Psicología Punk para una vida «razonablemente» feliz con Víctor Amat
Episodio 300
¿Te encuentras en esa época donde parece que vivimos la necesidad imperiosa de ser felices a toda costa? La terapia, la meditación, el yoga, la espiritualidad… cualquier camino parece bueno y muchos pensamientos o pensadores naif y buenrollistas se han subido al carro.
Y ese es el tema principal del programa de esta semana, donde aprenderás cómo la psicología breve y punk nos pone los pies en la tierra con Víctor Amat.
Víctor Amat es psicólogo y es también uno de los exponentes más relevantes de la psicoterapia breve. Dirige el Centre de Terapia Breu de Barcelona. También es creador y director del Máster de Terapia Breve de la Universidad de Barcelona y presidente de la Asociación Española de Terapia Breve.
Además de ser un psicoterapeuta experimentado, tiene un gran bagaje deportivo, fue campeón de Europa de kick-boxing, faceta que incorpora con elegancia a su trabajo, con valores como el rigor, el esfuerzo, el mantenimiento de la salud y el juego.
Autor de «Psicología punk: Contra el pensamiento positivo y naif» y «Autoestima punk: Cómo acabar con la autoestima happy flower».
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Índice de la entrevista
(06:04) ¿Y ahora qué?
(07:58) Lo bueno, si breve, dos veces bueno
(12:26) La filosofía punk
(16:41) Cómo entrenar la capacidad de escucha
(22:27) Buscando la autoayuda
(30:17) Por qué buscamos ser otros
(34:47) Cómo encontrar un buen profesional
(42:33) Cómo nos hablamos
(45:04) Una vida razonablemente digna
(47:16) ¿Qué es la felicidad?
(52:12) El mejor hábito productivo
(54:53) ¿Has conseguido ser constante con los propósitos de año nuevo?
(56:30) Cuestionario KENSO
(1:00:37) Resumen y despedidas
Recursos mencionados
Psicología punk: Contra el pensamiento positivo y naif de Víctor Amat | Amazon
Autoestima punk: Cómo acabar con la autoestima happy flower de Víctor Amat | Amazon
Productividad para escritores de Ana González Duque | Amazon
Episodio 298: Cómo cultivar la constancia en tus hábitos con Amagoia Eizaguirre (@habituatea) | KENSO
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Aviso: el transcriptor a veces no nos entiende, pero vosotros seguro que sí.
Disculpa, si lees algún error en la transcripción.Quique: ¿Te encuentras en esa época donde parece que vivimos la necesidad imperiosa de ser felices a toda costa? La terapia, la meditación, el yoga, la espiritualidad… cualquier camino parece bueno y muchos pensamientos o pensadores naif y buenrollistas se han subido al carro. Y ese es el tema principal del programa de esta semana, donde aprenderás cómo la psicología breve y punk nos pone los pies en la tierra con Víctor Amat.
Jeroen: Víctor es psicólogo y es también uno de los exponentes más relevantes de la psicoterapia breve. Dirige el Centre de Terapia Breu de Barcelona. También es creador y director del Máster de Terapia Breve de la Universidad de Barcelona y presidente de la Asociación Española de Terapia Breve. Además de ser un psicoterapeuta experimentado, tiene un gran bagaje deportivo, fue campeón de Europa de kick-boxing, faceta que incorpora con elegancia a su trabajo, con valores como el rigor, el esfuerzo, el mantenimiento de la salud y el juego. Autor de «Psicología punk: Contra el pensamiento positivo y naif» y «Autoestima punk: Cómo acabar con la autoestima happy flower». Bienvenidos a un nuevo episodio de KENSO, el podcast donde descubrirás cómo vivir la efectividad para ser más feliz. Soy Jeroen Sangers, aprendiz en ir en contra-dirección .
Quique: Y yo soy Quique Gonzalo, aprendiz en ser un punkie emocional. Bienvenido, Víctor.
Víctor: Hola, ¿qué tal? Muy contento de estar aquí con vosotros.
Quique: Bueno, pues esa es nuestra primera pregunta. ¿Cómo te encuentras hoy?
Víctor: Pues mira tío, me acabo de comer un plato de caracoles a la llauna de caracoles a la llauna que es una especialidad típica de Lleida y estoy de… me iba a decir de puta madre pero no sé si se pueden decir estas palabras en vuestros idiomas.
Quique: Sí, se puede, se puede.
Víctor: Deseváis que estoy de puta madre porque ha sido un día interesante, un día muy interesante.
Quique: Qué bueno, pues nosotros vamos a hacer que continúe siendo un día aún más interesante. Y la primera pregunta que tiene que ver un poco con conocerte más, Víctor, es preguntarte algo que le hacemos a todos nuestros invitados y es que si vuelves a abrir la ventana de tu infancia, ¿qué encontrabas a tu alrededor?
Víctor: Bueno, yo en mi infancia encontraba a mi alrededor un barrio muy duro, un barrio muy duro. Es decir, yo vengo de un barrio periférico, de Barcelona, que es el Turo de la Peira, y era un barrio de inmigración donde vinieron muchas familias que vinieron del sur de España, en un momento donde había un crecimiento económico en Cataluña, y allí nos juntamos muchos tipos de familias muy diferentes. Sigue siendo un barrio de inmigración. Hoy en día viven mucha gente proveniente desde el Pakistán, de Latinoamérica, de República Dominicana. Pero en aquella época era un barrio muy duro porque en mi infancia y en la adolescencia era el momento donde había la heroína, o sea, el caballo, ¿no? Y fue un momento, pues diríamos, muy duro. Muy duro para los chavales. Y era un barrio, pues, realmente donde la infancia no fue fácil.
Quique: Y ese barrio duro es el camino hacia ser un deportista de élite en el kickboxing.
Víctor: Bueno, yo suelo contarlo. A ver, como decía García Márquez, la vida no es como pasa, sino como la cuentas. Yo en el barrio había dos tipos de chavales de mi edad. Había los, diríamos, los que cayeron en el mundo de la droga, los que cayeron en el mundo de la droga y de la delincuencia, y luego estábamos los que de alguna manera nos salvamos porque entramos en el mundo, diríamos, de las hostias. ¿Tú piensas que yo soy de una calle que se llama la Calle Estrabau, que recibe el nombre de una montaña aragonesa? Y en la Calle Estrabau hubo un momento donde había un campeón de Europa de karate, yo que era campeón de Europa de kickboxing profesional, un campeón del mundo de karate, un campeón del mundo de taekwondo. Es decir, En una misma calle… Fijaros que yo he peleado como kickboxer en Estados Unidos, en Holanda, en Francia, en Italia, en Tailandia… Y yo siempre preguntaba a la gente en vuestras calles cuántos campeones había. Entonces, era una calle donde nos entrenábamos y estábamos todo el día dándonos de puñetazos. Y bueno, pues te marcaba, realmente te marcaba. Yo creo que me marcó como profesional en aquella época y luego me he marcado como psicoterapeuta también.
Quique: De hecho, Víctor, el kickboxing es un deporte que, visto desde fuera, es eminentemente físico. Sin embargo, yo estoy convencido de que las emociones y el pensamiento que nos pueden suceder sobre el dolor, sobre el miedo, sobre la concentración, juegan un papel fundamental. ¿Tú en qué pensabas entre golpe y golpe, entre puñetazo y puñetazo?
Víctor: Bueno, realmente yo no he sido una persona físicamente muy dotada. Y eso me llevó a ser un táctico en mi deporte. Y un táctico significaba que yo siempre tuve muy medido el tipo de golpe que había que darlo, cuándo había que darlo, porque otros compañeros y otros deportistas eran mucho más fuertes que yo. Entonces, la manera de sobrevivir era a través de la táctica. Por eso luego yo, como deportista, me han encantado entrenadores de cualquier deporte que hayan tenido este amor por la táctica. Este amor por la táctica. Y yo creo que eso es lo que hizo, con el tiempo, que yo me convirtiera en un terapeuta estratégico. Un terapeuta estratégico en el sentido de que a veces no se trata de ser un buen psicólogo o de saber mucho de psicología, sino de saber cuándo se hacen las cosas y cómo, e intentar acertar en esas cosas.
¿Y ahora qué?
