restitución de no sé qué, al final se trata de dormir en paz, ¿no? O sea, Josep Pla, que era un tío muy estupendo, también le conocí, un día estaba haciendo una paella con unos amigos, y Josep Pla hablaba de esta forma, de esta manera que hablaba, que parece el señor Casamacho que hacía Xavier Sarda, y se metía en grandes temas filosóficos, era un tío muy interesante. Pero de repente decía, bueno, bueno, ahora dejemos de hablar de filosofía, que lo importante es la sal que tiene que llevar la paella, la paella, la verdad. Entonces, cuando está la paella, pues toca la paella, y meterse en grandilocuencias, pues a veces te divierte, pero otras veces te pierde. En un día normal de Pedro Ruiz, ¿cuántas actividades puedes realizar? Por lo todas las que puedo. Ahora, hoy vengo de comer con un empresario para ver si encuentro teatro y colocarme fijo a partir de septiembre con el espectáculo que yo en los teatros del canal, pero al tiempo he estado hablando con alguien que hace otro podcast de otra cosa. Al tiempo he estado escrito 2 poemas hoy por la mañana, por la tarde tengo que ir seguramente a un teatro, y estoy en muchas cosas, y tengo que seguir gestionando a ver si puedo hacer la película, a ver si puedo volver a la televisión, tengo una conversación pendiente con alguien de Movistar. Yo todos los días lanzo al aire 100 simientes, y florecen 2, pero hay que lanzar 100. O sea, a mí no me es fácil, no me estoy quejando, estoy describiendo que las personas independientes no tenemos colaboradores del poder, somos sospechosos profesionales.

    Pedro Ruiz:

    Pero eso yo lo tengo ya muy asumido. Y en esas 100 interacciones de germinar, ¿cómo consigues, como decías antes, estar en el presente y

    Quique Gonzalo:

    en el ahora en cada una de ellas?

    Pedro Ruiz:

    Porque no hay otra cosa. ¿Cómo tienes esa capacidad? Porque no hay otra cosa. Porque por más que me empeñe en acelerar un asunto que no depende de mí, no puedo hacer nada. Lo único que puedo hacer yo y tú y cualquiera que esté viendo esto es estar dispuesto a aprovechar la ocasión. Y para aprovechar la ocasión tienes que estar lúcido, preparado y con voluntad. No hay más.

    Quique Gonzalo:

    Y cuando tú te has encontrado que no tenías esas capacidades, has preferido decir, oye, aquí termino, una conversación, una charla, un

    Pedro Ruiz:

    un teatro, una representación. Es cuando cuando algo ya ha sido suficiente, ya ha sido suficiente, y cada 1 tiene una medida de este asunto. O sea, yo hace mucho tiempo que no hablo de política, y he sido la primera persona que ha hecho parodias políticas y tal. Pero en la transición valía la pena, ahora ya no. En la transición todos aquellos protagonistas empujaban hacia la luz, y ahora no. Entonces, también molaba, como se dice ahora, ser el primero que hiciera todo aquello. Ahora ya no, ya no tengo interés, con todo el respeto del mundo, pero yo no tengo interés en hacer una parodia de Donald Trump, no tengo el menor interés. Y ya está, se te pasa.

    Pedro Ruiz:

    Por lo tanto, hay que pasar por las modas sin vivir en ellas. Digo una cosa en un libro de los que tengo publicados, el ruiccionario, que es muy dura, se lo voy a decir, es muy dura, y que me perdonen los que se sientan aludidos. Digo que la moda es el refugio pasajero donde se sienten seguros los gilipollas. Hay muchos gilipollas. Incluido yo. Ya somos 2, bien.

    Quique Gonzalo:

    O sea, que está bien haber pasado y estar por ahí, otra cosa es permanecer.

    Pedro Ruiz:

    Sí, quedarse a vivir es mucho.

    Quique Gonzalo:

    ¿En cuántos lugares te has quedado y has permanecido?

