La trampa del perfeccionismo: cómo escapar de ella

El objetivo no es la perfección, sino el progreso y la mejora constante.

Episodio 305

¿Te has sentido alguna vez atrapado en la implacable búsqueda de la perfección? ¿Buscas una manera de liberarte de esa presión constante y encontrar un equilibrio más sano en tu vida?

Ese es el tema de esta semana donde te guiaremos a través de estrategias prácticas para cultivar la mejor versión de ti a través de la aceptación y el crecimiento personal dejando de lado al perfeccionismo.

 

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Índice del programa

  • (01:25) La sutil diferencia entre excelencia y perfeccionismo

  • (06:17) Perfeccionismo: lo bueno, lo malo y lo feo

  • (12:20) Las 3 causas del perfeccionismo

  • (18:29) 3 tipos de perfeccionismo

  • (20:42) Las dos caras del perfeccionismo

  • (27:09) 1 | Piensa como un deportista de élite

  • (31:37) 2 | Siéntete la comodidad de la incomodidad

  • (34:48) 3 | Pon límites a tu esfuerzo con la Ley de Parkinson

  • (38:11) 4 | Mantén la visión de conjunto

  • (40:55) 5 | Pide opiniones al 30% y al 90%

  • (45:07) 6 | Interrumpir el ciclo de rumiación

  • (47:47) 7 | Las listas de tareas te recuerdan tus progresos

  • (49:23) 8 | Haz una revisión semanal

  • (50:38) 9 | Mantén presente la Ley de Rendimientos decrecientes

  • (52:44) 10 | «Suficientemente bueno» siempre es mejor que «Perfecto»

  • (53:40) Resumen

  • (57:00) Tu plan de acción

  • (58:52) ¡Nos escuchamos muy pronto!

 
El objetivo no es la perfección, sino el progreso y la mejora constante.
 

Recursos mencionados

 
  • Aviso: el transcriptor a veces no nos entiende, pero vosotros seguro que sí.
    Disculpa, si lees algún error en la transcripción.

    Quique: ¿Te has sentido alguna vez atrapada o atrapado en la implacable búsqueda de la perfección? ¿Buscas una manera de liberarte de esa presión constante y poder encontrar un equilibrio más sano en tu vida? Ese es el tema de esta semana donde te guiaremos a través de estrategias prácticas para cultivar la mejor versión de ti a través de la aceptación y el crecimiento personal dejando de lado al perfeccionismo.

    Jeroen: Pues bienvenidos a un nueve episodio de KENSO, el podcast donde descubrirás cómo vivir en la efectividad para ser más feliz. Yo soy Jeroen Sangers, aprendiz en poner un punto final.

    Quique: Y yo soy Quique Gonzalo, aprendiz en buscar la perfecta imperfección. Y es que Jeroen, hace unas semanas estaba hablando con una querida amiga que mucha gente de este podcast conoce, que es Mónica Quintana. Y estaba hablando con Mónica Quintana que, por cierto, si queréis escuchar el episodio que hizo junto con David Alayón, lo tenéis en el 230, y me decía, Quique, eres la persona más perfeccionista que conozco. Y dije, ¡uf! Digo, eso no sé si es un halago, pero en mi caso, Jeroen, me lo tomé un poco como tengo que reflexionar sobre esto. ¿Por qué? Pues por una razón muy sencilla, Jeroen, y es que encuentro que hay una sutil diferencia entre la búsqueda constante de la excelencia y el perfeccionismo. ¿Tú qué opinas de esto, Jeroen?

    La sutil diferencia entre excelencia y perfeccionismo

    Jeroen: Sí, sí. Aparentemente son dos palabras que significan más o menos lo mismo, pero efectivamente hay una sutil diferencia que hace que yo la excelencia lo perciba como algo positivo y cuando alguien te dice que eres perfeccionismo, pues tal vez lo deberías tomar como una crítica, ¿no?

    Quique: Bien, vamos bien, Jeroen. ¿Por qué? pues la verdad es que existe un rasgo común entre muchas personas de las que se consideran que han dado lo mejor, es decir, genios como, por ejemplo, Leonardo da Vinci, Beethoven, Steve Jobs, que incluso comparten ese compromiso obsesivo del que hablaremos luego en búsqueda de la excelencia. Claro, ¿cuál es la diferencia con Quique Gonzalo? O sea, ese servidor que yo busco el perfeccionismo. Entonces, ¿dónde encontramos esa diferencia? Pues, por un lado, hay que entender que la excelencia lo que hace es ayudarnos a centrarnos en el proceso y en la mejora continua. Y con una búsqueda en poder alcanzar unos estándares altos de calidad, de rendimiento… Eso sí, siendo capaces de reconocer que la perfección absoluta es inalcanzable e incluso contraproducente. Lo que sí valoramos en la excelencia es el progreso, es la innovación, es la satisfacción personal derivada de ese esfuerzo, de ese crecimiento constante en búsqueda de nuestra mejor versión. Y en mi caso, Jeroen, ¿qué es lo que me sucede con mi perfeccionismo?

    Jeroen: ¿Qué te pasa? ¿Qué te pasa?

    Quique: Cuéntame, cuéntame qué tiene que ver el perfeccionismo en contraposición a la excelencia.

    Jeroen: Yo creo que, como he dicho antes, es una diferencia sutil. Es la diferencia de estar únicamente satisfecho cuando sacas un 10 al examen o pensando, mira, un 9.9 tampoco está tan malo. Ya estoy bien, ¿no? Si buscamos realmente el perfeccionismo, pues tiene sus trampas porque tiene que llevar a una lucha constante por objetivos que son cada vez menos realistas. Cada vez quieres más, porque siempre puedes añadir más. Nunca está terminado. Y esto conduce a frustración, ansiedad, incluso disminución de productividad, porque estás tan enfocado en perfeccionar un poco más este proyecto que estás haciendo, que como no terminas nunca, no tienes tiempo para otras cosas. y entonces te enfoques en alcanzar un estándar ideal y sin defectos. Muchas veces sin importar el coste y cuando hablamos de términos de tiempo, recursos o bienestar emocional. Es decir, siempre vas por más. Hay cosas que simplemente se pueden mejorar siempre. Estoy pensando, por ejemplo, en el proyecto más grande que hemos hecho en los últimos años, nuestro libro, Por ello hemos dedicado 5 años más en escribir el libro, revisando cada frase. Me acuerdo que hemos estado hablando de buscar la excelencia en este caso. Hay algunas partes del libro que son más importantes que las otras. Por ejemplo, el texto de contraportada para nosotros tenía que ser casi perfecto. Y hemos dedicado realmente un montón de tiempo a buscar las palabras perfectas para este sitio. Todavía no sé si es perfecto, pero es excelente. Yo creo que lo hemos logrado excelente. Pero claro, no podemos dedicar el mismo esfuerzo en cada frase del libro. Que sí que hemos revisado, le hemos revisado, revisado, cada uno de los autores, después el editor. Hemos revisado mucho, pero no vale la pena pensar una semana sobre cada frase. Entonces nunca se acaba el libro. Solamente saldrá un poquito mejor. Pero no. Por lo tanto, en este caso hemos decidido ir por la excelencia en el libro en lugar de buscar la perfección porque pensamos que tenía que sacar el libro, tenía muchas ganas de publicarlo y enseñarlo a la gente y que ayudara a la gente. Y mientras nosotros estamos escribiendo, esto lo tenemos.