Jeroen: Muy bien, después ya hablamos más de psicología, pero primero quiero saber cómo ha sido la transición porque había un momento en que el deportista es consciente de que se acaba su carrera y además de ser un momento vital donde todavía estabas muy joven. ¿Cómo afrontaste este miedo a preguntarte ¿y ahora qué hago?
Víctor: Pues mira, lo afronté muy mal. Quiero decir, me costó, me costó mucho. Yo cuando era deportista, cuando te digo, caí, diríamos, muy interesado en la hipnosis. Y entonces hice formación en hipnosis como para aumentar el rendimiento deportivo. Por lo tanto, yo ahí empecé a leer y empecé a profundizar un poco en lo que era, pues esto, ¿no? Un poco la utilización de la mente en el rendimiento deportivo me resultaba muy interesante. Pero yo no tenía unos grandes estudios, había sido un fracasado escolar, con lo que siempre pensaba que, bueno, pues un poco autodidacta, ¿no? Autodidacta. Hice una formación en hipnosis y cuando me doy cuenta de que yo ya tengo que dejar el deporte por una lesión que tenía, una especie de artrosis que me causaba mucho dolor, pues entonces digo, hostia, pues ¿qué voy a hacer, no? Y como ya había descubierto este mundo de la hipnosis y me resultaba tan interesante, pues pensé que era una consecuencia lógica, como decir, bueno, pues hasta ahora lo he usado para mí, pues ahora igual podría usarlo como entrenador. Y luego, cuando ya me metí en el mundo de la hipnosis, ya me di cuenta, mi padre me dijo, mi padre me dijo, si hay que ser gilipollas, gilipollas con carné, ¿no? Eso me dio a entender mi padre que tenía que sacarme la carrera, ¿no? Que tenía que estudiar una carrera para poder ser gilipollas con carné. Y fue una consecuencia natural, o sea, de la hipnosis pasé a la psicología y luego me di cuenta de que, en realidad, usar eso solo para deportistas pues también era una limitación absurda, ¿no? Y me di cuenta que lo podía usar con otro tipo de personas y así lo hice, así lo hice.
Jeroen: Y si cambiamos un poco la perspectiva, porque sabemos por qué tú te dediques a la psicología, pero un paciente, una persona, ¿para qué va al psicólogo?
Víctor: Bueno, fíjate, ahora que es un momento donde tanto se habla de la salud mental y tanto se promociona la salud mental, que yo tengo mis teorías al respecto, pero claro, yo lo que creo es que la gente no debería ir tanto al psicólogo. Quiero decir que ahora se ha puesto esto de moda y tampoco tocaría. Entonces, cuando una persona realmente tiene que visitar una consulta de un profesional de la salud mental, es cuando realmente tiene una dificultad que se mantiene y que la limita en aquellos aspectos de la vida que hasta entonces no habían sido un problema. ¿Vale? Entonces, diríamos que eso sería una norma general. Luego ya veríamos, ¿no? Luego habrá casos y casos, obviamente, pero esta cosa de ir al psicólogo simplemente o a la psicóloga, bueno, pues porque quiero hacer terapia o quiero no sé qué, o psicologizar la vida, ¿no? Me parece que… Bueno, que es un poco banal. Simplemente es banalizar una cosa que… que tampoco es tan necesaria. Quiero decir, es necesaria cuando toca.
Jeroen: Sí, yo creo que es uno de los muchos ejemplos en la sociedad donde hemos ido de un extremo al otro, ¿no? Antes, para ir al psicólogo tenías que ser loco.
Víctor: Loco, exacto. Y ahora eres loco si no vas. Ahora eres loco si no vas. Curiosamente, fíjate, el repunte que hay de malestar psicológico y emocional, justo en un momento donde, precisamente, el acceso a este tipo de servicios es mucho mayor. Yo siempre me pregunto por qué. ¿Cuál es el interés que puede tener, diríamos, el sistema en que la gente intente mitigar su malestar Un profesor mío decía, cuidado con la psicoterapia porque mata a la revolución. Y a mí me gusta esto. El trabajo del psicólogo debería ser lograr mantener un malestar eficiente en el paciente para que haga cosas, para que haga cosas interesantes para él y para ella y para la sociedad.
Lo bueno, si breve, dos veces bueno
Jeroen: Sí, este yo creo que también tiene mucho que ver con la rama de psicología que tú promocionas, la terapia breve, ¿no? Porque entre Balthasar y Gracián, que hizo lo bueno, si breve, dos veces bueno, y tu mujer lo bueno, si breve, dos veces breve, pues yo creo que nosotros también practicamos y somos fieles de seguidores, ¿no? Pues cuanto menos, mejor, ayudamos, damos unas herramientas, solucionamos un problema concreto y a la calle, ¿no? ¿Por qué crees que se busca alargar las sesiones de coaching o mentoring en otros tipos de terapias o servicios?
Víctor: Bueno, yo no quiero pensar que sea por mala intención o por interés económico puramente. Yo creo que los profesionales que dedican muchas sesiones y que de alguna manera generan una vinculación con el paciente o con la paciente de dependencia, pues imagino que lo hacen de manera bien intencionada y porque creen que es lo que hay que hacer. Eso yo lo diría como de entrada, ¿no? Pero pienso que cuando estamos hablando de sufrimiento humano, coño, cuanto menos tiempo estemos ahí y cuanto más eficientes seamos a la hora de establecer un puente de ayuda, pues sería lo más ético, ¿no? ¿Para qué voy a tener una persona diez sesiones si lo puedo tener cinco? y luego estimular la autonomía del paciente, ¿no? En el sentido este, es decir, hay dificultades con las que tú te puedes manejar, no te hago falta yo, es que hay muchas cosas de la vida que te vas a tener que manejar tú, ¿no? Y que eso te va a dar confianza en ti mismo para abordar luego otras dificultades. Yo creo que cuando lo vemos en un crío, lo vemos muy claro. Tú tienes un crío y tú lo educas, pero si le resuelves todo al crío y si siempre estás tú ahí resolviéndole al crío, conviertes a esa criatura en una persona mucho más vulnerable. Entonces, yo creo que la educación es poner al chaval o a la criatura en una posición de, diríamos, de fricción creativa entre el conflicto que tiene y sus capacidades de resolver el problema. Y mantener esa fricción creativa yo creo que es un arte. Que es muy importante que las personas que hacemos terapia sepamos hacer eso.
La filosofía punk
Quique: Y aquí nos encontramos a Víctor diferenciándose con su filosofía punk. Y el punk surge como un movimiento de resistencia frente al Thatcherismo en Inglaterra, también en Estados Unidos. Una rebeldía, como nos indicabas antes, para cambiar el sistema. Sin embargo, Víctor Hoy, la cultura ensalza el hacerse millonario rápido, el despilfarrar en lujos, en vestirse con las ropas de marca. Es decir, en lugar de rebelarnos contra el sistema, en mantener el sistema. ¿Por qué, si nos duele tanto, lo seguimos alimentando?
Víctor: Bueno, no sabemos que estamos dentro del agua, ¿no? Como era el nombre del filósofo que hizo el libro, el discurso famoso aquel de agua, ¿no? No sabemos que estamos en el agua. Entonces, distraer el pensamiento a través del consumo, pues es más viejo que el cagar. ¿Pan y circo? ¿Os acordáis de esa frase? Pues imagínate si es antiguo el pan y el circo. Esto se mantiene. Yo, por ejemplo, veo a veces vídeos de un famoso millonario que ahora se ha puesto muy de moda, sale mucho en las redes, y lo ves que lleva un jersey de una marca, un pantalón de otra marca, un reloj de otra marca… Si eres millonario, ¿para qué quieres marcar tanto? O sea, no hace falta tener tantas marcas, no pasa nada. ¿Que se puede poner una marca? Por supuesto, sólo faltaría. Pero lo que tú dices, cuando hay una exhibición del marquismo, pienso eso. Como decía mi abuela, cuando yo le enseñaba los abdominales a mi abuela, le decía a mi abuela, mira, que te voy a enseñar los abdominales que tengo, cuando yo boxeaba. Y entonces mi abuela me decía, enseñas los abdominales porque no tienes cerebro.