    Pedro Ruiz:

    Pues en esos pocos sitios que hemos hablado, en en la creatividad, en la sensibilidad, en en el hecho de inventar. Inventar está muy bien, porque inventar es como que te sales de tu vida. O sea, a veces no sabes si vas a hacer bien la película o no vas a hacer bien el papel que te dan, pero es un riesgo que sin matar a nadie permite que te retes a ti mismo, y en ese reto hay vida.

    Quique Gonzalo:

    Por eso yo te preguntaba antes, que entiendo que tu vida ha estado llena de retos,

    Pedro Ruiz:

    ¿sí? Y estará, ¿te has jugado a la vida? No, no me la he jugado, he procurado defenderla.

    Quique Gonzalo:

    ¿Ya ¿Ya salió victorioso?

    Pedro Ruiz:

    De momento, sí, estoy empatado. Y empatar es un gran resultado porque la vida se juega en campo contrario. ¿Cuántas veces has jugado en casa? Muy pocas. Muy pocas, pero como tengo una casa reducida que es la mía, por ejemplo, yo no he querido tener hijos nunca y no he querido casarme, en fin, esas cosas, ¿no? Pero sé muy bien los los aperos de trabajo que tengo, mis utensilios, y si de algo no sé, procuro no meterme en ello, porque reconozco de antemano mi fracaso. Yo soy muy malo para las matemáticas, soy muy malo para los negocios, soy muy malo para las inversiones, no me gusta mandar sobre los demás, pero a cambio tengo mucha capacidad de enfrentarme a pequeños retos personales, y ese es mi camino.

    Quique Gonzalo:

    ¿Cuál es el reto al que te vas a enfrentar mañana?

    Pedro Ruiz:

    Continuar. Continuar lleno de planes, intentar hacer películas, volver al teatro, seguir escribiendo, publicar un libro, y todo lo que se presente que me motive, pero que me motive por una razón interior, no porque me van a dar 2000000 de euros por una entrevista hablando de

    Quique Gonzalo:

    mi vida personal. Hay algo que todavía no has hecho, muchísimas cosas. ¿Qué desees hacer? De corazón.

    Pedro Ruiz:

    El cine me gusta mucho. Publicar poemas algún día lo haré, incluso creo que se puede dar algún día unos recitales de poesía que no aburran a la gente. En fin, tengo muchos planes y luego acepto todo tipo de sugerencias. A mí a veces no me llaman directores de cine porque creen que lo tengo todo, digamos, que más KO y no no estoy de vuelta de nada a mí. A veces, no digo que me tengan miedo, no no no llames a Pedro que no lo hará. No es verdad, pruébenlo.

    Quique Gonzalo:

    Yo te he llamado, de hecho, te mandé un mensaje y a los 2 minutos estaba respondiendo. ¿Dónde ha quedado esa parte que yo, a lo mejor mal usada, de en vez de coger y llamar y preguntar a una persona, ya ha pensado que la educación es escribir primero un mensaje?

    Pedro Ruiz:

    Bueno, eso cada 1 que lo maneje como le parezca. Yo suelo llamar a la gente, ya sé que ahora muchos no cogen el teléfono, pero bueno, es un problema de ellos. A mí cuando me dicen mis amigos, no te puedo enviar un WhatsApp, digo, no sabes lo que me alegro. Y sí, ¿y por qué? Digo, pero ya te has olvidado de decir hola, dices hola, y yo digo, hola, ¿te acuerdas de esto? Hola, hola, hombre, te puedo molestar, podría no sé cuántos. Te envío una foto, yo no tengo WhatsApp en el teléfono, tengo un teléfono que está por ahí y y no tengo registrados teléfonos ni tengo ninguna clave, y no quiero, porque no quiero digitalizar mi alma.

    Quique Gonzalo:

    Esta vulnerabilidad que en el fondo demuestras es una vulnerabilidad tremendamente honesta, pero es

    Pedro Ruiz:

    la que es. Yo creo que tú también la tienes, y y cualquiera que vea eso también la tiene. Es que presumir de fortaleza seguramente encierra un engaño, y sin embargo, hablar de la fragilidad te fortalece porque primero la reconoces, que es cierta, y 1 puede estar muy seguro en 3 temas, pero no en 300.