    Perfeccionismo: lo bueno, lo malo y lo feo

    Quique: Pues en resumen, como habéis visto, ¿podemos decidir decantarnos por la excelencia o por la perfección? Mientras que en la excelencia vamos a buscar la mejora continua y el crecimiento personal, el perfeccionismo… persigue esa meta casi imposible de la perfección absoluta y a menudo a costa de nuestro bienestar y de nuestro disfrute del proceso. Por eso es importante que fomentemos la excelencia sin caer en esos aspectos negativos del perfeccionismo. Y nos gustaría que tú nos acompañaras, en especial a mí, para que me ayudes a transitar de ese viaje del perfeccionismo hacia la excelencia. Así que cuando hablamos de perfeccionismo vamos a ser honestos porque ahí como la gran película, el bueno, el feo y el malo, pues nosotros vamos a hacer lo mismo. Vamos a hablar de lo bueno, de lo malo y de lo feo del perfeccionismo. Lo bueno del perfeccionismo es que hay una motivación intrínseca. Es decir, hay una motivación en querer dar lo mejor, en llevarlo al siguiente nivel, en, como decía Jeroen, dar ese toque en el que nosotros entendemos que algo es perfecto. Aquí ya viene un pequeño problema, es que muchas veces lo que para nosotros es perfecto no tiene por qué ser para la otra persona. Es decir, esas vacaciones que yo estoy preparando y que llevo meses, y en mi cabeza suenan perfectas, no tienen por qué ser perfectas para mi pareja, para mi familia, Este proyecto que yo estoy realizando con tanto cariño, es mero que lo esté dedicando 20 horas al día, al final no tiene por qué ser perfecto para el cliente al que va dirigido. Entonces, esto es muy importante que lo tengamos en cuenta. Nos va a aportar, y vamos a trabajar desde la motivación intrínseca, esa concentración en la que entramos a veces que es tan dura que nos cuesta salir incluso de poder descansar por las noches, poder dedicarle tiempo a nuestra vida, Al final esos objetivos ambiciosos nos van a llevar al siguiente nivel. Y esto es algo que encontramos muy a menudo, por ejemplo, en los deportistas de élite. ¿Por qué? Porque en su caso sí tienen que hacer una actividad que no pueda contener errores. Es decir, imagínate una persona que se está preparando para correr los 100 metros en las Olimpiadas. Son cuatro años de trabajo para 10 segundos de subida. ¿ahí hay margen para el error? Un segundo, pero ya ni un segundo, una décima de segundo, ¿qué significa? La suerte que nosotros tenemos en la vida es que aunque podamos actuar y lo vamos a ver como deportistas de élite, sí que tenemos la posibilidad de buscar más la excelencia que el perfeccionismo. Así que si eso es lo bueno, Jeroen, ¿qué es lo malo?

    Jeroen: ¿Qué es lo malo? Pues aquí viene dando poco Las cosas que nos estamos diciendo nosotros mismos, la autocrítica, el esfuerzo en eliminar cualquier pequeño error, que dedicamos mucho esfuerzo, mucho esfuerzo física, también mucho esfuerzo mental, que al final perjudican nuestro propio rendimiento. y interrumpen incluso la capacidad que tenemos de mostrar cuáles son nuestras habilidades. Es un círculo vicioso en que, como no somos capaces de cumplir con nuestras propias expectativas, pues tenemos una pérdida de confianza y esto hace que incrementemos todavía más este pensamiento crítico. Porque si no creo en mí, voy a mirar dos veces lo que estoy haciendo. Y, claro, al final, pues, esto conduce a la ineficacia e incluso agotamiento. Estrés, mucho estrés también, porque no soy capaz de llegar a cumplir estos objetivos. Y esta es la parte, yo creo, que es la parte mala, que perdemos mucho tiempo en buscar esto, en pensarlo y en criticar a nosotros mismos. Esto es malo, pero hay cosas que son peores.

    Quique: Eso es, y es lo feo, y es el lado más oscuro del perfeccionismo. porque, en el fondo, es una forma psicopatológica que se ha relacionado con muchos problemas como el trastorno obsesivo-compulsivo, es decir, los TOC, la ansiedad crónica o trastornos alimentarios. Estos otros factores del lado malo del perfeccionismo que también nos vamos a poder encontrar son la soledad, la depresión, la baja autoestima y la falta de satisfacción vital. Y quizá tú pienses, bueno, yo creo que esta gente está exagerando un poco, Yo tengo un talk, Jeroen, que es que si alguien de repente… Yo estoy en una tarea hiperconcentrada y me dice, oye, eso de allí está mal colocado. Mi cabeza, Jeroen, automáticamente lo único que hace es enfocarse, ¿sabes dónde? La vamos a arreglar. En eso. Entonces digo, vamos a arreglarlo ya. Venga, ya mismo. Ya. Ahora, ahora. Porque ya si no, mi mente se está fijando ahí. Porque tiene que haber un orden, una simetría a nuestro alrededor. Y cuando dicen, pues esta parte de que hablábamos, ¿no? De la soledad. Claro, cuando una persona se vuelve hiperperfecta, que criticas al máximo los errores de los demás, porque es cierto que pueden tener errores, porque todos cometemos y tenemos errores, hace que poco a poco la gente se vaya alejando de ti. Porque si nuestra máxima es el perfeccionismo, lo que tenemos que darnos cuenta es que ese perfeccionismo, como decíamos antes, es nuestra propia visión, no tiene por qué ser la de los demás. La baja autoestima, ¿por qué? Porque ¿cuántas veces, Jeroen, conseguimos llegar a ese nivel perfecto que nos habíamos marcado de lo que fuera, de escribir, de pintar, de ser buenos padres, mejores amigos, pareja fantástica, número uno en el trabajo. ¿Qué es eso en verdad en la vida? Una insatisfacción vital continua, porque no es la realidad. De hecho, como decía muy bien Jeroen antes, nos lleva a la ineficacia. Y ya lo decía Winston Churchill, decía, la máxima, nada más que perfección, puede traducirse como parálisis. Es decir, cuando la gente dice que busca algo perfecto, para mí, también estoy de acuerdo con Winston Churchill, eso significa parálisis. Porque siempre va a haber algo más, siempre va a haber este punto extra y eso hace que las cosas no salgan. Yo lo he contado aquí alguna vez con el síndrome del impostor. que en mi caso, la búsqueda del perfeccionismo a la hora de, por ejemplo, tener el mejor micro para grabar el podcast, la mejor interfaz de audio, la cámara, las luces… Me llevó dos años enteros. Dos años en los cuales podía haber hecho algo mucho mejor, que era grabar vídeos y aprender a grabar vídeos. Entonces, esto es muy interesante, porque Jeroen, Explícanos cuáles son las causas que nos llevan a este perfeccionismo, para que lo entendamos mejor antes de ponernos manos a la obra con él.