Quique: Qué buena frase de tu abuela. Es que la sabiduría de las nonas está a otro nivel, Víctor. O sea, juegan en otra liga. Juegan en otra liga. Yo creo que aquí cada uno tenemos nuestra cuota de responsabilidad, para ser honestos. Si ahora una persona que te está escuchando quiere empezar a reflexionar sobre ello, ¿qué podemos hacer para mejorar como sociedad?
Víctor: No lo sé, no tengo ni puta idea. Esa es una respuesta imposible. Sería una respuesta, con todos los respetos, como del taxista arquetípico, ¿no? Sería… Esto lo arreglo yo en dos patas, ¿no? Esto lo que hay que hacer con el Barça… Vamos, con esta bandilla de millonarios ganaríamos la Liga. Bueno, bueno, si fuera tan fácil, estaríamos siempre campeones y seríamos siempre millonarios. No tengo la respuesta. Ahora, lo que yo intento estimular en mis libros, si queréis, de una manera irónica o con una cierta, diríamos, un cierto sarcasmo, es alentar al lector y a la lectora a tener un pensamiento crítico, una reflexión crítica sobre aquello que se le está exponiendo, tanto sea en las redes como en la televisión, como en la prensa, como en las lecturas. Entonces, es muy importante para mí, cuando alguien recibe un consejo, preguntarte quién te está dando el consejo y desde dónde. No es lo mismo que un consejo, por ejemplo, me lo dé una persona que viene de una familia millonaria, pero no por nada, sino simplemente porque no ha tenido una serie de carencias que a lo mejor ha tenido otro y entonces te puede dar consejos. sin darse cuenta de que esa persona ha sido beneficiada por un entorno y tiene unos recursos que a lo mejor otra persona no tiene. Entonces, yo siempre le digo a mis lectores y a mis lectoras, a mí no me hagáis caso, yo he escrito mi teoría y es una teoría y ya está, pero lo que sí quiero es estimular tu pensamiento crítico, es decir, que tú seas la persona que sepas qué preguntas has de hacerte para considerar si algo que te están recomendando, algo que te están sugeriendo, algo que te están vendiendo, pues es útil para ti o no. Al final, eso yo creo que es la madurez de una persona. Cuando uno dice, oye, habiendo sopesado las diferentes opciones, pues me quedo con esta y me hago responsable de la cagada. Es igual, si la cago, pues yo lo decidí, ¿no? Pero habiendo sopesado esta, habiendo sabido cómo reflexionar sobre algo.
Cómo entrenar la capacidad de escucha
Quique: Y fíjate que una de las cosas que yo creo que a base también de equivocaciones, de obstáculos, he aprendido es que cuando alguien necesita ayuda, lo primero que necesita no es que le conté mi rollo, lo que opino de su rollo, es que esa persona se sienta escuchada. En tu caso, Víctor, ¿tú cómo has entrenado tu capacidad de escucha?
Víctor: Mira, yo confieso que elegí la terapia breve por esta estructura neurológica mía de hiperactividad e impulsiva, ¿no? Y entonces yo he tenido que aprender. realmente he tenido que aprender a no ser un ayudador compulsivo, que es un poco lo que veo, ¿no? Esta ayuda compulsiva, es decir, pues si tú me cuentas un problema, pues yo te digo una aparente solución, o sea, te digo una solución, pero en el fondo porque no somos capaces de sostener el malestar del otro, ¿no? Entendiendo que el malestar del otro muchas veces es un malestar de la vida, que tiene que estar. Claro. Y entonces salimos con este consejo y esta ayuda compulsiva que a veces se hace más mal que bien. Entonces, es cierto que hemos tenido que aprender o yo he tenido que aprender a escuchar, a hacer una escucha reflexiva de buen rollo y también a validar lo que le está pasando al otro. Esta validación de decir, hostia, tío, que me sabe muy mal lo que te está pasando, sin necesidad de decirle, pues haz esto, o haz lo otro, o has probado esto, o has probado lo otro, sino decir, hostia, pues es una putada esto que te pasa. Mira, hoy, Hoy un amigo me ha mandado un WhatsApp. Es un amigo muy querido y tiene su pareja, que también muy querida. Bueno, amigos, pues de esto de que yo he estado en el bautizo de su hija, en el bautizo de su nieta, ellos han estado en mi boda, ¿sabes? Gente de amistad de muchísimos años. Entonces, la esposa de él tuvo cáncer y se recuperó, pero ha vuelto a recaer ahora. Y entonces hoy me mandaban WhatsApp y me ponía, ¿no? Como que está la cosa muy jodida, ¿no? Está la cosa muy jodida. Y yo pensaba, vale, yo soy el psicólogo, ¿y a mí qué me toca decir aquí? Pues simplemente le he dicho que es una putada, tío. O sea, no puedo decirte nada. Simplemente decirle yo estoy aquí para lo que necesitéis y me sabe muy mal que tengas que pasar por esto, ¿no? cómo ellos lo van a llevar, cómo ellos lo van a sostener, cómo no, pues al final es algo que lo tienen que hacer ellos. Y yo si puedo ayudarles logísticamente, ahora me lo invento, pues si me tienen que pedir, oye, vente a Barcelona, vente aquí, porque necesito no sé qué, pues si yo lo puedo hacer, lo haré. Pero no se me ocurriría nunca darle lecciones de cómo tiene que afrontar una enfermedad, ¿no? Porque cada uno de nosotros tiene, obviamente, un background, una estructura, y lo va a hacer a su manera. Entonces, yo creo que aprender a mirar de manera compasiva, fijaros cómo me pongo de sacramental, ¿eh? Es decir, aprender a mirar de manera compasiva el sufrimiento del otro sabiendo que no puedes hacer demasiada cosa, yo creo que esto es algo que debería enseñarse, ¿no? Debería enseñarse.
Jeroen: Por tanto, la terapia breve no es darte un elemento lo más rápido posible para solucionarlo. También incluye esta parte.
Víctor: La terapia breve, claro, nos engaña el nombre. Es breve porque en el fondo hay un planteamiento estratégico. A ver cómo lo explicaría esto para tampoco ser un pesado, ¿eh? Pero la terapia breve simplemente usa una estructura algorítmica. Un amigo mío dice, nosotros hacemos terapia breve, pero no porque seamos mejor que nadie, es que no alargamos la terapia, es que la terapia es muy fácil alargarla. Si preguntas cosas que no tienes por qué preguntar y te metes en berenjenales que no te tienes por qué meter, o, como yo suelo decir, en una hora de entrevista, si tú te vendes por horas, que eso para mí ha sido el gran error de la psicoterapia, Venderse por horas, claro, porque a lo mejor el tema está hablado en diez minutos y yo, como cobro por una hora, me tengo que quedar 50 minutos más hablando. Entonces empiezo a hablar de cualquier otra cosa y ahí disperso el poder terapéutico, ¿no? Es como si tú, ahora me lo invento, vas a un médico porque tienes anginas, pero el médico te cobra por horas. Y entonces te dice, vale, ya te he mirado las alginas, tómate un antibiótico. Pero ya que estás aquí, como te quedan 50 minutos, vamos a hacerte un chequeo del todo. Pues claro, te van a sacar más cosas, ¿no? Entonces, esa es un poco la visión. La terapia breve no es que sea breve porque vamos a correr. sino que vamos a intentar aplicar un algoritmo estratégico de decir cuál es el primer paso que tiene que haber, cuál es la primera fase que tiene que haber en una terapia, cuál es la segunda fase, cómo voy a desbloquear lo que está pasando el síntoma, cómo voy a lograr que esa persona le pierda el miedo a lo que le pasa y tenga… Es decir, recupere una sensación de control sobre su vida. Y esto no necesita cien sesiones. Necesitas tener unas sesiones bien planteadas.
Jeroen: Sí, creo claro que lo que hacéis es básicamente tener muy claro cuál es el propósito de la terapia y siempre dirigir hacia allí para que así acompañar al cliente o al paciente, no sé cómo lo llamáis.
Víctor: Sí, es importante. Se puede llamar de cualquier manera. No, claro, es decir, obviamente siempre estamos hablando de una manera estadística. Entonces, quizá eso se puede hacer el 80% de los casos. Es decir, el 80% de los casos se puede centrar bastante la demanda en un punto que puede ser abordable de una manera sencilla. Y luego habrá un 20% de los casos que no será tan fácil hacerlo de esta manera.