    Quique Gonzalo:

    ¿Fuimos más felices o fuimos felices de una manera diferente?

    Pedro Ruiz:

    Yo creo que seremos más felices en los minutos que quedan, los otros ya han pasado.

    Quique Gonzalo:

    Y para esos minutos que nos quedan en la vida, en general, estando presentes en el aquí y en el ahora, con una sonrisa bondadosa, ¿cuáles son las palabras que a ti te tocan? ¿Qué son las palabras que a ti te te llegan en algún momento a sustentar? Pues, madre,

    Pedro Ruiz:

    verso, bondad, heroísmo, capacidad, esfuerzo, mérito. ¿Y

    Quique Gonzalo:

    el mar?

    Pedro Ruiz:

    El mar es la placenta de la humanidad, sin el mar no estaríamos aquí. El mar es, aparte el mar tiene una cosa muy buena, que cuando 1 navega por el mar, hace tiempo que no estoy, alrededor no hay ningún pueblo que cotillee. En el mar miras el horizonte y no hay un campanario lejos, ni en aquel pueblecito Pepita se ha casado con Manolito, Manolito, o sea, en el mar no hay asesinatos más que a bordo de los barcos, y esa mirada hacia el horizonte, esto un día se lo decía a Zela. Cuando miras al mar y ves el horizonte, como es un hemisferio que no está poblado, no tienes más remedio que enfrentarte a ti, Y ahí empieza un chup chup interesante.

    Quique Gonzalo:

    Esta pregunta a lo mejor es un poco íntima, y si no quieres, no respondas. Cuando te bañas ahora en el Garraf,

    Pedro Ruiz:

    Hace tiempo que no me bañé en

    Quique Gonzalo:

    el Garraf. ¿Volverás a bañarte?

    Pedro Ruiz:

    Sí, sí, pues sí, seguramente. Sí, porque una persona que me administra las cosas vive en Sitges, que es al lado, y ahí están las cenizas de mi madre, en enfrente del puerto de Garraf. Pero en fin, lo hago también sin ninguna trascendencia. Esto ya pasó y pasó. Sí, me me he bañado, alguna vez me he bañado en esas aguas.

    Quique Gonzalo:

    Es que me parece una imagen, sí, sí, absolutamente brutal. El líquido amniótico otra vez cuando las

    Pedro Ruiz:

    me he bañado en el en el barquito de algún amigo, he pasado justo por el lugar que está dentro del mar y me he tirado a exprocesos ese. Bueno, es como volver al líquido amniótico, ahí está todo mezclado. Ahí está todo lo que has sido, todo lo que serás, y hay algo, ahí está ahí está todo a nuestra nada. En el fondo, el viaje que

    Quique Gonzalo:

    estamos haciendo es para darnos cuenta de lo que queda al final, es nada.

    Pedro Ruiz:

    José Hierro escribió un poema muy bonito de eso, y yo también tengo una canción que se llama Todo y nada. Es que no hay, al final de todo, no hay nada. Y lo que hay después, nadie ha venido a contarlo. Por lo tanto, si el final de esta cuenta es nada, no hagas todo para no tener nada, salvo que sea una cosa del alma que a lo mejor te la llevas. No sé qué habrá por ahí, pero si hay juicio final, yo me pido ser el primero, y luego ya a reírme.

    Quique Gonzalo:

    Y hay una cosa maravillosa en esto que dices, porque en el fondo te deja una levedad maravillosa en tu vida.

    Pedro Ruiz:

    Claro, claro, claro. O sea, si procuras no darle importancia a los motivos que perpetran las guerras de otros, hombre, yo me enfado como todo el mundo y no soy un ser, vamos, ni ni perfecto ni ni semiperfecto para nada, pero hay batallas verbales de las que no quiero participar. ¿Qué hay que hacer en la vida para no hacer nada? Ser un un licen, no, no, no se puede, sin hacer nada no vives. No sé. Lo que tienes que tener es tus planes, respetando a los otros y tus planes. Tienes que tener tu proyecto de vida, y luego, si hay un más allá, preguntarte si acertaste o no. Pero lo que no puedes andar es por un territorio equivocado, porque te puedes equivocar en rectificar. Pero como tu meta sea una meta confundida, tu vida es una vida confundida.