    Las 3 causas del perfeccionismo

    Jeroen: Yo creo que hay tres. Hay tres fuentes de perfeccionismo. Yo creo que una puede ser de nuestro entorno. Yo siempre me quedo con esta frase de Jim Rohn que dice que eres la media de las cinco personas con más tiempo que pasas, ¿no? Y por tanto, si tú vives o trabajas en una cultura donde se exige perfección, pues probablemente tú lo vas a adoptar como lo tuyo porque lo ves normal, porque es lo que vives en tu día a día. Y por tanto, si tú estás rodeado por personas que son perfeccionistas, Pues tú seguramente también te vas a mover poco a poco en perfeccionista, porque siempre te están enseñando con las acciones de cada día a día que siempre puedes hacer algo más, que siempre puedes mejorar un poquito. Esa sería para mí la primera causa. Después también hay personas que son simplemente perfeccionistas por ellos mismos, que vienen de dentro, no de su entorno, que por su forma de ser, su personalidad que tiene, o tal vez por alguna experiencia que han tenido en el pasado, que a veces pasa con los famosos toques que tú has que tú has hablado, que viene tal vez de un trauma cuando eran pequeños. Aquí puede salir este perfeccionismo a nivel personal. Y el último, yo creo que la última causa sería el miedo al fracaso. Porque pensamos que yo no quiero fracasar, yo no quiero fallar. Y por tanto, el único que vale para mí, para entregar, el único estado de proyecto que he entregado es el proyecto perfecto. Y es un miedo. Se mantiene incluso cuando se vuelve contra el proyecto. Porque si este miedo hace que no pueda entregar nada, que no sea perfecto, pues al final, como he dicho antes, estamos en parálisis. No entregamos nada. Y entonces obviamente se va cumpliendo este miedo. A los perfeccionistas nos preocupa que si somos menos meticulosas, menos concienzudas, pues nuestro rendimiento y prestigio se pueden ver perjudicados. Pero al final es justo este miedo, este no entregar lo que perjudica la manera en que la gente nos vea.

    Quique: Así que hay que ser valientes, lo hemos visto. Porque el perfeccionismo puede motivarte para rendir a un alto nivel y generar un trabajo de máxima calidad. Sí. Lo que sucede es que también puede aumentar esa ansiedad y ralentizarte. La mayoría de las personas que somos perfeccionistas nos cuesta ver que nuestros estándares muchas veces son poco realistas e incluso perjudiciales para nosotros. De hecho, si tú quieres saber si eres perfeccionista, Pregúntate si tus estándares de trabajo, de vida, familiares… Hazte estas cuatro preguntas. ¿Mis estándares son más elevados que los de los demás? Es decir, cuando veo cómo entregan otros el trabajo, yo digo, fíjate, es que yo siempre lo entrego con un puntito más de calidad, con un puntito más de diseño, con un toque más personal. Esa es la primera. La segunda. ¿Tus estándares pueden ser alcanzados por ti o por otras personas? Porque, claro, esto nos pasa mucho a la hora de delegar. Es que nadie lo va a hacer como yo, ¿verdad, Jeroen? Nadie lo hace como uno mismo. Tercero, ¿tus estándares te ayudan o te impiden alcanzar tus objetivos? Y cuando hablamos de tus objetivos, hablamos de los objetivos no solo que te hayas marcado a nivel profesional, sino el conjunto de tus objetivos. Y, por último, ¿puedes relajar tus estándares sin afectar mucho al resultado final? Hazte estas cuatro preguntas. Y cuando tengas esto en mente, cuando tengas ese estado en el que hayas tomado conciencia después de estas cuatro preguntas, solamente piensa en qué dejas de hacer para realizar un trabajo perfecto. Porque sí, realizar un trabajo perfecto significa decir no a otras muchas cosas, cosas importantes. Quizá unas horas de sueño, a lo mejor salir un poco más tarde de la oficina. Puede ser que se, hoy no hago deporte o a lo mejor me salto a la hora de la comida. Y estos sacrificios de manera puntual, vale. Pero cuando los hacemos por el perfeccionismo, un día, otro día, y se convierten en parte de nuestra forma de ser, nos conducen a la procrastinación, a una peor productividad. Y eso sí, también a incrementar nuestros niveles de estrés y ansiedad, ¿verdad, Jeroen?

    Jeroen: Sí, efectivamente. Este es lo que en economía se conoce como el coste de oportunidad. Cada euro que tengo solo puedo gastar una vez. Si compro un helado, no puedo comprar las chuches. Un crío pequeño ya entiende esto. Y con nuestro tiempo, atención y energía pasa un poco lo mismo. Solo podemos gastarlo una vez y podemos pensar cuál es el mejor uso de esta energía, de este tiempo que tengo. poder perfeccionar este producto o poder ya empezar el siguiente proyecto, la siguiente tarea. Esto es lo que me gustaría hacer.

    Quique: Claro. Este coste de oportunidad nos enlaza con la paradoja de la perfección. Y aquí nos encontramos con la pescadilla que se muerde la cola. Es decir, Quique llega, me impongo unos estándares altísimos, no puedo alcanzarlos. Como no puedo alcanzarlos, fallo. en lo que me había propuesto. Puedo sentir la vergüenza, la culpabilidad, la ansiedad, el estrés bajo autoestima. Y para superar estas emociones, que es lo que hago, Jeroen, me elevo aún más mis estándares porque siento que nunca soy lo suficiente. Siento que tengo que demostrar todavía más. Y eso nos lleva a tres tipos de perfeccionismo.

    3 tipos de perfeccionismo

    Jeroen: Hemos visto tres causas, también hay tres tipos de perfeccionistas. Hoy vamos del número tres. Primero está el perfeccionismo orientado hacia uno mismo. El ejemplo que tú has dicho, Quique, tú eres muy perfeccionista contigo mismo. En el caso de buscar los vídeos y la cámara. Tú quieres hacerlo a la perfección. Son cosas tuyas. Estás crítica contigo mismo. También hay personas que son perfeccionistas orientados a los demás. son muy críticas, valorando el trabajo de los otros, las cosas que hacen los demás. Yo creo que es algo que muchos de nosotros tenemos. Para mi observación, el 80% de las personas que están mirando un partido de fútbol son perfeccionistas orientados al entrenador del equipo. Porque sabemos que podemos hacer lo mejor. Sabemos que es muy fácil. Es la posición más fácil de todos, ¿no? Criticar una cosa que tú no estás haciendo. Pero lo hacemos todos, ¿no? Y a veces, si es una cosa puntual, pues no pasa nada. Pero hay personas que realmente exigen mucho de las personas en su entorno. Y yo puedo asegurarte que estas son personas que cansan mucho. Y al final, yo los dejo solos, ¿no? Antes has hablado de esta soledad, pues justo las personas que son perfeccionistas orientadas a los demás seguramente son problemas que aparecen en esta soledad. Y finalmente hay personas que son perfeccionistas socialmente prescritos. Es cuando no es tanto la autocrítica, sino yo creo que la sociedad, mi entorno, espera que yo haga esto a la perfección. Yo creo que mis padres desean que yo saque un 10 en el examen. Yo creo que mis clientes requieren que yo haga esta formación a la perfección, sin fallos, sin nada. Y para cumplir esta presión social, presiona a sí mismas para ser perfectas, porque quieren cumplir estas expectativas que ellos han imaginado.