Buscando la autoayuda
Jeroen: Bueno, sí. Ayudas a las personas a cambiar. Y nosotros en KENSO siempre digamos que no es lo mismo cambiar que querer cambiar. Y con esto que uno es de grandes pistas sobre saber si una persona está a un lado o al otro es, según nosotros, y yo creo que tú estás de acuerdo, el número de libros de autoayuda que haya leído.
Víctor: El número disfuncional de libros de autoayuda que haya leído, ¿no?
Jeroen: ¿Por qué tenemos esta necesidad infinita de buscar autoayuda?
Víctor: Mira, es maravilloso, tío, porque, claro, la gente, las personas, no voy a decir la gente porque es un poco despectivo, las personas Llevamos muy mal la incertidumbre. Es decir, yo creo que realmente una de las peores cosas que un humano puede sostener es la incertidumbre. Entonces buscamos certezas. Pero claro, las certezas no existen en la experiencia humana. Yo siempre pongo muchos ejemplos, ¿no? Yo siempre explico, y os vais a reír, que yo sobreviví a la caída de un meteorito. Y lo podéis buscar en Google, ¿no? Podéis buscar el meteorito del Turó de la Peira y veréis que sale. Entonces, yo hago la broma, si yo sobreviví a un meteorito, significa que un meteorito puede caer en un sitio, ¿no? Y te podría dar en la cabeza. Entonces, es como la incertidumbre, es decir, no puedo salir de la calle por si me cae un meteorito, ¿no? Es un absurdo, al final tú vas a salir, aun a riesgo de que te caiga un cascote en la cabeza, tienes que salir. y yo creo que la vida de los humanos es así, no puede haber certezas. ¿Qué pasa entonces? Pues que como tenemos esta dificultad en sostener la incertidumbre, ¿qué vamos a buscar? Pues vamos a buscar a un gurú que nos dé una certeza. sea la que sea, puede ser un político populista que te va a dar la certeza de que eliminando a los inmigrantes ilegales, pues entonces esto va a ser maravilloso. O puede ser un entrenador de fútbol que dice, vamos a ganar todas las partidas a partir de ahora porque estoy yo aquí. Es decir, el ser humano por naturaleza va a dejarse arrastrar por aquel psicópata que nos venda una certeza. Y por eso vuelvo a retomar esta idea mía de estimular el pensamiento crítico. El pensamiento crítico sería decir, no, no, nadie puede darme una certeza. Y la verdadera maduración como ser humano es sostener una cantidad soportable de incertidumbre. Es decir, yo soy feliz con mi pareja, porque tampoco voy a mirarla, o sea, no voy a investigarla al 100%, ¿no? Y entonces la voy a investigar a un 70% o un 80% y entonces puedo ser razonablemente feliz con mi pareja. Pero si yo la quiero investigar al 100% y quiero estar al 100% seguro sobre si mi pareja es fiable, pues ya me voy a meter en un lío, ¿no? No sé si soy capaz de explicarme, ¿eh? Yo porque soy muy pesado y hablo mucho.
Jeroen: No, no, pesado nada y hablar mucho nos gusta porque si no tenemos que hablar nosotros, ¿no? Al final, yo creo que resumiendo, podemos decir que los libros de autoayuda son un poco como la comida rápida del alma, ¿no?
Víctor: Exacto. Me encanta, me encanta la definición y probablemente te la copie. Yo siempre digo que hay una paradoja de la autoayuda y es que la autoayuda es algo que te ha escrito otro. Por lo tanto, son libros de ayuda, no de autoayuda. El libro de autoayuda sería el que escribas tú. Yo escribo un libro que me ha ayudado a mí porque es mi autoayuda. Entonces, yo me acuerdo cuando publiqué mi primer libro, Psicología Punk, que mi editor me decía, bueno, ¿este libro dónde tiene que ir? ¿En qué estante de la librería tiene que ir? Ellos me decían en Psicología, en Salud Mental, en Ensayo… Y yo les dije, no, no, Yo quiero meter un troyano en la autoayuda. Es decir, yo quiero que estar en la estantería de la autoayuda y meterles un troyano. Es decir, desde dentro usar… Y es lo que intento hacer en los años estos que estoy haciendo divulgaciones. voy a intentar usar las herramientas que ellos usan para desmontar esos mitos que nos están vendiendo. Y entonces ahí pues me puse a divulgar, me puse mi cuenta de Instagram o mi canal de YouTube o mis libros, y que lo que buscan no es nada más que usar esas mismas estrategias que tradicionalmente han usado ellos para vender y llegar al máximo público que pueda vacunarlos, ¿no? Para decir, vamos a inocular un virus ahí que digas, hostia, yo ya no puedo leer autoayuda igual después de haber leído, ¿no? Después de haber leído Psicología, pum, ya no veo la autoayuda igual, ya no puedo leer según qué libros igual.
Jeroen: Y, por tanto, ya sabemos que no, el autoayuda no. Pero le preguntes, ¿ahora qué hago? Si el autoayuda no sirve, una persona que se quiera ayudar, ¿por dónde podría comenzar el camino de la alternativa, que sería el autodescubrimiento?
Víctor: A ver, tantos como personas. Quiero decir, yo tampoco estoy diciendo que alguien no lea una autoayuda y le vaya bien, ¿eh? Esto también lo digo entre… Al final, Víctor Amat no deja de ser un personaje. El psicólogo Punk no deja de ser un personaje. Pero hay una parte que dices, bueno, una persona podría leer un libro… El otro día había hablado con una persona que se ha comprado el libro de los hábitos atómicos, ¿no? y dice, pues a mí me ha ayudado mucho porque no sé qué, pues oye, me alegro, coño. O sea, es que está bien si tú te has leído el libro y el libro te ha ayudado a cambiar una perspectiva y hacer algo y realmente te ha servido, pues ya está. Si yo no estoy en contra del libro de autoayuda, estoy en contra de la obligación, de la obligación de hacer caso a la autoayuda para ser feliz o para tener una vida buena. Entonces, respondiendo a tu pregunta, Jeroen, de una manera más específica, yo diría que que hay que investigar, es decir, que el ser humano como científico, como decía Kelly, el famoso constructivista, él decía, tenía la hipótesis del ser humano como científico, y a mí me gusta mucho, es decir, intentar investigar, evaluar, hacer experimento, Yo lo pruebo, si no me va bien lo desecho, y busco y voy modificando mis hipótesis hasta que yo encuentro una hipótesis de trabajo conmigo misma, que sea razonablemente satisfactoria, sabiendo que cualquier protocolo va a tener el éxito que va a tener. Un protocolo que tiene un 70% del éxito… Fijaros que yo siempre voy a mi norma del 7. Un protocolo que tenga el 70% del éxito ya es un buen protocolo, no hace falta que siempre nos sirva.
Jeroen: Incluso es imposible, ¿no?
Víctor: Bueno, no, es que nos causa mucho sufrimiento, porque es lo que te decía, cuando… Aquí tenemos un proverbio que dice, lo mejor es enemigo de lo bueno, ¿no? Y es cuando ya vas a la búsqueda de perfeccionar, ¿no? Yo pienso mucho en la cara de Michael Jackson, que es la búsqueda de la perfección. Ahora me hago la nariz, pero la nariz me queda descompensada con la boca, pues me tengo que cambiar la boca, entonces la boca no se queda, ahora con el color, ahora con las orejas, ahora con el pelo, y claro, al final, aquella persona se convierte en un engendro, y es un engendro resultado de la búsqueda de la perfección. ¿Cuántos de nosotros vemos al Michael Jackson de los 80 y dices, hostia, pero con lo guapo que era este tío, o la gracia que tenía este tío, ¿no? Claro, pero él cae en la Fíjate que el propio Salvador Dalí, el famoso pintor que decía, no busques la perfección si es imposible. O sea, la perfección es imposible. Entonces, la madurez de un ser humano es decir, hasta aquí, tío, hasta aquí. O sea, yo me lo curro hasta aquí. Y ya después de aquí, pues vamos a ver cómo me lo monto.