    Quique Gonzalo:

    Cuando subas y de repente esté el señor San Pedro esperando, Veremos,

    Pedro Ruiz:

    veremos. ¿Qué le vas a responder? ¿Yo? Nada, le preguntaré qué hora es. Yo que sí, yo que sé. No creo mucho en esas cosas. Creo que somos materia y ya veremos cómo nos transformamos en otra o desaparecemos. No tengo idea, no me quiero adelantar a preguntas que ni siquiera he escuchado responder bien. Ya te he dicho que los que tienen fe tienen ventaja, porque los que tienen fe cruzan el desierto de la vida con una cantimplora de agua.

    Quique Gonzalo:

    Tú tienes fe en cosas y en personas.

    Pedro Ruiz:

    Yo tengo fe en cosas de aquí que conozco, que es en la voluntad y todo ese tipo de cosas, pero fe en que seamos una especie, la humana, que merezca un premio distinto a otros, no. Ahora, si toda la evolución consiste en que tanto peces, como plantas, como planetas, se reconvierten en otras cosas, yo no tengo ninguna capacidad para juzgar eso. Pero por si acaso sospecho que no, y si aparece algo, pues bienvenido sea. Esa sorpresa que esperas de la vida, que no dependa de ti, ¿cuál te gustaría que fuera esa sorpresa final? Pues que hubiera más oportunidades para con salud, cada 1 la suya, emprender cosas que no pudiste hacer aquí, que fueran mejores que las que hiciste aquí. Maravilla. ¿Crees que algún día volverás a la televisión? ¿Por qué no? Si vuelven otros, ¿por qué no? Por eso, pero

    Quique Gonzalo:

    porque otros se han mantenido más.

    Pedro Ruiz:

    Ya, pero eso eso depende de la televisión, la la televisión pública, la privada es privada, la televisión pública tiene 3 componentes en todo el planeta, lo digo siempre, que son Gebers, Kafka y Al Capone. O sea, doctrina, confusión y negocio. Entonces, yo no formo parte de ninguno de esos 3 clubs. Entonces, alguien tiene que querer que aparezca un tipo raro como yo haciendo unas cosas que tampoco a él le compensa, no lo sé. Pero dicho de prisa y corriendo, suelo terminar este tipo de reflexiones sobre la tele con mucho respeto para los que han trabajado en ella con prestigio. Y digo que siempre que solo me fío de una tele, Telepizza, que se sabe siempre dónde va la pasta.

    Quique Gonzalo:

    ¿Eres feliz encima del escenario más feliz que en la televisión?

    Pedro Ruiz:

    Bueno, es que el que quiera saber cómo es un artista tiene que ir a un teatro de 1000 personas o de 400 o de 300. Porque esa misma persona la ves en el WiZink o en el Movistar, con el Bernabéu o en el Y es otra cosa. Ese es un espectáculo de la producción, no es un espectáculo del que canta o el que cuenta. Y en el rato que estás en el escenario, que a mí no me engancha demasiado, pero me gusta, te sientes muy libre. Primero hay un gran compromiso todos los días, salir y decir, ahora tengo que llenar esto 2 horas yo haciendo esas cosas que hago y tal. Pero al a partir del minuto 10 o 15, si el público está cercano y se lo está pasando bien, te sientes hasta un poco útil. ¿Cómo sabes que eso lo están pasando bien? Porque se nota, el público está vivo. 1, en el escenario, percibe que el público se aleja o se acerca.

    Pedro Ruiz:

    Ese agujero negro que hay, ese agujero negro que es cuando rompes la cuarta pared, es un agujero que respira, y tú notas su respiración, y en eso te creces o te achantas, y cuando es agradable la comunicación, tú estás en una burbuja donde no va a pasar nada malo. No va a venir Hacienda a cobrarte, ni un policía a detenerte, ni nadie a hablar mal de ti, ese rato del escenario es sagrado. Y todo pasa, sea bueno, sea malo, pasa. Y se acabó. Y al día siguiente, la función, la misma, es otra.