    Las dos caras del perfeccionismo

    Quique: Y es verdad, Jeroen, que justo lo que estabas comentando del perfeccionismo socialmente prescrito, normalmente es el que más nos impacta en el día a día. Entonces, por ello es muy importante que entendamos la naturaleza de dos caras del perfeccionismo. Es decir, la relación que existe entre perfeccionismo y rendimiento, porque hay dos dimensiones básicas. Por un lado está el esfuerzo por la perfección, es decir, cuando uno se orienta hacia estándares personales elevados, objetivos ambiciosos. Eso es un estado mental positivo, eso es algo que nosotros, de hecho, fomentamos en KENSO. Por eso decimos en el podcast que utilicéis el plan de acción, que después de escucharlo lo llevéis a la acción, porque ahí vamos mejorando nuestro sistema. Esfuerzo por la perfección. Luego está la preocupación por la perfección, y es cuando uno nos centramos más en la diferencia percibida entre las expectativas y el rendimiento real. Es decir, entre lo que pensábamos que estaba en nuestra cabeza y lo que te llega por AliExpress. Y ahí es donde, de repente, nos detenemos en los errores, en los pequeños fallos y todo se convierte en un estado mental negativo porque a lo mejor del 100%, como decía Gerund, de sacar un 10, he sacado un 9,8. ¿Qué es lo que me ha faltado? Un 0,2. Bueno, pues es muy importante que entendamos que los logros se encuentran muy relacionados con el aspecto positivo de esa parte del esfuerzo, en el que el dominio de la tarea, los aprendizajes, los mantenemos en el punto de mira. Es decir, queremos hacer nuestro trabajo de la mejor manera posible. Eso es positivo. Lo que sucede es que si uno es incapaz de alcanzar sus objetivos, y a menudo esto lo relacionamos con el aspecto de la preocupación, de por qué no lo he conseguido, qué es lo que me ha faltado, la próxima vez voy a hacer esto, Ahí ponemos el foco en el ego, en la competición, en la actitud defensiva, en la evitación del fracaso. Y eso lo que va a hacer es que cada vez sea más complejo poder hacerlo lo mejor posible en esa situación. Mira, Jeroen, me estaba acordando de una persona con la que he estado trabajando para un proceso de selección. Y entonces es una persona tremendamente válida, con unas capacidades increíbles. Es una persona que ha superado temas personales que han hecho que tenga una actitud, a la hora de enfrentarse a la vida, valiente. Una actitud en la que cualquier cosa que pongas se pone para aprenderla, para desarrollarla. ¿Y qué es lo que sucede, Jeroen? Que aunque es valiosa, no te puedes imaginar cuánto, cada vez que aparecía un proceso de selección, sentía que tenía ese síndrome del impostor. Sentía que no era lo suficiente, que le iban a preguntar por un programa que, a lo mejor, todavía no había aprendido cómo podía utilizarlo. Pensaba que las otras personas que ya estaban, que eran para esta persona de referentes, estaban en unos niveles hiperaltos. Entonces, trabajamos en ir deconstruyendo la realidad que se había montado, que era una realidad distorsionada, Para trabajar en dos factores, por un lado, vamos a hacer humanos a estas personas que tú crees que son referentes, que sí, lo son, con los que te vas a sentar en una entrevista, pero son personas como tú, como yo y como cualquier persona que ves en la calle, y vamos a entender mejor cómo han llegado hasta ahí. Eso por un lado. Y entonces ahí lo que haces es bajas a la persona y la pones en el lugar correcto. Y por el otro lado, con esta persona, lo que hicimos también fue quitarle sus gafas de distorsión de la realidad. para que empezara a ver todos los aspectos positivos en su vida. De hecho, la primera pregunta fue, ¿cuántas veces en una entrevista te ha pasado lo peor que en tu cabeza llegaste a imaginar? Y me decía, Quique, ninguna. Pero ha estado con ese rumrum cada vez que iba a una entrevista. Y lo siguiente que le dije es, bueno, y si no ha pasado eso, ¿qué es lo peor que te ha pasado en una entrevista? ¿En qué porcentaje lo medirías? Y me dijo, pues es verdad, ni siquiera un 10% de lo peor que había imaginado en mi mente. Ah, sí. Y entonces equilibramos ese perfeccionismo, equilibramos para que la persona pueda afrontar un proceso de selección como este y ganar éxito, salvo de una forma mucho más realista. Para eso estamos, para eso hacemos las cosas que hacemos también en KENSO.

    Jeroen: Claro, claro. Esto me hace pensar en la conferencia TED del Tim Ferriss, autor del libro La semana labrada de 7 hábitos. En su conferencia TED habla de un ejercicio que él hace que se llama fear setting. En lugar de ponerte metas, él lo hace que yo meto mis miedos. Y es justo este ejercicio que tú acabas de hablar con esta persona. Imagínate cuál es lo peor que te imaginas y lo mejor es ya tener un plan B para esto. ¿Qué es lo peor que puede pasar? Que me echen de la empresa. Pero no es el final del mundo, sí que será un golpe duro pero podrás buscar otro trabajo, podrás montar tu propio proyecto o lo que sea. Yo creo que es un ejercicio que aporta mucho, de pensar cuál es lo peor que puede pasar, cuál es este miedo que tengo y cuál sería mi plan B si esto pasó. Entonces ya sacas un poco el peso de estos miedos y especialmente si tienes problemas de empezar, porque es el problema de empezar.

    1 | Piensa como un deportista de élite

    Quique: Por supuesto, Jeroen, me encanta que traigas esto porque, casualidades de la vida o no, hace muy poquito un par de referentes, de las personas que sigo, hablaban justo de este, de esta técnica de Tim Ferriss, Y la podéis encontrar, las vamos a dejar en las notas del programa para que veáis esa charla, que son ni 15 minutos… No, ni 10. Ni 10, ¿no? En la de por qué definir tus miedos te va a resultar más útil muchas veces que definir tus metas, sobre todo como punto de partida. Eso sí, nosotros hoy en KENSO vamos a compartir contigo 10 hábitos, 10 actitudes que tú puedas poner en práctica desde hoy mismo que te ayuden a poder pasar del perfeccionismo a la excelencia, para superar esa parálisis de perfección estableciendo estándares realistas y para que me ayudéis también en ese camino. El primero de ellos es algo que a mí me encanta y es que pienses como un deportista de élite, porque en el deporte ese afán por mejorar es una fuerza motriz positiva y convierte los contratiempos en oportunidades para reflexionar, para aprender, para ajustar el enfoque. ¿Qué sucede? que los perfeccionistas habituales y sospechosos como yo, lo que hacemos es repasar de manera constante nuestros fracasos del pasado. Y es una forma de condenarnos una y otra vez, una y otra vez, y de ahí es muy difícil salir. ¿Por qué? Porque tu cerebro ya le estás, por así decirlo, cargando información en su sistema del pasado, de lo que salió mal y de cómo se puede volver a repetir. ¿Y sabes, Jeroen, qué suele suceder cuando le cargas a tu cerebro de eso? ¿No? que se vuelva a repetir. Porque, efectivamente, al final, como decía Ramón y Cajal, somos arquitectos de nuestro cerebro. Si yo pienso que algo va a salir mal, te aseguro que aumentas tus probabilidades de que salga mal. Y si pienso y trabajo también para que salga bien, hay más probabilidades de que salga mejor. Lo único que conseguimos es poner el listón aún más alto y eso lo que hace es que aumentemos también las probabilidades de fracaso. Y para ello es importante que cambiemos nuestra perspectiva respecto al fracaso. Intenta a partir de ahora verlo como un punto de partida hacia el éxito. Y eso te va a ayudar a romper el perfeccionismo. Yo tengo que decir que desde que he trabajado más en entender mis fracasos y no elevar los estándares de ahí, sino bajarlos. Es decir, si no puedo salir a correr 10 kilómetros, para mí no es un fracaso. Voy a bajar el estándar. Voy a bajar y voy a intentar salir a correr 8. ¿Qué no puedo? Cuatro. ¿Qué no puedo? Tres. Tres ya sí que puedo. ¿Y sabes qué pasa, Jeroen? Que desde ahí puedo subir luego al cuatro, al cinco, al seis, al diez. Eso es lo que buscamos entendiendo el fracaso como parte del camino. Pregúntate cómo ves el fracaso. Si lo ves como malo, estás en el comienzo de la vida. No te preocupes. Nos han enseñado que fracasar es malo. Muy bien. Aquí estás en tu adolescencia, en tu etapa infantil, aunque tengas 60 años. Si lo ves como normal, es que la vida ya te ha demostrado que nos vamos a encontrar con más fracasos que éxitos. Es decir, piensa simplemente cuando empezaste a andar, ¿cuántas veces te caíste? Piensa simplemente cuando empezaste a montar, ¿cuántas veces te caíste? Piensa cuántos exámenes hemos suspendido para llegar hasta aquí. Piensa cuántas entrevistas no nos han cogido para llegar a la posición que estás. Piensa con cuántas parejas has podido conocer para llegar al final a la que tienes ahora. Bien, pues eso es que ya has visto que la vida en el nivel normal nos demuestra que hay más fracasos que éxitos. Eso sí, si opinas que el fracaso es un proceso de aprendizaje, ojo, que has subido de nivel. Ya has comprendido que cualquier habilidad o éxito en tu vida lo vas a construir al levantarte y aprender de los obstáculos. Si has llegado a lo más alto, es porque ves el fracaso como un éxito. Y aquí te doy la más sincera enhorabuena, porque ahora ya sí que sabes de qué va la vida. De hecho, hay una frase maravillosa que le decían a Thomas Edison cuando llevaba ya 2.000 intentos y le explotaban todas las bombillas, le decían, pero por Dios, Thomas, para ya de intentar crear una bombilla. Decía, no, ya sé 2.000 formas en las que una bombilla no funciona. hasta que al final encontró el éxito. Así que pregúntate cómo ves el fracaso.