Por qué buscamos ser otros
Quique: Yo creo que ahí estaba un poco la gran frase de que la vida que tenemos es esta vida. Y ahí vamos directos al grano con el gran problema, Víctor. ¿Por qué como Michael Jackson buscamos ser otros?
Víctor: Bueno, pues sencillamente por eso, porque… siempre te has comparado para perder. Es decir, a ti siempre te han educado comparándote para perder. Y esa es una de las frases que yo suelo repetir muy a menudo. Vamos a decir, si tú piensas en tus padres cuando te educaban, muy raras veces tus padres dijeron, ves, compárate con este que lo haces mejor que este. ¿Tú cuántos recuerdos puedes tener que tus padres dijeran, pues tú juegas mejor al fútbol que este o tú estudias mejor que el otro? Nunca, porque por educación, es decir, la voluntad de educar a un hijo es que se vaya mejorando, obviamente, que vaya mejorando. Entonces, te vas a ponerlo a comparar siempre de manera sesgada, ¿no? Porque si te comparas con tu primo que sacaba dieces en mates, pero no lo comparas con tu mismo primo que sacaba un cinco en francés. Y a lo mejor tú tienes mejor nota en francés que tu primo. Entonces, eso es una sensación que nos ha quedado como grabada en nuestra, diríamos, en nuestra neurología más profunda. Y tú mantienes eso, es decir, tú siempre te vas a ir comparando, siempre de manera sesgada, que es un poco mi queja, ¿no? Yo pienso, yo me comparo con Marianne Rojas, ahora me lo invento, Marianne Rojas que vende 400.000 libros y yo vendo 40.000, yo soy un desgraciado al lado de Marianne Rojas, pero yo pienso, joder, esta mujer vende 400.000, pero yo qué sé de las miserias de Marianne Rojas. Marianne Rojas no sale mostrando sus miserias en ningún lado, tendría que haber un mierdergram, que digo yo, donde ella explicara que se ha peleado con el marido, o que caga mal, o que, yo qué sé, alguna cosa que hiciera mal la pobre chica. Y entonces yo podría compararme y decir, pues mira, yo cago mejor que Marian Rojas. Entonces es un poco eso. Yo sufro en una comparación sesgada de aquello que yo veo en el otro que me flipa. Y eso es lo que yo intento estimular. Es decir, de oye, que es que caga ésta también, que ésta también caga. Entonces, tú tienes que ser capaz de decir, pues de esta persona me gusta esto, pero ojo que también caga. Yo, por ejemplo, que soy un fan de Johan Cruyff, ¿no? Y Johan Cruyff para mí era el puto amo. Y entonces yo pienso, bueno, pero este hombre debería cagar también. Creo que fumaba en el vestuario cuando jugaba fútbol. Esto es mítico, pero esto se explica de que él jugaba la primera parte, llegaba al vestuario y se ponía a fumar. Igual se fumaba dos o tres cigarrillos. Pues ves cómo era imperfecto también el propio Johan.
Quique: Entonces ya tenemos clara tu opinión acerca de los Mr. Wonderfuls de turno. Ahora me interesa saber esa parte a la que hacías referencia ahora mismo. ¿Qué opinas del otro lado? ¿Qué opinas de los Mr. Puterful del mundo? De esas nuevas corrientes que van completamente en contra, pero también con un mensaje marketingiano muy potente detrás.
Víctor: Sí, claro. Pues lo mismo, porque decimos en mi tierra que todas las masas pican, ¿no? Es decir, los extremos se tocan. los extremos se tocan. Entonces, yo mismo me critico a mí mismo, un cierto exceso de marketing, como decir, bueno, tío, también tú, machón, metes aquí un bombo que no veas, ¿no? Es decir, que yo creo que al final somos humanos y luego la venta es humana. Pero como tú muy bien has dicho, yo me prevengo siempre de los que me den recetas que lo resuelven todo. Me parece que es muy infantil o muy ingenuo seguir a alguien y pensar que esta persona tiene la razón en todo y todo lo que está opinando es verdadero, porque esto indica más una ingenuidad tuya que no una psicopatía del otro. Entonces, es normal que como respuesta al wonderful aparezca el venenoso, el estoico que se mete en el hielo y se hace pajas en el hielo porque eso te hace mal. Ah, no, no, que ahora no se hacen pajas. Se reboza en el hielo para bajarse la líbido. Pues bueno, es otra manera de irte a un polo que dices, tampoco hace falta. O sea, si te vas al polo ya no me interesas.
Cómo encontrar un buen profesional
Quique: Algo que hablábamos al principio de la conversación, Víctor, antes de entrar, y que a mí personalmente me preocupa desde la parte un poquito más profesional, y me preocupa de hecho de manera seria, es esa gran cantidad de personas que se están dedicando a montar negocios, empresas de terapia, ya sea online o presencial, y que no somos muchas veces capaces de ver en manos de quién nos estamos poniendo algo que tú hacías especial foco anteriormente. ¿Qué es importante buscar? Porque muchos de nosotros, a lo mejor, es la primera vez que acudimos a gente que nos está escuchando ahora. ¿Qué es importante buscar y encontrar en un terapeuta para decir, oye, tengo algo de seguridad en las manos que me pongo?
Víctor: Bueno, es que eso es muy difícil. Quiero decir, a ver, tú has dicho una cosa que para mí es primordial, y esto está pasando, y es lo siguiente. Una persona viraliza un contenido ¿Vale? Una persona joven, porque suele pasar ahora, porque son jóvenes, que son los jóvenes los que dominan bien este lenguaje. Entonces, una persona joven viraliza un contenido, este contenido que se viraliza, si la persona es suficientemente inteligente, lo mantiene, y cuando tiene un nivel grande de seguidores, probablemente una editorial le va a proponer escribir un libro y le va a colocar una posición de autoridad. Y estamos poniendo una persona que tiene experiencia real cero ¿Vale? Buena comunicación, pero experiencia real cero, le estamos atribuyendo una autoridad. ¿Qué pasa entonces? Estas personas están desbordadas de trabajo y generan equipos, crean equipos. Yo, como posible candidato a paciente de esta persona porque me gusta su estilo, porque me gusta cómo nos comunica o simplemente porque quiero ser atendida por un famoso, yo contrato a esta persona, pero esta persona me deriva a alguien que aún es más junior O sea, aún es más junior que ella o que él. Y entonces, claro, se está haciendo el juego del teléfono. ¿Te acuerdas del juego del teléfono de por aquí me han dicho una cosa y por aquí se ha dicho otra? Y al final pues dices, caes en manos de gente muy bien intencionada. Ojo, gente muy bien intencionada. Aquí no estoy hablando de mala intención. pero de personas que realmente pueden caer, diríamos, en manos de alguien completamente inexperto. Entonces, y esto ha sido una lucha que yo he tenido en los últimos años, por ejemplo, de divulgación, porque yo he hecho justo el recorrido contrario, por decirlo de alguna manera. Yo llego aquí, claro, con cincuenta y pico de años, que yo ya tenía un poco los huevos pelados de hacer psicoterapia, ¿no? Y tenía un posgrado universitario y no sé qué, y entonces yo me pongo a divulgar un poco cuando ya digo, esto ya lo he hecho, yo ya no divulgo para llenar mi agenda y entonces aquí muchas veces en el centro nuestro hemos tenido este debate nosotros somos cuatro desde hace 23 años y claro tenemos mucho trabajo porque podéis imaginar el grado de gente que entra y entra y entra y yo derivo y derivo y derivo a otros profesionales porque pienso yo no quiero crecer no quiero dedicarle, a lo mejor por egoísmo, el tiempo a formar unos juniors y no voy a derivar a una persona junior que me está buscando a mí. ¿no? Es decir, alguien que me pide ahora a mí, que me dice, oye, Víctor, yo quiero que me atiendas tú, yo soy incapaz de decirle, pues te voy a pasar como un junior. ¿Por qué no? Y, ojo, probablemente la persona que no se escuche ahora, que sea junior, diga, pues qué hijo de puta, porque yo, ¿no? Yo también quiero aprender. Vale, pues seguramente va a haber otros contextos. Pero cuando alguien me pide terapia a mí, está pidiendo terapia a alguien experimentado y entonces yo debo, primero, por pasión a mi trabajo y segundo, por ética profesional, decirle a lo mejor a esta persona, mira, yo no te puedo atender, pero te voy a mandar a alguien que es mucho más experimentado que yo o mucho más experto que yo en este tema. Y entonces ahí yo le veo justo un poco lo que comentábamos al principio, de esta puesta en escena de la salud mental ahora como un producto que hay que satisfacer, Y entonces, claro, se ha abierto el mercado y como en todos los mercados, pues claro, igual hay una hamburguesa del McDonald's como hay una hamburguesa de primera calidad. Yo no sé de qué marca, pero una hamburguesa ecológica de su puta madre. Pues claro, ahí hay que verlo. Entonces, el paciente o la paciente creo que debería hacer, yo siempre digo, una mínima investigación de cuál es la experiencia previa al bombazo. Esto es muy importante. Es decir, si yo voy a comprar un libro y compro un libro que es un bombazo, pues yo quiero saber, esta persona que ha escrito este libro bombazo, si el trabajo que tiene es post-bombazo o pre-bombazo, porque eso para mí va a ser una consideración interesante. No sé si me explico, ¿eh? Igual con eso también cometeremos un error, pero creo que lo minimizaríamos bastante.