    Quique Gonzalo:

    Una de las cosas que me ha gustado siempre muchísimo de tus espectáculos, Pedro, es que nunca has repetido 2 veces la misma actuación.

    Pedro Ruiz:

    No, no, es que no es posible. Tal como lo plantea, hombre, si hago un espectáculo de texto que a veces he hecho, yo yo estrené el el Viaje infinito de Sancho Panza, de Alfonso Sastre, y hubo un gran barullo en el País Vasco de Italia, y hacía de actor puro y duro, como ha hecho de actor otras veces, con el texto concreto y dando pie a los compañeros. Pero en los otros espectáculos que hago me concedo la libertad de improvisar dentro de un guion y una una escaleta de 60 vídeos que entran y tal. Pero me obligo siempre a inventar como lo digo, porque el modo de que no se vicie una actuación es tener que inventarla cada día. Me explico, yo sé que tengo que decir micrófono, sofá y pantalón, pero ¿cómo llego a micrófonos, sofá y pantalón? Cada día procuro inventarlo, porque es el modo en que me obligo a mí a no decirlo como un papagayo.

    Quique Gonzalo:

    ¿En eso tiene capacidad también la percepción que tú tienes en ese momento de la audiencia, tu capacidad de improvisar?

    Pedro Ruiz:

    Sí, a veces sí, pero no no me ha sido demasiado de eso, podría hacerlo, Y cuando me pongo muy payaso, en el mejor sentido de la palabra payaso, puedo ser mucho más divertido de lo que soy habitualmente. Pasa que eso se me ha pasado las ganas de serlo. A veces pienso, tengo que recoger esa faceta que que me divierte mucho y he tenido mucha experiencia. El público te motiva a llevarte de un

    Quique Gonzalo:

    modo o de otro. Para mí me parece impresionante porque creo que todo eso se basa en la preparación y la capacidad que tiene este en tu cabeza para luego poder llegar a improvisar y recoger las buenas o las malas caras y hacer ese micrófono, sofá, pantalón de una manera o de otra.

    Pedro Ruiz:

    Ten en cuenta que cuando escribes mucho y compones mucho y has hecho muchos espectáculos, tienes ya muchos pequeños monólogos, que a mí no me gusta la palabra monólogos, preparados. Sabes lo que dirías de un sofá y de un divorcio, lo has dicho muchas veces, lo has escrito, lo has cantado, lo has representado, y en algún momento te vienen cosas que no no se te ocurren en ese momento, pero las que se te ocurren en ese momento, con esa base que ya has trabajado, suelen ser bastante afortunadas.

    Quique Gonzalo:

    Tú cuando escribes los poemas de los que nos hablabas, yo me imagino algún día, Pedro Ruiz sabiendo que el en la primera línea ese no va a ser el gran poema. Pero aún así, veo que terminas los poemas.

    Pedro Ruiz:

    Sí, sí, los termino, sí. Los termino esta mañana es que todos. Y ahora cuando vuelva al hotel desde el que he venido, con el conserje que se jubila este año, que se llama Alfredo García Escanciano, escribiré otro verso con un título que me pone él y lo escribo en 4 minutos de pie en el mostrador mientras hay gente que está pidiendo entradas para el cine, para el teatro, para un restaurant. Sin decirme el nombre, ese hotel es al que sueles ir habitualmente. El el hotel de Siempre donde Viví 2 años.

    Quique Gonzalo:

    Yo tengo que decir que un día estaba tomando el branch en ese hotel, me crucé contigo y me dio miedo, vergüenza.

    Pedro Ruiz:

    Yo te quería entrevistar, esto pasó hace 2 años. Y luego sucedió una cosa, y es que me pasó algo parecido con un profesor, y al cabo del poco tiempo, una semana, 2 semanas, murió ese profesor. Claro. ¿Por qué no aprovecha esa ocasión? Claro, es que la vida es ahora.

    Quique Gonzalo:

    No hay más. Ahí es ahora, Pedro.