    2 | Siéntete la comodidad de la incomodidad

    Jeroen: Yo creo que aquí los ejercicios de retrospectiva funcionan muy bien. Es lo que nosotros hacemos frecuentemente en nuestro trabajo en general. Al final de un proyecto, siempre para un momento y haces este retrospectivo para identificar qué ha ido bien, qué debes repetir, ponerte esta medalla, para identificar que la próxima vez lo puedes hacer mejor. Y así entras en este ciclo de mejora continua. Muy bien, segundo consejo, segunda estrategia, que es más un estado mental yo creo, y lo hemos cogido de Japón. Nosotros nos gusta la cultura japonesa, todavía tenemos pendiente este viaje, que ya llevamos 5 años hablando en el podcast que algún día vamos a Japón para realmente inspirarnos. Pero tiene este concepto que se llama wabi-sabi, que es la belleza de la imperfección. Y lo que podemos aprender del Wabi Sabi es sentirnos cómodos en la incomodidad. Que aceptes que la vida es imperfecto e incluso disfrutas de esto. No todo tiene que ser perfecto. Hay cosas que incluso son mejoras que el tú puedes considerar mejor con su imperfección. Siempre hemos dicho que desde que naces acumulas cicatrices en el cuerpo y en el corazón. y forma una parte de la vida maravillosa. Los necesitas, porque sin estas experiencias no eres la persona que eres hoy en día. Y por tanto, si habías buscado anteriormente este perfeccionismo sin ninguna cicatriz en tu cuerpo o corazón, pues no estarías tan exitoso tal vez como estás hoy. Y por tanto, si buscas esta perfección tendrás un problema porque hay esta brecha entre tu versión perfecta idealizada y tu versión imperfecta y real. Y al final si tienes que elegir entre con qué me queda, con esta imaginación que yo tengo o lo que realmente tengo, entonces me queda con la realidad. Por eso siempre hay una tensión continua con las palabras como yo debería hacerlo, yo quiero hacerlo. Y tal vez deberías sustituir estas palabras por palabras que mejor te ayuden a conseguir lo que quieres hacer, ¿no? Y entonces, en lugar de debería o quiero, pues utilizas verbos que ponen poder en ti mismo, ¿no? Yo decido hacer, yo puedo hacer, yo elijo hacer. Y siempre me has dicho, las palabras que utilizas cambian tu realidad.

    Quique: Porque fíjate qué curioso, Jeroen, tú acabas de decir… ¿Deberíais sustituir? Y si en lugar de eso dices… ¿Podéis sustituir?

    Jeroen: He caído en la misma trampa.

    Quique: Fíjate. Claro, claro, claro. Las palabras importan. Porque te otorga, como muy bien decías, esa sensación de control. Fíjate que recuerdo que la primera vez que yo escuché el término perfecta e imperfección era hace años, Jeroen, de un disco de un grupo que se llama 13… bueno, 1313. Tiene una canción que a mí me encantaba que se llama 50 stories, 50 historias. Y entonces empecé a darle vueltas a esto de perfecta imperfección, perfecta imperfección. Y fíjate que lo dice esto ahora, ese concepto de la belleza de la imperfección, que es lo mejor. Porque todos nosotros… Yo tengo una marca de cuando me rompí el peroné. Tengo otra marca de las heridas del fútbol. O sea, que si yo pensara que tengo un cuerpo, entiéndeme, perfecto, no, no. Ahí ya directamente cada uno de nosotros tenemos nuestra propia imperfección. Vamos a disfrutarla también y también otras cicatrices que llevamos del camino, de las que hemos aprendido y, ojo, de las que nos podemos sentir orgullosos.

    3 | Pon límites a tu esfuerzo con la Ley de Parkinson

    Tercer hábito que te puede ayudar y es que pongas límites a tu esfuerzo utilizando dos leyes. La de Parkinson, y la de ley de rendimientos decrecientes. Simplemente haz un pequeño experimento en el que te detengas a propósito antes de tiempo o te pongas límites estrictos a un proyecto, a un trabajo, a una tarea que estabas haciendo. Es decir, si para esta tarea que tenías en tu cabeza te habías dado cuatro días, párate al tercer día. Y ahí vas a tener la oportunidad de refutar tus creencias perfeccionistas. ¿Qué has conseguido en tres días? Porque esto no solo te va a ayudar a superar el perfeccionismo, sino que también va a poner de relieve en qué aspectos es mejor que inviertas tus energías, tus recursos, tu esfuerzo. Porque una tarea que te impongas puede durarte entre un segundo y toda la vida, eso lo tenemos claro. Como decía Jeroen, podríamos haber escrito un libro con ChatGPT en el que fuera un microlibro que pusiera efectividad, un segundo, o toda la vida. que estuviéramos dándole vueltas y vueltas y miles de hojas por aquí y por allá con estudios y jamás saliera. Pues recuerda que la ley de Parkinson, aquella que dice que toda tarea se expande tanto como el tiempo disponible para poder realizarla, nos puede ayudar a cortar los tiempos que le dedicas a la misma. Pero puede ser a una tarea, puede ser a una emoción o puede ser a una persona. Lo que tienes que hacer es buscar el compromiso. Comprométete a trabajar En un proyecto, en una persona, en una moción, durante un periodo de tiempo determinado y una vez transcurrido el tiempo, lo que tienes que hacer es que lo dejas finalizado tanto si el proyecto es perfecto como si no. Y desde ahí dedica todas tus tendencias perfeccionistas a esas áreas que de verdad son importantes para ti. ¿Verdad, Jeroen? Pues sí.