Jeroen: Volvemos a lo mismo, yo creo, porque antes hemos hablado de libros de autoayuda y tú dices, no, en lugar de aceptar tal cual un libro de autoayuda, tendrás que investigar y experimentar tú mismo. Claro. Ahora dices, en lugar de ir a cualquier terapeuta, tendrás que investigar a ver de dónde viene.
Víctor: Pero al final es tu salud.
Jeroen: Pero claro, no queremos hacer esto. Nosotros queremos soluciones rápidas.
Víctor: Claro, hasta que aprendes que la solución rápida a lo mejor es un poco lenta al principio. Yo me acuerdo cuando boxeaba Claro, ahora, hoy en día, si vas a boxear, tienes en Internet todo, ¿no? Es decir, tengo que pelear con Quique. Muy bien, pues yo me voy a YouTube y busco los combates de Quique. Puede que no estén todos, pero me puedo hacer una idea bastante clara de cómo boxea Quique, ¿no? Sin embargo, en mi época, no. Tú ibas ahí y te decían un nombre. Y a lo más que podías aspirar era ver una foto del tío en una revista. Yo había ido a París a pelear o a Holanda a pelear y peleaba con un hombre. Y, claro, había visto una foto en una revista del tío dando la patada, del tío dando un puñetazo y decir, joder, está cuadrado, ¿no? Pero no sabía cómo boxeaba. Entonces, esto es interesante porque eso ha hecho que… Que uno, por ejemplo, cuando iba a pelear una vez en una ocasión, iba a pelear el Campeonato de España, y le dije a mi entrenador, oye, fulanito de tal pelea en tal pueblo, ¿lo podemos ir a buscar y lo podemos ir a ver? Y esto era una cosa buena, porque decías, vamos a analizarlo sin que nos sorprenda. Entonces fuimos a ver a este chico que boxeaba y con el que yo tenía que boxear después. Y yo iba con mi entrenador y este tío era muy rápido, era rapidísimo, sacaba las manos súper rápido. Y entonces le digo yo a mi entrenador, digo, tío, este tío es muy rápido. Y me dice, no, este tío tiene prisa. No es lo mismo tener prisa que ser rápido. Y entonces me dijo, cuando pelees con él, lo vamos a hacer equivocarse. Porque tiene prisa, entonces se va a equivocar. Y así fue. Hicimos el combate y no nos tocó ni una vez, porque lo hicimos equivocarse todas las veces. Y entonces, muchas veces, yo creo que cuando uno habla de la salud, la prisa es mala. Igual que la dieta, ¿no? Yo quiero bajar 10 kilos en una semana. ¿Se puede? Como Ilia Topuria. Sí, puedes, claro. Pero no es lo sano. Lo bueno es bajar 10 kilos en un año y hacerlo de una manera progresiva, de una manera que tu cuerpo se adapte a eso, ¿no? Sin pasar grandes… Entonces, se va mucho más rápido a veces con la idea de decir, vamos lento para ir rápido, ¿no? ¿Quién era Napoleón, el que decía esto? Vísteme despacio que tengo prisa. No, no, no fases de Napoleón. Vísteme despacio que tengo prisa.
Cómo nos hablamos
Jeroen: Sí, me gusta la diferencia entre tener prisa y ir rápido porque son dos maneras para observar a una persona de fuera, pero yo creo que es el mismo error que podemos cometer cuando hablamos de nosotros mismos. ¿Qué importancia crees que reside en el lenguaje y en cómo nos hablamos y en lo que nos decimos?
Víctor: No es tanto lo que nos decimos como… Es decir, como la relación que tenemos con lo que nos decimos, que no es exactamente lo mismo, ¿no? Yo, por ejemplo, para mí, insultarme a mí mismo es una estrategia de motivación. Yo me podría decir, por ejemplo, hostia, eres un mierda, ¿no? Pero en mi cabeza, el eres un mierda es un detonador de motivación, no me tira para abajo. Entonces, aquí la cuestión es, ¿tú qué te dices? esto que te dices cómo te lleva a reaccionar y qué intentas hacer con esto que te dices, ¿no? Es decir, cómo gestionas esto que te dices. Entonces, poner la atención ahí es mucho más interesante, para mí, que buscar cuál es la génesis de por qué te dices eso. ¿no? Es decir, cómo tú te relacionas con tu discurso interno, cómo tú te relacionas con las palabras que te dices, es mucho más interesante que el hecho de que yo evalúe que lo que tú estás diciendo es mal. ¿Me explico? Porque yo te digo, probablemente, si tú estuvieras un minuto en mi cabeza cuando yo me animo, pensarías que soy un chalao, un depresivo peligroso hacia mi propia salud. Porque yo me tiendo a insultarme o a decirme una serie de cosas, joder, que no tienes huevos, que no me sale una cosa o demás, un discurso muy machito, ¿no? No tienes cojones, no sé qué, tal… Probablemente debe ser algo que aprendí de mi padre, probablemente, pero a mí me estimula. Entonces, ¿por qué tengo que cambiar un discurso que me estimula? ¿No? Y en cambio, a lo mejor una persona con un lenguaje mucho más amoroso obtiene un estado peor. Por eso cada persona es un mundo, cada sesión de terapia es construida con esa persona de una manera específica, por eso es tan importante y es tan relevante saber preguntar a la gente, ¿no? de cómo le afectan las cosas y qué resultados nos están ofreciendo estas cosas que le pasan.
Una vida razonablemente digna
Jeroen: Completamente de acuerdo. De hecho, hay un oyente de KENSO, Sandra, que nos ha comentado que su propósito es llenar la vida de vida digna. Y esto me lleva a una pregunta para ti, que es ¿cuál es la importancia de vivir acorde a nuestros valores, nuestra ética, nuestro propósito o nuestra dignidad?
Víctor: A mí la palabra dignidad me gusta mucho, porque la palabra dignidad no presupone ni ser feliz, supone tener la cabeza relativamente alta. Yo le diría a Sandra, si fuera mi clienta, que no lo es, yo le diría… razonablemente digna. O sea, a mí me gusta moderarme, ¿no? Porque llenar mi vida ya me resulta un poco exigente. ¿no? Llenar mi vida de dignidad y de no sé qué y ser consecuente con mis valores. Está súper bonito, pero, hostia, hay un grado de exigencia ahí. Igual, es decir, ser razonablemente digna, ¿no? O, claro, acostarme cada noche pensando que he sido razonablemente digna o he podido mantener, diríamos, una… No me va a salir ahora la palabra, ¿eh? Pero una coherencia o una congruencia. He sido razonablemente congruente. porque los seres humanos somos… Yo no sé si os pasará, pero yo me defino como muy contradictorio. Yo puedo… Muchas veces me contradigo. Hay gente que me dice en las redes, pero es que te contradices. Digo, afortunadamente. No, porque si hiciera 30 años que pienso igual, sería un gilipollas, ¿no? Entonces, yo digo, bueno, pues la contradicción forma parte de lo humano. Y contradecirse con gracia, ¿no? Decir, bueno, pues oye, razonablemente congruente. O sea, moderar un poco, escuchar a la gente, entender desde dónde… Y he cogido el ejemplo de Sandra, espero que me lo perdone. Pero escucharla a ella y pensar, entiendo desde dónde me lo dices y me parece muy bonito lo que estás diciendo, me parece una muy buena pretensión, pero automáticamente me sale decir, pero modera eso, no te pongas tanta presión.