    Pedro Ruiz:

    Claro, en la en la isla, los pajaritos de la isla, de la de la hora de la isla, están diciendo todo el rato y nada más aquí y ahora, aquí y ahora y aquí y ahora, y no hay más. Aquí ya lo he dicho, ahora no lo sé. Hay un verso de una Premio Nobel polaca, cuyo nombre exactamente no no recuerdo, pero cualquiera lo sabrá, porque es un verso muy corto que dice, cuando digo futuro, las 2 primeras sílabas ya no existen. Cuando digo silencio, lo estoy rompiendo con mi palabra. Y cuando digo nada, acabo de crear algo que no quería. Es muy difícil el poder mejorar. Ahí ahí lo dejamos.

    Quique Gonzalo:

    Este final, aunque tenemos una pregunta para ti de nuestro último invitado, Vicente Esplugues, el sacerdote metalero, que nos ha preguntado lo siguiente para ti y es, ¿qué es el amor?

    Pedro Ruiz:

    El amor es dejar de ser tú para ser el otro, para ser los otros y para ser la parte de ti que más te cuesta, que te da algún tipo de gratificación, pero que te exige un mérito y un esfuerzo permanente. El amor no es un flechazo, el amor es un camino que hay que andar todos los días. También digo que se pueden tener muchos amores a la vez, porque igual que se habla de la promiscuidad física, yo creo que con 20000 tiempos podrías creer a 20000 distintos. Lo que pasa es que hay un tiempo para 20000 cosas. Hablo en limpio, No hablo en promiscuidad.

    Quique Gonzalo:

    Sí, sí. Y terminaba Vicente preguntando que qué harías con ese amor si fuera el último día

    Pedro Ruiz:

    de tu vida. Pues estar abrazado en silencio si fuera una persona, y no hay más, no hay mucho más. O sea, marchándose de aquí de una manera serena y dejando un buen recuerdo, ya se ha hecho mucho. O sea, sin haber invadido Irak y sin haber tirado bombas en no sé dónde y sin haber hechole una putada a un amigo que no sé cuántos a un enemigo, es que todo eso vuelve contra ti.

    Quique Gonzalo:

    ¿Qué te gustaría preguntarle al próximo invitado o invitada a este podcast?

    Pedro Ruiz:

    ¿En qué momento te diste cuenta de que habías perdido una gran oportunidad?

    Quique Gonzalo:

    Creo que te va a interesar la persona que lo responda. Cuestionario rápido que hacemos a todos los invitados Pedro ¿Cuál es la regla de Pedro Ruiz para vivir mejor?

    Pedro Ruiz:

    No obsesionarme Si tuvieras que compartir solo un aprendizaje de todo lo que has vivido hasta ahora, ¿cuál sería? El esfuerzo, la paciencia y el coraje. ¿Cómo se titularía tu biografía? Mi vida es una anécdota, que es el espectáculo que hago ahora. ¿Cuál es el libro que más? O a lo mejor lo cambiaría por Topaná. Topaná es la es el mejor título, a 1 le he puesto algún espectáculo. ¿Cuál es el libro que más has regalado? Pues La tiranía sin tiranos, de de David Trueba, que me gusta mucho, es muy corto y es extraordinario.

    Quique Gonzalo:

    ¿A quién te gustaría o te hubiera gustado conocer?

    Pedro Ruiz:

    No tengo obsesiones de esa naturaleza.

    Quique Gonzalo:

    ¿Qué canción pones a todo volumen para subir el ánimo?

    Pedro Ruiz:

    Pues me gusta mucho en forma de Glenn Miller. Es una canción que me pone de muy buen humor. ¿Cuál es la pregunta más interesante que te han hecho? Un silencio expectante, como hacía Quintero, que respondías y en su mirada había un falta

    Quique Gonzalo:

    concluir. ¿Qué se te viene

    Pedro Ruiz:

    a la cabeza cuando piensas en felicidad? Champú. ¿Qué película volverías a ver cada año? El cartero y Pablo Neruda.