    Jeroen: Al final yo creo que lo que tenemos que hacer es tener muy claro qué es lo que queremos terminar. Antes de empezar ya decidir, hey, ¿cuándo he terminado este proyecto, esta tarea? ¿En qué momento? Y dejarlo muy claro, que sea tachable, que quede ninguna duda de ahora sí y ahora no. Porque si no tienes este, como los ingleses llaman, definition of done, Si no tienes muy claro qué es lo que vas a entregar, con qué calidad, con qué características, siempre puedes añadir una cosa más y entras en el bucle del perfeccionismo. Por tanto, decida antes de empezar a hacerlo. Yo creo que lo que tú has dicho de la ley de Parkinson también es muy potente y, de hecho, justo ahora en el KENSO Lab, en la sala de experimentos de KENSO Círculo, estamos en un reto este mes en el que todos estamos intentando determinar un proyecto en menos tiempo que pensamos que necesitamos habitualmente. Justo para apretarnos un poquito, y yo creo que, al menos en mi grupo, donde estamos cinco personas trabajando, veo mucho progreso ya. No sé si todos vamos a conseguir terminarlo a tiempo, pero veo mucho progreso. Si quieres participar en futuros retos de KENSO Lab, dirígete a kenso.es barra círculo y apúntate en KENSO Círculo y al final del mes ya desvelamos cuál será el siguiente experimento en el que puedes participar.

    4 | Mantén la visión de conjunto

    Vamos al siguiente consejo. La visión de conjunto. porque este proyecto que tienes en tus manos no es el único que tienes que hacer. Tienes todo en vida con muchos matices y muchas cosas por hacer. Entonces, habitualmente, cuando tú estás siendo muy perfeccionista en una tarea, en un proyecto, en un área de tu vida, como tus recursos son limitados, solo tienes 24 horas al día, tienes atención limitada, tienes energía limitada, esto quiere decir que probablemente estás sacrificando algunas otras áreas. Por tanto, ya eres imperfecto en otras áreas, porque no puedes ser perfecto en todas, porque no te da tiempo. Es lo que he dicho antes, volvemos a nuestro libro. Si habéis dedicado cinco años a nuestro libro, pues cinco años en que no podemos mejorar podcast, en que no podemos lanzar cursos online, porque estamos ocupados con esto. Y por tanto, si queremos alcanzar estos ideales perfeccionistas, esto requiere tiempo y esfuerzo adicionales que no siempre se deducen en mayor impacto de los resultados. Porque lo vas sacando de otro sitio. Lo vemos, antes has hablado de deportistas de élite. Los deportistas de élite, para llegar a este nivel, pues tienen que hacer sacrificios. Seguramente su vida social no es tan perfecta como la nuestra. No, te aseguro que no. porque simplemente no puede ser. Por tanto, es importante mantener esta visión de conjunto, de global, para ver cómo hay impacto y qué es lo que estoy dejando de hacer para hacer este proyecto, esta tarea, tan perfecto.

    Quique: De hecho, si recuerdas, Jeroen, estuvimos entrevistando a Blanca Fernández Ochoa, exdeportista de élite, y nos contaba que ella había creado la Fundación Blanca porque muchos de los deportistas al final necesitaban entrenar, cuidar su salud y saber qué iba a pasar en el día después, porque su vida daba un giro radical de 180 grados. Lo tratamos en el episodio 279 y la suerte que tengo de poder trabajar con deportistas de élite y, de hecho, tener amigos que son deportistas de élite, te das cuenta cómo su vida, como muy bien indicaba Jeroen, está muy focalizada y muy concentrada en un pequeño aspecto. Es decir, para que todos lo entendamos, Rafa Nadal juega al tenis. Podría jugar al pádel, podría jugar al badminton, que también son deportes con raqueta y pelota, pero se ha focalizado en el tenis. Y ahí ya estamos viendo cómo es capaz de poner todos sus esfuerzos en algo en concreto. Eso es importante para, como decías, Jeroen, mantener la visión de conjunto.

    5 | Pide opiniones al 30% y al 90%

    Y el quinto micro hábito, y este me encantó desde que lo empecé a utilizar, es que pidas opiniones al 30 y al 90% de un proyecto. ¿Sabes qué sucede, Jeroen? Que normalmente lo que hacemos es pedir opinión cuando el proyecto ya está terminado. Para nosotros, en nuestra casa, cuando ya está al 100%. Es decir, ya lo tengo terminado y entonces se lo paso a Jeroen a ver qué opinas. ¿Sabes entonces lo que sucede? Que solemos ser más duros con nosotros mismos, pero no tanto con los demás. y aún cuando pedimos consejo o que nos den opinión sobre un tema o sobre un proyecto. Entonces, vamos a cambiar de paradigma. Lo primero, tienes que tener esa valentía de hablar con sinceridad y de manera abierta con alguien sobre tus tendencias o sobre cómo estás trabajando y cómo piensas que esa persona te podría decir que podrías mejorar. Es decir, Jeroen lo sabe. Yo le pido consejo a Jeroen de cómo puedo mejorar las cosas. Pero es que yo he hecho esto durante toda mi vida. Yo cogía a los que eran mis jefes y fuera de las reuniones anuales y demás, les preguntaba, entonces se les quedaban ojos así como platos enormes porque no está la gente acostumbrada a que le diga, oye, ¿qué puedo hacer para pasar a una mejor versión? ¿Qué puedo hacer para mejorar en esta habilidad? Pídeles a esas personas que te digan cuándo a lo mejor estás siendo demasiado exigente y así que puedas reflexionar sobre ello. Y lo que hablamos del 90-30. Mira, piensa en lo siguiente. Si un proyecto está al 90%, entonces pide sugerencias o comentarios a nivel básico. Es decir, erratas, colocación de alguna parte del tal, meter algún elemento visual, imagínate que estamos hablando de una presentación para un cliente, ¿no? Eso al 90%. Lo que tenías que haber hecho antes también es que al 30% mándale a la persona que lo va a revisar que vea las cosas, pero con un nivel más estratégico. ¿Por qué? Pues porque normalmente lo que hacemos es que esa persona, si se lo manda al 30%, se va a centrar en aspectos más importantes, más generales, más de calado, como la estructura, como el enfoque, como la parte operativa. Entonces, si yo a Jeroen estoy preparando un curso y se lo doy hecho, pues poco va a poder decirme ahí, Jeroen, le puede gustar más, le puede gustar menos. Pero si yo, cuando ya he preparado, por ejemplo, para un curso online, Le mando y le digo, mira, estos son los puntos del índice que me gustaría tratar. Y dentro de cada punto del índice, este es más o menos el contenido con sus objetivos. Eso es un 30% del trabajo. Se lo paso y ahí Jeroen sí que puede aplicar su parte estratégica y decirme, oye, Quique, yo cambiaría esto por esto. Sustituiría aquí. Aquí vamos creo que muy bien porque la gente está interesada justo en este aspecto. Y entonces aportan un gran valor añadido. Y luego lo que hago es trabajar con esa parte que Jeroen me ha proporcionado, sigo con el proyecto hasta que lo lleve a un 90%. Y al 90% es cuando ya están los guiones, cuando ya están los elementos que vamos a utilizar de visuales, de audición, de canciones. Y entonces se lo paso al 90% y me puede decir, oye, pues mira, sí, quizá que si cambiamos esta palabra por esta otra podría funcionar. De esta manera estás consiguiendo que la gente de verdad te aporte valor en tu perfección y te va a ayudar a que vayas más hacia la excelencia que al perfeccionismo. De hecho, lo va a frenar. ¿Por qué? Porque utilizar esta técnica del 30-90 frena el perfeccionismo social impuesto en el lugar de trabajo. Y al mismo tiempo consigue otro beneficio y es que hace que los demás sean más conscientes de cómo van tus proyectos y por tanto van a ser menos propensos a mandarte más tareas, a pasarte más marrones porque saben dónde estás y qué estás haciendo.