¿Qué es la felicidad?
Jeroen: Sí, sí. Has comentado que te gusta más la palabra dignidad que felicidad y felicidad obviamente es uno de los grandes focos de la autoayuda, la búsqueda continua de felicidad. Para ti, ¿qué es la felicidad?
Víctor: Son preguntas demasiado buenas para que las responda yo. Claro, porque cada uno lo va a definir de una manera diferente y, obviamente, yo creo que la felicidad es algo sentido, en el sentido igual del focusing, ¿no? De la percepción, de Gendlin, ¿no? La percepción sentida, ¿no? De que hay algo que me pasa en un momento y que digo, me cago en la puta. Hay veces que tenemos una percepción de felicidad posteriori también. Yo no sé si os ha pasado esto, como decir… Joder, ¡qué felicidad! Y no me di cuenta en el momento, te das cuenta posteriori. Y entonces yo suelo contar a veces, así medio en broma, que la felicidad se parece más a un orgasmo que a un funcionariado. Claro, ¿no? O sea, la felicidad es un momento ¡Hostia, qué guapo es esto! Yo creo que debe ser muy bello, como ser humano, ser capaz de darte cuenta que eres feliz en el momento. Esta cosa de decir, pues ahora mismo estoy siendo feliz. ¡Hostia, esto no creo que lo hayamos hecho muchas veces! Es decir, yo te preguntaría a ti y abiertamente os preguntaría, o a nuestros oyentes de hoy, de decir, oye, párate a pensar, ¿en qué momentos tú te has dicho a ti mismo a lo largo de tu vida Joder, qué feliz estoy siendo ahora, ¿no? Y verás que no hay muchos, igual es contado con los dedos de una mano. Entonces, la felicidad tiene este punto de fugacidad que yo creo que lo hace muy interesante. Imagínate ser feliz todo el puto rato, yo creo que acabarías asqueado. Sería como esa piedra que llevas en el zapato que al final te olvidas de que la llevas porque la llevas siempre y al final se te olvida, ¿no? Y cuando te la quitas es cuando dices, hostia puta, ¿no? Pues un poco la felicidad todo el rato sería como un orgasmo todo el rato, sería muy cansado. Y entonces, todo esto para decir que no tengo ni puta idea de lo que es la felicidad.
Quique: Pues si tú no tienes ni idea, imagínate mis colegas profesionales de Recursos Humanos. Algo que me genera entre pena y miedo, Víctor. ¿Qué es eso? El CHO, efectivamente. ¿Cómo lo has visto venir? Lo del chief happiness officer. O sea, ya hemos pasado de personal a Recursos Humanos, de ahí a personas y ahora somos el CHO. El chief happiness officer. ¿Nos ha ido al norte del todo?
Víctor: Total.
Quique: Total, ¿no?
Víctor: Total, porque, coño, ¿a quién se le ocurre que uno va al trabajo a ser feliz? O sea, a ver, a ver, perdonad, es que se me hierve la sangre, se me hierven los diablos. El trabajo es un castigo divino, o sea, Dios le dice a Adán, a partir de ahora, vas a ganar el pan con el sudor de tu frente, cabrón. O sea, es una maldición divina. No le dice a partir de ahora vas a ser puto feliz. O sea, fíjate la perversión que hay, ¿no? Es te expulso del Edén. Te expulso del Edén. Y yo te diría, y que el Edén, ¿no? Entonces, ¿que hay gente que es feliz en el trabajo? Por supuesto. Y es una persona afortunada el que por el motivo que sea, porque hace un trabajo que le gusta o porque realmente es alguien que ha llegado a conformarse con el trabajo que hace o que descubre algo importante en su trabajo y es feliz. Hostia, es cojonudo. Es cojonudo. Yo incluso me considero muy feliz en mi trabajo porque hago lo que me gusta y me siento reconocido y, bueno, entonces, para mí el trabajo es un buen momento. Hay domingos que digo, joder, qué ganas tengo de que venga el lunes a trabajar. Pero claro, yo eso no lo voy a generalizar. No lo voy a generalizar. Entonces, el trabajo es un lugar donde uno probablemente puede crecer como persona, pero a veces crece a través del sufrimiento o a través del aguantarte o a través del pasar malos momentos. Y entonces, la figura, yo la encuentro muy perversa, de un profesional que tenga que intentar garantizar que la gente está feliz en el trabajo, me parece súper perverso, ¿no? Cuando lo que tendría que haber ahí es una persona que sea capaz como un entrenador de un equipo de alto rendimiento, de gestionar egos, de gestionar dificultades, de gestionar problemas y de manejar todo esto y de lograr un razonable funcionamiento de la empresa. Pero es que el objetivo de la empresa es la felicidad de la empresa, no del que trabaja en la empresa. La felicidad del dueño.
El mejor hábito productivo
Jeroen: Claro. Ahora que estamos ya hablando de trabajo, vamos a hacer un pequeño salto de tema porque nosotros en KENSO nos dedicamos a ayudar a personas y empresas a vivir la efectividad para así ser un poco más feliz. Y que siempre queremos aprender de nuestros invitados en este sentido también. Por tanto, ¿cuál es tu mejor hábito productivo?
Víctor: Bueno, hostia, que yo de lecciones de productividad si mi padre me viera, si mi padre me viera, ¿no? Tengo la bendición de dormir poco. Pero es una bendición de dormir poco no porque yo haga ningún esfuerzo para dormir poco. O sea, no soy de los que me pongo el despertador a las cinco. Es que me despierto a las cinco, no sé por qué, ¿no? Pero me ha pasado toda la vida, ¿no? Quiero decir, incluso de crío. He tenido una relación con el sueño curiosa. También mis hijos, yo pienso que debe ser una cosa hereditaria, mis hijos también han dormido poco. Entonces, tengo mucho tiempo, y como tengo tiempo, pues obviamente produzco. Produzco, a lo mejor hay gente, yo tengo una amiga mía que es una escritora que tiene un libro que habla de productividad para escritores, y yo cuando veo su libro digo, ¿realmente esta mujer ha hecho un análisis de productividad, ha cogido cosas de gente y ella, hostia, es productiva, pero productiva de Excel. ¿Sabes? De decir, pues esto lo hago así, lo hago así, lo hago así, tengo una aplicación para limitarme de no sé qué, tengo no sé cuánto… Yo no podría vivir así, o sea, soy mucho más caótico. Entonces, claro, yo os diría, hombre, realmente, si yo dijera que no soy productivo, mentiría, soy productivo, pero igual soy un productivo más asalvajado que optimizado, ¿no? Pero tiene que ver con mi carácter, no tanto con mi planificación. Así que es muy poco reproducible mi productividad. Por eso cuando, fíjate, en una ocasión me contrataban para una empresa para dar un curso de motivación y digo… Es la cosa más absurda que me han preguntado nunca. Porque hacer un curso de motivación es lo más fácil del mundo, es siéntate con la gente y pregúntale… Pero ¿tú cómo te motivas, tío? No tengo que decírtelo yo, porque yo me motivo de una manera, pero yo no sé cómo te motivas tú. A lo mejor lo que necesitaríamos este show sería alguien que se siente, hablar con su gente y decir, oye, ¿pero tú qué necesitas para estar motivado? ¿Tú cómo te motivas? Y se iba a llevar una sorpresa, porque a veces no es el dinero o no es el horario, o a lo mejor es el horario y no es el dinero. Quiero decir, vamos a ver qué es lo que le motiva a cada uno.
¿Has conseguido ser constante con los propósitos de año nuevo?
Jeroen: Una última pregunta antes de pasar al cuestionario, que es una pregunta que te dejó nuestra última invitada, Amagoia Eizaguirre. Y su pregunta para ti es… ¿Has conseguido ser constante con los propósitos de Año Nuevo?