    Quique Gonzalo:

    Si tuvieras que dejar un mensaje

    Pedro Ruiz:

    en una cápsula para tuyo del futuro, ¿qué le dirías? No te equivoques otra vez con lo mismo. ¿Cómo te gustaría terminar esta entrevista, Pedro? Nada, diciendo gracias. Muchísimas gracias a ti, Pedro, y yo te voy a pedir un favor, no es

    Quique Gonzalo:

    ahora, sino para un momento. Si algún día nos puedes dar un pequeño pareado con el que pongamos esta entrevista, sería un auténtico placer.

    Pedro Ruiz:

    Un pareado para esa

    Quique Gonzalo:

    entrevista. Unos pequeños versos que nos llevamos con orgullo de de 1 de tus poemas, en un momento dado no tiene por qué ser ahora, pero nos haría inmensamente felices, por

    Pedro Ruiz:

    decir eso. Se pusieron a hablar y no se habían callar.

    Quique Gonzalo:

    Muchísimas gracias, Pedro, ha sido un auténtico placer. Gracias.

    Quique Gonzalo:

    Esta mañana Pedro Ruiz ha escrito 2 poemas antes de venir a entrevista y, dicho, cuando regrese al hotel, escribirá otro de pie en el mostrador, esperando a que el conserje que se jubila este año le ponga el título. ¿Por qué Pedro vive cada día como si fuera una víspera interminable? Con él hemos aprendido que el arte de habitar esa víspera es preferir la víspera al fracaso, porque el fracaso es la repetición de un éxito. Y en esta filosofía descubrimos algo revolucionario, y es que la vida más plena no está en los logros consumados, sino en ese espacio mágico del casi, donde nacen los planes del alma, no planes de bolsillo. Esta manera de vivir requiere una disciplina férrea que Pedro practica con la claridad monacal. Deporte diario, escritura constante, una vida limpia de excesos. Porque todo nace de una premisa sencilla pero profunda. Todo lo que tú abandonas, te abandona a ti. Por eso, sigue lanzándose a la piscina aunque esté helada cada mañana, por eso escribe poemas cada día.

    Quique Gonzalo:

    Por eso mantiene intacta esa capacidad de escuchar, poniendo atención a lo que dice el otro, huyendo del barullo que cada 1 llevamos dentro. Su perspectiva vital se asienta en un propósito cristalino de no ensuciar, porque en el ataúd no va a caber ni el ego. Y esta conciencia de finitud, lejos de angustiarle, le libera para vivir desde la ética como brújula fundamental. Gracias, Pedro, por enseñarnos que la bondad es heroica, que vivir es estar en vísperas de cosas que te apetecen por mostrarnos que la conversación es un arte de generosidad, por revelarnos que la vida es ahora mismo, por inspirarnos a mantener la curiosidad como antídoto contra el liquen, y por demostrar que envejecer puede ser el más hermoso de los privilegios. ¿Y tú? ¿Te atreves hoy a abandonar la repetición y a abrazar tu próxima víspera? Y como siempre, terminamos con un nuevo hábito KENSO, vive en la víspera de lo que te apetece, porque la vida es ahora y no hay otra oportunidad.

 

Únete a KENSO Círculo

El club para personas centradas en mejorar su efectividad y vivir más felices.

Un club a tu alcance porque a partir de 1,5€ al mes tendrás acceso prioritario a los episodios del podcast sin publicidad, podrás descargar el superguión para cada episodio, recibirás cada mes un episodio especial donde haremos una reseña sobre un libro de efectividad, puedes participar en KENSO Lab para juntos crear hábitos efectivos, recibirás el newsletter semanal, podrás participar en el grupo de WhatsApp, disfrutarás de descuentos en los servicios de KENSO y de nuestra eterna gratitud por ayudarnos a mejorar.

Otras entrevistas en el podcast:

Jeroen Sangers

Anfitrión del Canasto. Mentor artesano especializado en la Efectividad 2.0 para personas y equipos de trabajo.

https://kenso.es
Anterior
Anterior

El secreto del autocuidado: redescubrir tus alas para volar con Elsa Punset

Siguiente
Siguiente

Cómo revivir tu propósito anual y rediseñar los últimos meses con efectividad