    Jeroen: Sí, sí. Después otro tema sería tener la capacidad de aceptar este feedback. ¡Ay, amigo! Por eso decía… Esto ya sería un tema para otro podcast.

    Quique: Por eso lo decía Jeroen justo al principio de este punto que hay que ser valientes porque es esa actitud de ser valientes y estar predispuestos.

    6 | Interrumpir el ciclo de rumiación

    Jeroen: Sí, sí, porque a veces pensamos lo que pensamos, ¿no? Y esto tiene que ver con lo siguiente punto, que trata de interrumpir este ciclo de rumiación de estos pensamientos negativos que se van generando cuando estás viendo que las cosas no salen como tú quieres salir. Primer paso es tomar conciencia de cuándo estás rumiando y qué es lo que lo ha desencadenado hasta que tú puedas ver tus patronos y encontrar formas de contrarrestarlos. Por lo tanto, toma conciencia, apúntalo directamente ahí. ¿Ahora estaba pensando esto? ¿En qué momento? Porque nuestros pensamientos negativos no siempre están basados en la realidad y por tanto no deberías fiarte de tu primera reacción cuando estás rumiando. La mayoría de las veces influye negativamente en tu lectura de la situación y por tanto Para salir de este ciclo de rumiación hay que buscar distracciones, hay que buscar fuentes externas que te saquen de allí. Y una manera de hacerlo es pensar en positivo. Mira el otro lado de las cosas. Recuérdate de tus éxitos. Porque a veces has probado cosas nuevas y esto te ayuda a no evitar las tareas que no puedes hacer a la perfección. Porque dices, mire, ya lo he hecho, ya sé cómo voy haciendo. Por lo tanto, hay este otro lado de la medalla que podemos llamar para dejar rumiar. Y después podemos entrenarnos también en ver las cosas positivas. Simplemente ponerte en situaciones donde Hay un alto riesgo de fracaso y esto da mucho miedo, pero así te entrenas para darte cuenta que las cosas no siempre salen tan malo.

    Quique: Justo el otro día estaba trabajando con una persona que tenía un miedo atroz a las presentaciones, a las comunicaciones, a tener que hablar en público. Entonces hicimos una técnica que fue muy sencilla. Y esta semana pasada justo me escribía y me hacía muchísima ilusión porque me decía, Quique, he estado en un café de los de la empresa que hacen con el CEO y he levantado la mano para preguntar. Y claro, de repente, 200 personas mirándome. Dice, pero me he atrevido a hacerlo. Y me he dado cuenta que justo todo lo contrario a lo que pensaba es lo que ha sucedido. Me he sentido bien Dice, la pregunta ha sido fenomenalmente recibida. Dice, y no era una gran pregunta, ¿no? Pero fíjate, simplemente ya ese gesto de muchas veces decir, venga, vamos a ver qué puede pasar mal y nos damos cuenta que no. Por eso es importante ponernos en esas situaciones donde haya, oye, un alto riesgo de fracaso.

    7 | Las listas de tareas te recuerdan tus progresos

    Así que hemos interrumpido la reunión. Hay más cosas. Hay una de esas cosas que será la séptima de nuestro microhábito, que es que las listas de tareas te van a recordar tus progresos. Personas como yo tendemos a retocar nuestro trabajo sin cesar. Y para contrarrestarlo, lo que ayuda mucho es crear una lista de comprobación para cada tarea, con una lista de control que nos ayuda a recordar lo que has hecho. Eso consigue que no tengamos que esforzarnos sin parar, sino que vamos en un proceso con objetivos realizables, medibles, y somos conscientes de todo lo que hemos conseguido. Las personas que muchas veces no tenemos esta lista de control o no hacemos una retrospectiva, como indicabas tú, Jeroen, al final del día, cuando termina nuestra jornada y de repente bajamos rápidamente la tapa del ordenador, salimos corriendo de la oficina, cogemos el atasco, lo primero que vamos en la cabeza rumiando es… Mirad todo lo que me ha quedado sin hacer. Esto lo podía haber hecho mejor. Easy, easy. Sin embargo, si tienes una capacidad de, con tu lista de tareas, o hacer una retrospectiva al final del día, Dices, oye, ¿qué he hecho en ocho horas? Y en ocho horas siempre hay algo positivo que has podido hacer. Y entonces ya le vas dando a tu foco, a tu cerebro, un foco en lo positivo que nos ayuda a recordar los progresos en lugar de todo lo que queda pendiente y que parece que mañana y mañana y mañana se va a suceder una y otra vez inevitablemente ese mismo pensamiento cada vez que salgamos de la oficina.

    8 | Haz una revisión semanal

    Jeroen: Así que contrástalo con la realidad. Yo creo que estamos muy metidos en el día a día y a veces nos cuesta reflexionar sobre este tipo de temas y por tanto vale la pena reservar un tiempo, por ejemplo cada semana, para hacer una pequeña revisión de tu perfeccionismo y mirar cómo es progresando. Simplemente dedícate este tiempo para para volver atrás en tu memoria y pensar, hey, ¿cuáles son las cosas que he estado haciendo que evitaba por miedo al fracaso? ¿O cuáles son estas situaciones que he tenido esta semana en que he intentado hacer algo perfecto y no merecía la pena? Y también recuerda todos los momentos en que lo hiciste bien, a pesar de estar tan inseguro. Si recuerdas estos momentos, puedes aprender de dónde el perfeccionismo ha tenido un impacto positivo, te ha motivado, te ha impulsado a hacer algo, y dónde ha sido más que nada una barrera. Simplemente resérvete 10 minutitos cada semana para pensar en qué momentos de la semana he estado… He perdido tiempo al perfeccionismo o en qué momentos he estado parado, paralizado incluso, por miedo al fracaso y mirar cómo solucionarlo.

    9 | Mantén presente la Ley de Rendimientos decrecientes

    Quique: Y nos acercamos al final, nos quedan dos puntos. El noveno es que mantengas presente, como hablábamos al principio junto con la ley de Parkinson, la ley de rendimientos decrecientes. ¿En algún momento es bueno tener presente que todos los cambios que hacemos a un proyecto no lo mejoran? sino que sencillamente lo hacen diferente e incluso a veces peor. Es decir, echarle una horita más a ese informe, dedicarle dos horas más de estudio al examen de mañana en lugar de irme a dormir, meter a una quinta persona para que repirse la presentación, ya no nos va a dar un punto extra. Y ahí es donde aparece la ley de rendimientos decrecientes. Esta ley fue formulada por el napolitano Antonio Serra en el siglo XVI para la economía. Y como tantos aspectos de esta rama del conocimiento, lo podemos extender a otros aspectos de nuestra vida. Piensa, por ejemplo, imagínate, yo quiero aumentar la plantilla porque tengo un proyecto para un cliente en el que le tenemos que entregar una presentación para un presupuesto. Oye, ¿puedo meter a dos personas? ¿O puedo meter a 100 personas? a que tenemos claro que dos personas podrían ayudar y 100 personas metidas a preparar una presentación para un cliente, eso ya es aberrante. Ahí tienes un ejemplo máximo de lo que sería la Ley de Rendimientos Decrecientes. Es importante que tú reconozcas ese punto de inflexión, el punto en el cual nuestra continua necesidad de revisar lo que ya hicimos llega a una ley de rendimientos decrecientes. Es decir, ya no aporta, ya resta. Ya si le sigo echando más horas a este libro, las estoy dejando de echar a otras cosas y, además, el libro cada vez ya va peor, porque ya no es un libro, es un mamotreto que nadie va a querer leer jamás. Y esta, tengo que decirlo, Jeroen, es una de las habilidades más complejas de aprender Y al mismo tiempo, una de las más necesarias, saber dónde ya llegamos a un punto que es el último, donde lo suficientemente bueno es mejor que perfecto.