Víctor: Sí, porque no tengo. Sí, porque no tengo. A ver, yo tengo… Eres constante. Soy súper constante en mi inconstancia. Es lo único que soy inconstante. No suelo tener… O sea, no tengo propósitos de Año Nuevo, más que nada porque sé que voy a fracasar. Soy bueno planificando, a grosso modo, los objetivos del año. Es decir, yo digo, pues este año me gustaría hacer esto y esto y esto, y generalmente… más o menos me aproximo bastante a esos objetivos que yo me he puesto en el año. Pero los propósitos del año que incorporan lucha conmigo mismo suelen fracasar. Por ejemplo, este año me adelgazaré, o este año haré tres días de gimnasio por semana, o este año intentaré ser un esposo más agradable… Es decir, aquellos objetivos o propósitos que conllevan una lucha conmigo mismo suelen ser fracasantes.
Jeroen: Genial. Y para continuar la cadena, ¿qué preguntarías al próximo invitado o la próxima invitada de este podcast?
Víctor: ¿Qué le preguntaría yo al próximo? ¿Qué libro no leería? ¿Qué libro no me recomendaría?
Cuestionario KENSO
Jeroen: Interesante pregunta. Vamos a pasar la pregunta y con esta ya pasamos al cuestionario, KENSO. Diez preguntas rápidas para ya terminar esta entrevista. Primero, si tuvieras que compartir un solo aprendizaje de todo lo que has vivido hasta ahora, ¿cuál sería?
Víctor: Bueno, el que decía mi abuela, que si fuera tan fácil, estaríamos todas delgadas.
Jeroen: Bueno, ¿cómo se titularía tu biografía?
Víctor: La vida de un verdadero… No, de un mentiroso verdadero. Pero no en el sentido de que sea un verdadero mentiroso, sino que muchas veces miento diciendo la verdad.
Jeroen: ¿Cuál es el libro que más has regalado, excluyendo tus propios libros? No será tan fácil.
Víctor: No, no será tan fácil. Mira, he regalado muchas novelas de John Irving. A mí me encanta el escritor John Irving. He leído prácticamente todo lo que se ha publicado en España de este autor y entonces puede ser que busque siempre cuál es el libro de John Irving que le puede convenir a esta persona y entonces suelo regalar libros de John Irving. Me gusta mucho John Irving.
Jeroen: Muy bien. ¿A quién te gustaría o te hubiera gustado conocer?
Víctor: a mi padre. Es decir, conocer en el sentido no bíblico. O sea, conocerlo. Mi padre fue un hombre que fue un eterno desconocido para mí. Y desde que murió hace ya veintípicos de años, pues no hay día que el hombre me pregunte qué me diría mi padre aquí, o qué pensaría, o me gustaría poder hablar de esto. Entonces, quizá el hombre más cercano y más lejano de mi vida ha sido mi padre. qué canción pones a todo volumen para subir el ánimo por supuesto la muerte del gran combo de puerto rico no lo conozco pero lo voy a pues hay un antes y un después en tu vida la muerte el gran combo de puerto rico cómo ha sido la pregunta más interesante que te han hecho Pues no sabría decirte. Creo que esta que me has hecho tú ha sido muy bonita. ¿Cómo se llamaría mi biografía? ¿Qué título tendría mi biografía? Es muy bonita pregunta, sí.
Jeroen: Y tengo mucha curiosidad por la respuesta a la siguiente pregunta. ¿Qué se te viene a la cabeza cuando piensas en la felicidad?
Víctor: Pues me viene la canción de la cabra mecánica, ¿no? Hay una canción que se llama así, Felicidad de la cabra mecánica, entonces cuando escucho felicidad no puedo evitar tararearla. Así que mando a nuestros oyentes que la escuchen.
Jeroen: La cabra mecánica. La cabra mecánica, la ponemos. ¿Qué película volverías a ver cada año?
Víctor: Pues tengo que decir, no sé si se verá en el podcast, no sé si lo colgáis esto en YouTube, entonces seguramente vais a ver mis figuritas aquí. Sí, mis figuritas aquí. Claro, al final tengo que confesar que yo soy un friki de Bruce Lee. Para mí Bruce Lee ha sido un personaje siempre muy inspirador, así que una película que podría ver perfectamente cada año es Operación Dragón, que es una película Muy básica, una película muy básica, pero siempre me recuerda a mi adolescencia y suelo caer en eso.
Jeroen: Y la última pregunta para ti es, si tuvieras que dejar un mensaje en una cápsula para tu yo del futuro, ¿qué te dirías?
Víctor: Esa es una respuesta que he pensado veces y la voy cambiando. O sea, me cuesta ser fiel a mis respuestas, ¿no? Entonces, probablemente esta respuesta hace 10 años hubiera sido una, hace 5 hubiera sido otra. Yo ahora igual me daría un consejo de sigue disfrutando, ¿no?
Resumen y despedidas
Jeroen: Perfecto. Y con esto ya vamos terminando, pero no antes de compartir contigo y con nosotros nuestras notas porque hemos aprendido mucho de ti.
Quique: Hoy viajamos a un barrio duro de Barcelona, en concreto a la calle Trabajo, un lugar donde campeones se salvaron gracias al mundo de las hostias. Y Víctor, campeón él, pelea, vive y sobrevive entre ser un táctico, siempre muy medido, y el terapeuta estratégico que sabe cuándo y cómo se hacen las cosas. Porque nos ha explicado que la psicoterapia mata a la revolución y para mantenernos despiertos, Víctor desbloquea nuestros pensamientos punk con mensajes y sesiones breves claras. ¿Y por qué acudimos a gurús y libros de autoayuda? Bueno, pues porque las personas llevamos mal la incertidumbre, entonces buscamos certezas, certezas que no existen dentro de la propia existencia humana. Y Víctor se ha convertido en un troyano en esa estantería, porque lo que hace es ayudar a organizar el desván que tú tienes en tu cabeza. ¿Y cuándo es el momento de visitar a Víctor o a gente como Víctor? Cuando encuentres una dificultad que se mantenga y te limite en aspectos de tu vida. Porque recuerda que siempre nos han comparado para perder y por eso buscamos ser otros comparándonos de manera sesgada. Víctor nos ha enseñado que la vida no es como pasa sino como la cuentas y, en su caso, es la vida de un mentiroso verdadero. Una persona que aprende a no ser un ayudador compulsivo porque no somos capaces de mantener el malestar del otro. Una persona que aprende a mirar de manera compasiva, que aprende a tener un malestar eficiente. no sabemos que estamos dentro del agua y entonces buscamos distraer nuestro pensamiento a través del consumo, del pan, del circo, con una exhibición del marquismo en lugar de mostrar, como decía su abuela, nuestro cerebro. Así que tú, que has escuchado esto, estimula tu pensamiento crítico. ¿Qué preguntas vas a hacerte? ¿Qué relación tienes con aquello que te dices? Gracias, Víctor, por ayudarnos a dejar de comprar humo por enseñarnos a darnos cuenta que podemos apañar nuestra autoestima y caernos mejor sin rollos lacrimógenos. Y te digo una cosa, vas en el camino de llegar al final de tus días haciendo que tu vida sea razonablemente digna. Gracias por hacernos disfrutar un momento de felicidad tan fugaz como esta reflexión. Muchas gracias, Víctor. Gracias a vosotros.
Víctor: Ha sido un resumen maravilloso. Gracias.
Outro: Muchas gracias por escuchar el podcast de KENSO. Si te ha gustado, te agradeceríamos que te suscribas al podcast, lo compartas en tus redes sociales o dejes tu reseña de 5 estrellas para ayudarnos a llegar a más oyentes. Y si quieres conocer más sobre KENSO y cómo podemos acompañarte a ti, tu equipo o tu organización en el camino hacia la efectividad personal, puedes visitar nuestra web KENSO.es. Te esperamos la semana que viene en el próximo episodio del Podcast de KENSO, donde Quique y Jeroen buscarán más pistas sobre cómo vivir la efectividad para ser más feliz. Y hasta entonces, ahora es un buen momento para poner en práctica un nuevo hábito KENSO:
Quique: Sé el troyano de tu vida.