    10 | «Suficientemente bueno» siempre es mejor que «Perfecto»

    Jeroen: ¿Verdad, Jeroen? Efectivamente, porque perfecto y productivo no es lo mismo. Obviamente buscamos la excelencia, pero el perfeccionismo es contrapoderante. Y es verdad que en la sociedad valoramos cada vez más la perfección, pero esto no significa que estás haciendo mejor las cosas. Como ya hemos visto en todo el episodio, el perfeccionismo a veces es contraproductivo. Y cuando bajas este listón, te ayuda a comenzar y reduzcas el riesgo de algo tremendo. Incluso serás capaz de terminarlo. Tú has dicho suficientemente bueno siempre es mejor perfecto. Podemos hacerlo suficientemente bueno y terminado siempre es mejor que perfecto y todavía pendiente de hacer. Y, por tanto, Quique, a partir de ahora, ¿qué vas a pensar? ¿En perfecto o en suficientemente bueno?

    Resumen

    Quique: En suficientemente bueno, Jeroen, porque ese va a ser el camino que nos lleva hacia la excelencia. Así que esperamos que estos 10 hábitos te hayan sido de utilidad. Hemos estado viendo, a modo de resumen del capítulo de hoy, que tenemos una búsqueda constante entre la excelencia y el perfeccionismo. Y es una paradoja, porque cuanto más perfeccionistas intentamos ser, peor nos sentimos. ¿Y por qué? Porque lo que hacemos es incrementar nuestros estándares. Es una pescadilla que se muerde la cola. Como yo me elevo el estándar de lo que quiero conseguir, es más fácil que fracase porque es inalcanzable ese objetivo, empiezo a sentir mal, ¿qué hago para la próxima vez? Todavía subir más ese nivel. De tal manera que hemos visto que ese perfeccionismo, al final, sus causas las encontramos o en los entornos de trabajo competitivos, o en nuestro propio ego, con nuestro orgullo, nuestra personalidad, o por esa sensación de miedo al fracaso. Y ese perfeccionismo se puede orientar hacia uno mismo, cuando somos críticos con nosotros, hacia los demás, cuando somos críticos hacia los demás, o hacia esa parte socialmente prescrita, es decir, cuando estamos viendo qué es lo que esperan los demás de nosotros o lo que nosotros esperamos hacia los demás. Con todo ello, hemos visto 10 micro hábitos que te pueden ayudar desde hoy a pasar de ser perfeccionista a buscar la excelencia. El primero, piensa como un deportista de élite. Pregúntate cómo ves el fracaso y utilízalo como listón que te ayude a mejorar. Segundo, Utiliza la técnica de Wabi Sabi, la belleza de la imperfección, siéntete cómodo con la incomodidad de las cosas que no van a ser perfectas, porque la vida en sí, ya hemos visto, que no es perfecta. Tercero, pon límites a tu ley, perdón, a tu esfuerzo con la ley de Parkinson. Lo que tienes que buscar es dedicarle menos tiempo para ver qué es lo que has conseguido y ese tiempo que te sobra, invertirlo en otra tarea, en otro proyecto, en otra persona. Cuarto, siempre elévate y mantén una visión global de cómo va la vida, no solo de ese pequeño problema que si pones el foco ahí y haces microzoom, solo vas a ver ese problema. Quinto, recuerda pedir las opiniones nunca al 100% cuando algo ya está terminado, sino más bien cuando vayas al 30% para que te den sugerencias e ideas a nivel estratégico y al 90% para pulir los últimos detalles. Sexto, el ciclo de ruminación Interrúmpelo, amplía tu zona de confort sabiendo que muchas veces es mejor ponernos en una situación de fracaso para ver que lo que hay ahí fuera no es ni tan malo. Séptimo, mantén una lista de tareas que te recuerden cómo vas progresando, lo que has conseguido y es lo primero que te tienes que enfocar cuando termines tu día. Octavo, vamos a elevar la lista de tareas a una revisión semanal que te ayude a ver esa perspectiva global de tus progresos personales y profesionales. Noveno, utiliza la ley de rendimientos decrecientes. Es decir, hay un momento en el cual, por mucho más inversión que hagas, por mucho más horas que le eches, más personas que metas, ya eso no va a mejorar. Sé consciente de dónde se encuentra el punto óptimo y, a partir de ahí, punto, porque ya las cosas están, como decía Jeroen, suficientemente bien y terminadas. Así que con esto, Jeroen, solo nos queda compartir el plan de acción.

    Tu plan de acción

    Jeroen: Sí, porque a veces en el coaching también he tenido clientes o personas que me piden, vale, pues necesito un poco de información sobre cómo organizarme. Y les doy la información, y tienes algo más de información y más información. Yo creo que para llevar este tema sobre perfeccionismo, ahora con este episodio ya tienes toda la información que necesitas. Y entonces ahora es hora de llevarlo a la acción. Tenemos que hacer algo con esto, porque si no, has perdido básicamente una hora. Puedes buscar perfeccionismo en escuchar podcasts, pero al final, si un podcast no sirve para cambiar algo en tu vida, pues estás cayendo en la trampa del perfeccionismo también. Y por tanto, tenemos preparados unos ojos de trabajo con pasos muy concretos para aplicar el contenido de este episodio a tu propia vida. Simplemente siguiendo los pasos te dicen qué necesitas de material, para qué sirve, etc. Muy fácil. Y si tú quieres tener este documento, pues, tendrás que apuntarte a QuintoCírculo, porque aquí tendrán este documento. Y además del superguión que incluye este plan de acciones, los miembros de QuintoCírculo también tienen acceso a nuestra comunidad en WhatsApp, reciben cada mes un episodio especial con una reseña sobre un libro de efectividad, Podéis participar en KENSO Lab, donde vamos experimentando, aplicando pequeños cambios en nuestra vida y así mejorar nuestra productividad. Tendréis descuentos en los servicios de KENSO, podéis participar en concursos para ganar libros y aplicaciones y recibirás nuestra eterna gratitud por ayudarnos a mejorar. Entonces, si quieres también unirte a este excelente club, Y hoy, especial, un saludo para María que se ha unido recientemente. Muchísimas gracias, María.

    ¡Nos escuchamos muy pronto!

    Quique: Pues Jeroen, yo me voy contentísimo con todo lo que he aprendido en este episodio.

    Outro: Muchas gracias por escuchar el podcast de KENSO. Si te ha gustado, te agradeceríamos que te suscribas al podcast, lo compartas en tus redes sociales o dejes tu reseña de 5 estrellas para ayudarnos a llegar a más oyentes. Y si quieres conocer más sobre KENSO y cómo podemos acompañarte a ti, tu equipo o tu organización en el camino hacia la efectividad personal, puedes visitar nuestra web, KENSO.es. Te esperamos la semana que viene en el próximo episodio del Podcast de KENSO, donde Quique y Jeroen buscarán más pistas sobre cómo vivir la efectividad para ser más feliz. Y hasta entonces, ahora es un buen momento para poner en práctica un nuevo hábito KENSO:

    Quique: El objetivo no es la perfección, sino el progreso y la mejora constante.

 

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Jeroen Sangers

Anfitrión del Canasto. Mentor artesano especializado en la Efectividad 2.0 para personas y equipos de trabajo.

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